WP_Post Object ( [ID] => 16843 [post_author] => 115 [post_date] => 2012-10-30 20:29:55 [post_date_gmt] => 2012-10-30 19:29:55 [post_content] => La expresión de “Cisne Negro” tiene que ver con la probabilidad casi cero de que se produzca un suceso. La definición de “Black Hat Scenario” se refiere al peor de los escenarios posibles. Antiguamente en el Reino Unido, el que el juez llevara un sombrero negro sobre la cabeza a la hora de emitir la sentencia significaba la pena de muerte para el acusado. En estos días de desasosiego e incertidumbre quizás merezca la pena realizar enfoques en el que aparezcan las amenazas que penden sobre la economía mundial pero también las fortalezas a la hora de plantear las perspectivas económicas para 2013 y saber qué sombrero traerá el juez. Empecemos por las amenazas y sus posibles implicaciones. En nuestra opinión podemos considerar tres acontecimientos distintos aunque poco probables (“cisnes negros”): la desintegración del euro, la crisis económica en China y la estanflación. Por lo que se respecta a la desintegración del euro, es sabido que durante los últimos meses se ha comentado mucho sobre la posibilidad de una división del euro en dos zonas una donde estarían Alemania, Holanda, Austria y Finlandia y otra encabezada por Francia, Italia y España. También se contempla la probabilidad de una desintegración del euro, tanto total (y recuperación de las monedas nacionales de los 17 países miembros) como parcial (la exclusión de uno o varios países). Estos escenarios intentan explicar que las economías periféricas, con una moneda débil, recuperarían competitividad y saldrían de la crisis exportando más e importando menos. Sin embargo, las consecuencias de esta desintegración no son desdeñables. El impacto económico de la ruptura sería mucho mayor que, por ejemplo, el coste del plan de rescate de los países con problemas. Por poner un ejemplo cuantitativo, el importe de los bonos periféricos (Grecia, Portugal, Irlanda y España) en los balances de entidades financieras alemanas representa el 50% de los recursos propios de dichas entidades. Y si añadimos a Italia, que cuenta con el mayor mercado de bonos de la eurozona, la cifra alcanza hasta el 90%. Por tanto, una quiebra o parálisis del sistema financiero europeo no estaría descartada y los daños económicos serían incuantificables. El segundo “cisne negro” es una posible crisis económica en China. Como es sabido China es la locomotora del mundo y su crecimiento económico lleva varios trimestres cayendo. Es la segunda economía del mundo después de EEUU. Además, se ha convertido en el mayor comprador mundial de bonos americanos y de materias primas. No obstante, la calidad y la transparencia en cuanto a la información económica siempre han generado dudas entre los analistas, por lo que su tasa de crecimiento, inflación o la calidad de la cartera crediticia de su sistema bancario puede ser mucho mayor (o menor) de lo anunciado. Lo cierto es que si China “estornuda” el resto del mundo padecería una “gripe” considerable, dadas las fuertes implicaciones comerciales y financieras en una economía tan globalizada. Sin embargo las autoridades chinas están aplicando políticas monetarias, fiscales y estructurales para evitar que el segundo motor de la economía mundial se “gripe”. ¿Puede sobrevenir una estanflación? El término estanflación es una mezcla de “estancamiento” o recesión económica e inflación por otra parte. Así, lo definió el antiguo ministro de finanzas británico, Iain Maclaod: “es lo peor de los dos mundos”; pues si se intenta potenciar el crecimiento económico para reducir el desempleo se dispara aún más la inflación y, por el contrario, si se intenta reducir la inflación se reduce el crecimiento y aumenta el paro. Si bien la famosa “curva de Phillips” relacionaba inversamente inflación y desempleo, lo novedoso de la estanflación es que pueden darse los dos fenómenos a la vez. La estanflación tuvo un especial apogeo tras la crisis del petróleo en los años 1973 y 1979 y fue el origen de las elevadas deudas públicas de muchos países occidentales, al intentar minimizar sus efectos elevando el gasto financiado con deuda pública. No parece que por ahora se generalice una inflación con estancamiento a nivel mundial. Los gobiernos saben que la solución a este problema es aplicar políticas de oferta agregada: reformas del mercado de trabajo, apuesta por la Tercera Revolución Industrial, liberalización de