Esta semana hemos conocido datos de la economía española sobre ventas de las grandes empresas, producción industrial y afiliación a la Seguridad Social (del mes de septiembre) y de concursos de acreedores (del tercer trimestre). Como era de esperar, las ventas de las grandes empresas han sufrido en septiembre un duro varapalo provocado por la crisis económica y por el efecto compensación del adelanto de compras de los meses de julio y agosto para no pagar la subida del IVA (que se realizó en septiembre). Así, las ventas nacionales, corregidas del efecto calendario y deflactadas, registraron una caída del 11,6% interanual, la mayor caída en 15 meses. Un comportamiento coherente con el derrumbe de un 10% (también deflactado y corregido de efectos de calendario) de las ventas minoristas en septiembre conocido la semana pasada.
Índice de Producción Industrial
La industria sufrió también un intenso deterioro en septiembre. El Índice de Producción Industrial cayó un 7% en tasa interanual (corregida de efecto calendario): la caída más intensa en cinco meses. El deterioro más importante se produjo en los bienes de equipo y de consumo duradero (donde más se ha notado la subida del IVA). No nos puede sorprender, por tanto, que el número de procedimientos concursales del tercer trimestre, aunque modere su ritmo de deterioro, siga aumentando. En los últimos 12 meses los deudores concursados ascienden a 7.995, un 16,5% más que en el año 2011. El lado positivo de esta estadística es que el número de empresas concursadas en el tercer trimestre (1.466) se redujo un 27,6% con respecto al segundo trimestre. Por sectores económicos, el 31% de las empresas que entraron en concurso de acreedores eran constructoras (edificación y promoción inmobiliaria), el 18% pertenecían a la industria y a la energía, 18,2% al comercio y el restante 32,8% a otros sectores.
La destrucción de empleo seguirá
Esta mala situación de la economía y especialmente de las empresas explica también los malos datos de afiliación a la Seguridad Social en el mes de octubre publicados el lunes por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Por quinto año consecutivo, en el mes de octubre se destruye empleo. Se perdieron 73.000 afiliados de manera que la cifra total de afiliados se sitúa en 16,737 millones, la más baja desde 2004 y 2,756 millones menos que los que había en julio de 2007 cuando la afiliación alcanzó su máximo histórico (19,493 millones). Para este mes de noviembre y para diciembre se debe esperar un nuevo empeoramiento en el comportamiento del mercado de trabajo. Ciertamente, los dos últimos meses del año no son buenos para el empleo, pero a este efecto estacional hay que unir el deterioro del gasto en consumo, derivado de la subida del IVA, la escasez de crédito, la eliminación de la paga de Navidad a los empleados públicos, la reducción de la masa salarial en el sector privado y las malas perspectivas para la inversión productiva, como consecuencia del empeoramiento de las expectativas empresariales. De ahí que la Comisión Europea haya previsto un crecimiento en 2013 para España del -1,5% (muy por debajo, por cierto, del -0,5% utilizado por el gobierno en los Presupuestos Generales del Estado).
Impulso de las exportaciones
Ante esta situación de deterioro de la demanda interna hay que seguir apostando por una salida de la crisis a través del aumento de las exportaciones. En este sentido, los datos publicados hace una semana por el Banco de España son bastante buenos. En los ocho primeros meses del año, con respecto al mismo periodo en 2011, las exportaciones de bienes aumentaron un 3,6% y las de los servicios no turísticos un 10,5%. Esto refleja el enorme esfuerzo de ventas de las empresas españolas en el exterior ante la fuerte debilidad de la demanda interna. Por su parte, las importaciones retrocedieron un 1%. Esta disminución de las importaciones ha continuado en septiembre y octubre por la subida del IVA ya que las importaciones pagan el IVA. En cambio la subida del IVA no está afectando a las exportaciones, ya que las exportaciones no pagan el IVA de España sino el del país de destino. En este sentido, España está siguiendo un proceso lento pero firme de devaluación interna que nos permite aumentar las exportaciones y reducir las importaciones. Así, según el Índice de Tendencia de Competitividad (ITC) que publicó el Ministerio de Economía esta semana, en el tercer trimestre se produjo una mejora del ITC del 1,8% frente a la OCDE.
La devaluación interna debe seguir por lo que las empresas tienen que seguir reduciendo sus costes, también los laborales. Es cierto que la contención de los salarios en un contexto de destrucción de empleo disminuye, a corto plazo, la demanda de consumo y puede generar costes de confrontación social. Pero si esta contención de los salarios aumenta la competitividad y, por tanto, las exportaciones, al final vendrá la recuperación la inversión y el empleo. Y cuando esto ocurra la estrategia de los sindicatos ha de consistir en maximizar el incremento del empleo evitando los aumentos en los costes laborales unitarios, es decir, que los salarios suban por encima de los incrementos de la productividad.
Conclusión
En resumen, el adelanto de compras de los hogares y de las empresas ante la subida del IVA ha hecho estragos en la actividad económica del mes de septiembre. Mientras tanto, la economía española sigue ajustando sus desequilibrios. En este sentido conviene resaltar que el desequilibrio exterior ya ha desaparecido. En julio y agosto ha habido superávit en la balanza de pagos.
El diagnóstico es que la economía española sufre un adelgazamiento de la demanda interna: se reducen el consumo, la inversión y el gasto público. Una prueba de la escasez de la demanda es que de la capacidad productiva instalada durante el tercer trimestre solo se utilizó en un 71,6%, la cifra más baja desde el primer trimestre de 2010. Pero llegarán mejores tiempos si somos capaces de revitalizar el aparato productivo mejorando la competitividad: nos permitiría exportar más y mejores bienes y servicios. Al final producir para exportar exigirá antes o después aumentar la inversión y el empleo. Y este incremento de la ocupación tirará a su vez del consumo. Este es el proceso habitual que ha seguido la economía española en las fases de recuperación. Es un camino largo y no exento de dificultades internas (como la convocatoria de huelga general la semana que viene) y externas (según la Comisión Europea nuestro principal cliente, la zona euro, permanecerá casi estancada a lo largo de 2013). Pero ya hemos empezado a recorrerlo.
Fuente: Rafael Pampillón. “La devaluación interna”. Expansión. 10 de septiembre de 2012. página 46.
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