El pasado diciembre, con motivo de la primera subasta de liquidez a tres años del BCE, destacábamos en este blog el agónico proceso de retroalimentación entre los problemas de la banca y los problemas de los Estados periféricos europeos. Tras el rescate financiero a España, Joseph Stiglitz hablaba este sábado, muy gráficamente, de voodoo economics: «The system … is the Spanish government bails out Spanish banks, and Spanish banks bail out the Spanish government … It is not going to work and it’s not working». Cuando se escriben estas líneas, la prima de riesgo española ha superado los 530 puntos y el bono español el 6,6%; definitivamente, los mercados están penalizando la impenitente prolongación de ese círculo vicioso.
Todas las alarmas están encendidas, a la espera de que Alemania por fin alcance a verlas y, como decíamos en diciembre, asuma las pérdidas, ya sea en forma de inflación (mayor implicación del BCE) o en forma de solidaridad fiscal (mayor coste de financiación también para Alemania). La patata caliente pasa, de nuevo, a las cuentas públicas españolas.
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