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Mar
El terremoto ocurrido ayer en Japón impone una reflexión sobre cómo quedará el país después de la tragedia. Es decir, muchos economistas nos planteamos cuáles van a ser los impactos económicos que esta catástrofe provocará, tanto a nivel de Japón como mundial. Pero para poder contestar esa pregunta primero tenemos que saber cuál es la situación y los problemas económicos de Japón.
Qué problemas tiene Japón?

Japón, se encuentra en un momento crítico de su historia por el terremoto y también por su situación económica y poblacional. El país necesita un cambio radical si quiere salvarse. Su economía se estancó hace 20 años y en 2010 fue sobrepasada por China. Lleva, por tanto, muchos años con problemas muy graves: 1) Una población muy avejentada, 2)  una baja tasa de natalidad, 3) disminución de la productividad y 4) problemas internos (falta de liderazgo político) y externos (no hay una definición de cuales deben ser los aliados comerciales y de defensa).

La elevada edad de la población y la baja tasa de natalidad.

Éstos dos problemas son causa de los mayores problemas del país. Japón tiene una media de edad de 50 años junto con una de las tasas de natalidad más bajas del mundo (1,4 hijos por mujer). Esta situación genera un problema en el sistema de pensiones: la cantidad de personas que se jubilan es mucho mayor que la cantidad de las personas que entran en el mercado de trabajo o que van teniendo edad para hacerlo.

Este envejecimiento poblacional ha provocado, además, que las empresas adopten posiciones cómodas y poco competitivas. Sus directivos después de dedicar toda su vida luchando por poner la empresa, el sector y el país en una posición privilegiada, quieren ahora mantenerse en el puesto con una actividad más relajada. Esto ha producido un “tapón” que impide a los jóvenes entrar en las empresas en puestos directivos, evitando que se pongan en marcha ideas frescas y nuevas, que ayuden a cambiar el adormecimiento en que se encuentra el sistema empresarial y laboral Nipón.

Baja productividad

Se aplican, además, políticas laborales rígidas y estrictas en temas salariales que se basan en la edad de los trabajadores y no en su productividad a lo que se une la dificultad para despedir personas mayores de baja productividad. Así, las empresas pierdan flexibilidad. La solución pasa por suplir ese bache generacional aumentando la productividad con leyes de inmigración flexibles, modificar las normas culturales que abran oportunidades a jóvenes con nuevas ideas y disminuir la brecha que hay entre hombres y mujeres en las empresas.

Debido al envejecimiento, el gasto público en seguridad social está disparado pudiendo llegar este año 2011 a ser el 200% del PIB y con un pronóstico poco alentador de crecimiento para los próximos años y con el riesgo de volverse insostenible. Los líderes Japoneses tienen ahí uno de los más grandes retos y deben comenzar a implantar medidas para aumentar su población activa.

Para lograr lo anterior, una de las políticas a aplicar podría ser aumentar la productividad a través de jóvenes preparados y con nuevas ideas. Pero se debe tener muy en cuenta que generaciones más jóvenes las motivaciones pueden ser diferentes. Ahora los jóvenes ya no buscan un trabajo para toda la vida, sino un sistema más justo de reconocimiento. De ahí que las empresas deben replantear su cultura y hacer ese cambio necesario para integrar estos nuevos potenciales líderes para que levanten la estancada economía japonesa.

Los retos políticos internos y externos que afronta Japón.

Japón se encuentra cercano a economías emergentes y estables como es el caso de China e India y Corea del Sur que tiene una economía estable y madura. En sus vecinos debe encontrar, a través de Tratados de Libre Comercio, los socios necesarios para el crecimiento de su economía, mientras encuentra la fórmula adecuada para mejorar el gap generacional y la falta de consumo interno que hay en el país.

Además podría generar mecanismos de libre circulación de trabajadores entre los países vecinos, logrando así dos grandes objetivos. El primero sería lograr captar  profesionales de otros países que puedan ocupar puestos que le hacen falta dentro del país. Segundo, captar ideas nuevas de los diferentes países, y de esta forma adaptar la tecnología del exterior, y de este modo abrir más mercado exterior para sus productos e industria.

Por otro lado, aunque Japón tiene instituciones solidas, los frecuentísimos cambios  de Primer Ministro, podrían generar una situación de incertidumbre y desgobierno con aversión al riesgo. Es necesario hacer las reformas políticas adecuadas que den confianza a sus habitantes.

Conclusión.

Japón debe intentar implementar políticas económicas y sociales adecuadas para aumentar la productividad y minimizar el impacto de la brecha generacional. Y debe también realizar un cambio en sus relaciones con el exterior e implementar practicas que ayuden a integrarse más en la economía global y mejorar las condiciones que como hemos visto deterioran su situación económica.

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