En un artículo publicado hoy (Rafael Pampillón. “El necesario ajuste del gasto público“. Expansión 14 de julio de 2012, página 11) se detallan las consecuencias económicas de las medidas aprobadas ayer por el Gobierno español. Un importante paquete de medidas que consiste en reformas estructurales, reducciones del gasto público e incremento de los impuestos. Se trata, como se narra en el artículo, de disminuir el déficit de las Administraciones Públicas, que es lo que quieren los contribuyentes alemanes y los mercados (que son los que nos prestan el dinero) y salir así de la recesión.
El necesario ajuste del gasto público
Si España quiere que la sigan financiando desde el exterior necesita que sus autoridades sigan empeñadas en reducir las necesidades de fondos del sector público sobre todo a través de una contracción del gasto público. La reducción del gasto es mejor aceptada por los ciudadanos que el aumento de impuestos. Bienvenida sea la reducción de la prestación por desempleo, del gasto en los ministerios y del 30% de los concejales. Pero todavía hay grasa que eliminar en los entes territoriales: organismos autónomos, agencias, fundaciones, empresas y televisiones públicas de municipios y autonomías que emplean una importante cantidad de mano de obra. ¿Hay algo peor que un parado? Sí, un empleado público que no contribuye al crecimiento de la economía. Es grasa que consume recursos de los contribuyentes.
Pero sin olvidar que el desequilibrio presupuestario se debe principalmente al gasto público corriente (sanidad, desempleo, pensiones y educación). Un gasto que se ha disparado en los últimos años y que las Administraciones Públicas no tienen dinero para pagar y que hay que reducirlo.
Esta necesaria disminución del gasto público, junto con la caída en el consumo (por la subida del IVA, la reducción de los salarios y el aumento del paro) y la inversión, obliga a la economía española a salir de la crisis a través del aumento de las exportaciones de bienes y servicios. La elevada capacidad de penetración y diversificación geográfica de las exportaciones españolas es crucial para volver al camino del crecimiento.
Crecimiento de las exportaciones
Precisamente ayer el Instituto Nacional de Estadística publicó la evolución del Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) en el mes de junio. La inflación descendió una décima hasta situarse en el 1,8% (en tasa interanual). La eurozona, en cambio, soporta una inflación mayor: 2,4%. Llevamos ocho meses en que nuestros precios crecen a ritmos menores que la media de los países con los que competimos. Una buena noticia ya que supone una ganancia de poder adquisitivo para los consumidores, a la vez que un aumento de competitividad para nuestras exportaciones. Lo que supone una mejora de la balanza comercial.
También la subida del IVA va a tener un efecto positivo sobre el saldo exterior. Efectivamente, se van a frenar las importaciones y, en cambio no afectará a las exportaciones. Ello se debe a que las importaciones pagan el IVA aquí en España y en cambio las exportaciones no pagan aquí el IVA sino en el lugar de destino.
Devaluación interna
La reducción de los costes salariales, de las cotizaciones sociales y de otros costes empresariales unido a la depreciación del euro, la caída del precio del petróleo y la subida del IVA están generando una devaluación interna que está mejorando la competitividad de España y favorece la corrección del déficit exterior iniciada en 2008.
Este tirón de la demanda externa, suele ser condición necesaria en todo ciclo de recuperación. En otras expansiones conseguíamos revitalizar esa demanda externa vía devaluaciones y ahora lo estamos consiguiendo, aunque más lentamente, a través de la devaluación interna. La reducción de la inflación así lo demuestra.
Más sector privado
Saldremos de esta crisis con un sector privado más fuerte (impulsado por las exportaciones) y con un sector público más reducido. Sólo cortando una parte del gasto público corriente se conseguirá reducir el déficit. Y si reducimos más el déficit la deuda aumentará entonces a menos velocidad y, por tanto, bajarán los tipos de interés, y nos costará menos financiarnos y al final el crédito llegará al sector privado, y nos pondremos en el camino del crecimiento económico y de la generación de empleo.
La necesaria intervención del BCE
Pero los ajustes fiscales generan recesión a corto plazo y solo son posibles si baja la prima de riesgo, es decir, si el Estado y las empresas pueden reducir también sus gastos financieros para lo cual es imprescindible que el BCE compre cuanto antes deuda pública española en el mercado secundario.
Fuente: Rafael Pampillón. “El necesario ajuste del gasto público“. Expansión 14 de julio de 2012, página 11.
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