WP_Post Object ( [ID] => 8503 [post_author] => 115 [post_date] => 2010-12-09 18:38:58 [post_date_gmt] => 2010-12-09 17:38:58 [post_content] => El post de ayer (ver más abajo en este blog de economía) ha generado una interesante discusión entre los lectores sobre el desempleo en EEUU. Hoy vamos a dar algunos datos y a explicar que tipos de paro existen. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el desempleo en el mundo aumentó en más de 30 millones desde 2007. El desempleo tocó máximos históricos a escala internacional en 2009. Entonces eran más de 200 millones de personas, o sea, el 7% de la fuerza laboral mundial. Desde entonces el desempleo de los países emergentes ha ido reduciéndose mientras que en los países ricos (OCDE) se ha estabilizado. En las economías avanzadas el incremento del desempleo ha sido especialmente grave. Así, en los 33 países de la OCDE, actualmente el número de parados es de 45,5 millones de personas. El paro de la OCDE es del 8,5% de la población activa, un dato que encubre divergencias ya que mientras en la zona euro la tasa de paro es del 10,1%, en España es del 20%, en Alemania del 6,7%, en Holanda del 4,4% y en Estados Unidos es del 9,6%. A continuación vamos a analizar los diferentes tipos de desempleo. Se trata de un análisis pedagógico cuya única finalidad es informar al público en general y de forma sencilla a que responde el fenómeno del desempleo. Comprender porque se produce el desempleo ayuda a combatirlo. El paro cíclico No es coincidencia que estas espectaculares cifras de desempleados se produzcan en medio de la peor crisis económica desde la Gran Depresión. El desempleo está muy supeditado a la actividad económica (ver gráfico 1); de hecho, parece lógico que cuando la Demanda Agregada es vigorosa, la producción global aumenta y se necesita más gente para generar más bienes y servicios. En cambio cuando la Demanda Agregada decae, las empresas suprimen empleos y la desocupación sube. Este tipo de desempleo se denomina de varias maneras: cíclico, coyuntural, por insuficiencia de demanda agregada o keynesiano. Es un paro involuntario e imprevisible que aumenta cuando retrocede la demanda agregada, y viceversa. Pero este paro cíclico no se reduce inmediatamente que aumenta la Demanda Agregada y la producción. Lo normal es que las empresas primero intenten recuperarse de una desaceleración haciendo que el mismo grupo de empleados trabaje o produzca más, y que contraten solo a medida que la recuperación se afiance. Por tanto, es posible que el desempleo cíclico tarde en comenzar a bajar, hasta mucho después de que la economía se fortalezca. Lo contrario sucede cuando una economía empieza a enfriarse: las empresas prefieren recortar las horas de trabajo o los sueldos antes de despedir empleados. La desocupación toma ímpetu únicamente si la desaceleración se prolonga. Por ese motivo, el desempleo por insuficiencia de demanda agregada es un indicador retrasado de la actividad económica. La sensibilidad de la tasa de paro al crecimiento económico depende de varios factores, sobre todo de las condiciones del mercado de trabajo y de su regulación. Por ejemplo, la ley de Okun postula que en EEUU un aumento del PIB del 3% producirá una caída del desempleo del 1%. Aunque según estimaciones más recientes bastaría con un crecimiento del 2% para reducir la tasa de paro. Sin embargo, EEUU está creciendo al 2,5% y la tasa de paro se mantiene constante en el 9,6%. El desempleo estructural y friccional Cabe preguntarse si, en caso de que las economías se expandieran indefinidamente, el desempleo desaparecería. La respuesta es negativa incluso en la década de 2000, cuando la economía internacional prosperaba (al menos hasta la crisis de 2008–09), la desocupación mundial bajó, pero nunca hasta llegar a cero. ¿Alguna vez dejará de haber desempleo? Según la teoría económica clásica, todos los mercados —incluso el laboral— deberían alcanzar un punto de equilibrio entre la oferta y la demanda. Pero la existencia misma del desempleo parece implicar que eso no ocurre en ningún mercado laboral del mundo. ¿Sufren acaso el mercado laboral un fallo permanente? Lo que impide el equilibrio en el mercado laboral son varios factores que generan