los mercados, mayor apertura al comercio internacional, etc. Estas tres amenazas son, a nuestro juicio, el peor escenario. Afortunadamente son poco probables. Pero sin olvidar que el enfriamiento de China, una ruptura de euro y la timidez en las reformas por el lado de la oferta pueden llevar a la economía mundial a un largo periodo de estancamiento con inflación, con la consiguiente pérdida de empleo y riqueza. Pero el panorama de la economía mundial para 2013 tiene también sus fortalezas. Primero, los mercados mundiales se están moviendo positivamente ante los nuevos estímulos de los Bancos Centrales, de ahí que el Fondo Monetario Internacional espera que la economía mundial crezca más en 2013 que en 2012. Segundo, los problemas de los países periféricos de la Eurozona se van resolviendo. La promesa del BCE de comprar bonos en el mercado secundario está favoreciendo la financiación de los déficits de España e Italia. Una medida más para que el proyecto del euro siga adelante. Sin embargo, no se pueden descartar nuevos episodios de inestabilidad en los países periféricos de la zona Euro. Pero aunque los vaya a ver se solucionarán. En conclusión, parece probable que en 2013 el juez no llegue con sombrero negro anunciando graves problemas para la economía mundial. Es más, los mercados están descontando que por ahora el Euro no se rompe, aunque continúen apareciendo los episodios de incertidumbre. También parece muy aceptado que el crecimiento de la economía mundial, en 2013, será suficiente como para reducir la tasa de desempleo que hoy se encuentran en niveles muy altos. Mientras tanto los países emergentes crecerán en 2013 lo suficiente como para que, cómo cada año, 80 millones de personas salgan de la pobreza. Fuente: Rafael Pampillón y José Luis Jiménez. “Los cisnes negros de 2013”. El Mundo. Suplemento Mercados. 28 de octubre de 2012. Página 6. [post_title] => Los cisnes negros de 2013 [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => los-cisnes-negros-de-2013 [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2012-10-31 13:16:53 [post_modified_gmt] => 2012-10-31 12:16:53 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=16843 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 3 [filter] => raw )
La expresión de “Cisne Negro” tiene que ver con la probabilidad casi cero de que se produzca un suceso. La definición de “Black Hat Scenario” se refiere al peor de los escenarios posibles. Antiguamente en el Reino Unido, el que el juez llevara un sombrero negro sobre la cabeza a la hora de emitir la sentencia significaba la pena de muerte para el acusado. En estos días de desasosiego e incertidumbre quizás merezca la pena realizar enfoques en el que aparezcan las amenazas que penden sobre la economía mundial pero también las fortalezas a la hora de plantear las perspectivas económicas para 2013 y saber qué sombrero traerá el juez.
Empecemos por las amenazas y sus posibles implicaciones. En nuestra opinión podemos considerar tres acontecimientos distintos aunque poco probables (“cisnes negros”): la desintegración del euro, la crisis económica en China y la estanflación.
Por lo que se respecta a la desintegración del euro, es sabido que durante los últimos meses se ha comentado mucho sobre la posibilidad de una división del euro en dos zonas una donde estarían Alemania, Holanda, Austria y Finlandia y otra encabezada por Francia, Italia y España. También se contempla la probabilidad de una desintegración del euro, tanto total (y recuperación de las monedas nacionales de los 17 países miembros) como parcial (la exclusión de uno o varios países). Estos escenarios intentan explicar que las economías periféricas, con una moneda débil, recuperarían competitividad y saldrían de la crisis exportando más e importando menos. Sin embargo, las consecuencias de esta desintegración no son desdeñables. El impacto económico de la ruptura sería mucho mayor que, por ejemplo, el coste del plan de rescate de los países con problemas. Por poner un ejemplo cuantitativo, el importe de los bonos periféricos (Grecia, Portugal, Irlanda y España) en los balances de entidades financieras alemanas representa el 50% de los recursos propios de dichas entidades. Y si añadimos a Italia, que cuenta con el mayor mercado de bonos de la eurozona, la cifra alcanza hasta el 90%. Por tanto, una quiebra o parálisis del sistema financiero europeo no estaría descartada y los daños económicos serían incuantificables.
El segundo “cisne negro” es una posible crisis económica en China. Como es sabido China es la locomotora del mundo y su crecimiento económico lleva varios trimestres cayendo. Es la segunda economía del mundo después de EEUU. Además, se ha convertido en el mayor comprador mundial de bonos americanos y de materias primas. No obstante, la calidad y la transparencia en cuanto a la información económica siempre han generado dudas entre los analistas, por lo que su tasa de crecimiento, inflación o la calidad de la cartera crediticia de su sistema bancario puede ser mucho mayor (o menor) de lo anunciado. Lo cierto es que si China “estornuda” el resto del mundo padecería una “gripe” considerable, dadas las fuertes implicaciones comerciales y financieras en una economía tan globalizada. Sin embargo las autoridades chinas están aplicando políticas monetarias, fiscales y estructurales para evitar que el segundo motor de la economía mundial se “gripe”.
¿Puede sobrevenir una estanflación? El término estanflación es una mezcla de “estancamiento” o recesión económica e inflación por otra parte. Así, lo definió el antiguo ministro de finanzas británico, Iain Maclaod: “es lo peor de los dos mundos”; pues si se intenta potenciar el crecimiento económico para reducir el desempleo se dispara aún más la inflación y, por el contrario, si se intenta reducir la inflación se reduce el crecimiento y aumenta el paro. Si bien la famosa “curva de Phillips” relacionaba inversamente inflación y desempleo, lo novedoso de la estanflación es que pueden darse los dos fenómenos a la vez. La estanflación tuvo un especial apogeo tras la crisis del petróleo en los años 1973 y 1979 y fue el origen de las elevadas deudas públicas de muchos países occidentales, al intentar minimizar sus efectos elevando el gasto financiado con deuda pública. No parece que por ahora se generalice una inflación con estancamiento a nivel mundial. Los gobiernos saben que la solución a este problema es aplicar políticas de oferta agregada: reformas del mercado de trabajo, apuesta por la Tercera Revolución Industrial, liberalización de los mercados, mayor apertura al comercio internacional, etc.
Estas tres amenazas son, a nuestro juicio, el peor escenario. Afortunadamente son poco probables. Pero sin olvidar que el enfriamiento de China, una ruptura de euro y la timidez en las reformas por el lado de la oferta pueden llevar a la economía mundial a un largo periodo de estancamiento con inflación, con la consiguiente pérdida de empleo y riqueza.
Pero el panorama de la economía mundial para 2013 tiene también sus fortalezas. Primero, los mercados mundiales se están moviendo positivamente ante los nuevos estímulos de los Bancos Centrales, de ahí que el Fondo Monetario Internacional espera que la economía mundial crezca más en 2013 que en 2012. Segundo, los problemas de los países periféricos de la Eurozona se van resolviendo. La promesa del BCE de comprar bonos en el mercado secundario está favoreciendo la financiación de los déficits de España e Italia. Una medida más para que el proyecto del euro siga adelante. Sin embargo, no se pueden descartar nuevos episodios de inestabilidad en los países periféricos de la zona Euro. Pero aunque los vaya a ver se solucionarán.
En conclusión, parece probable que en 2013 el juez no llegue con sombrero negro anunciando graves problemas para la economía mundial. Es más, los mercados están descontando que por ahora el Euro no se rompe, aunque continúen apareciendo los episodios de incertidumbre. También parece muy aceptado que el crecimiento de la economía mundial, en 2013, será suficiente como para reducir la tasa de desempleo que hoy se encuentran en niveles muy altos. Mientras tanto los países emergentes crecerán en 2013 lo suficiente como para que, cómo cada año, 80 millones de personas salgan de la pobreza.
Fuente: Rafael Pampillón y José Luis Jiménez. “Los cisnes negros de 2013”. El Mundo. Suplemento Mercados. 28 de octubre de 2012. Página 6.
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