el paro estructural: 1) la falta de formación profesional que puede generar una inadecuación de la oferta de trabajo a lo que demandan las empresas, 2) las regulaciones laborales como es la legislación sobre el salario mínimo, la negociación colectiva, los subsidios de desempleo o las indemnizaciones por despido, 3) los sindicatos cuando piden aumentos de sueldos superiores a los que pueden pagar las empresas, 4) los impuestos sobre el trabajo (en España se llaman cotizaciones a la Seguridad Social) y 5) los salarios de eficiencia. Cuando esas rigideces del mercado laboral producen un exceso de oferta, se habla de desempleo estructural, y la población estructuralmente desempleada en promedio sufre períodos de desocupación más prolongados. Sin embargo, aunque haya pleno empleo siempre habrá cierto desempleo, en EEUU es un 4,5% de la fuerza laboral, aunque solo sea porque siempre habrá gente que deja un trabajo para encontrar otro o está al comienzo de su vida laboral. No están desempleados porque escasee el empleo en el mercado, sino porque encontrar un trabajo lleva tiempo. Esa desocupación de corta duración y voluntaria se denomina desempleo friccional. La tasa natural de desempleo (NAIRU) La combinación de estos dos factores desempleo friccional y desempleo estructural produce un promedio a largo plazo en torno al cual suele rondar la tasa de desocupación y que se denomina tasa natural de desempleo (TND) en España este tipo de paro ronda el 10%. El término “natural” no denota ni que sea natural ni siquiera una constante inalterable; al contrario, implica que esa tasa es un suelo que se forma por las propias características del mercado laboral. Y el mercado laboral responde a las políticas vigentes. Por ejemplo, el nivel relativamente elevado de la desocupación europea, en comparación con la estadounidense, se debe en parte a que en Europa los sindicatos son más poderosos y las regulaciones laborales, más rígidas y estrictas. Gracias a estas instituciones laborales, los trabajadores europeos tienen en teoría más poder de negociación, pero también pueden resultar demasiado costosos para los empleadores. En Estados Unidos, los sindicatos son más débiles y los mercados laborales, más flexibles; por eso la tasa de empleo de EEUU suele ser más baja que en Europa (ver gráfico 2). La tasa natural de desempleo a veces se denomina tasa de desempleo no aceleradora de los precios (NAIRU, por sus siglas en inglés), porque refleja una economía que está creciendo de acuerdo con su potencial a largo plazo, sin presiones alcistas o bajistas sobre la inflación. El problema es que si el desempleo se desvía provisionalmente de la NAIRU, la inflación se vería afectada. Tomemos el ejemplo de una recesión, cuando la actividad económica está apocada. Ante la caída de la demanda de bienes y servicios (Demanda Agregada), las empresas comienzan a despedir personal y suben menos los precios. Lo que cabría esperar entonces durante una recesión es un aumento del desempleo y una caída de la inflación. Sin embargo, esa relación entre el desempleo y la inflación —curva de Phillips— es pasajera: una vez que los precios llegan a un nuevo equilibrio en el mercado de bienes y servicios, las empresas retoman la producción a plena capacidad y el desempleo vuelve a bajar, hasta llegar a la NAIRU. Comprender qué genera desempleo y cuáles son los tipos de paro, las autoridades saben lo que pueden hacer —o no— para reducirlo. Por ejemplo, las políticas que intentan reducir el desempleo estimulando la demanda de los consumidores (y fomentando así la producción) surten efectos cuando hay un exceso de capacidad productiva ociosa. Si hay pleno empleo expandir la Demanda Agregada solo tendrá efectos pasajeros, y a expensas de hacer subir la inflación más adelante. En cambio las políticas que buscan aliviar el desempleo friccional o estructural pueden promover el empleo sin afectar necesariamente a la inflación. No obstante, la NAIRU también puede cambiar a lo largo del tiempo sin que medien políticas explícitas: los cambios estructurales, como los avances tecnológicos, la mejora en la formación o la evolución demográfica pueden tener consecuencias duraderas y positivas para las tendencias del desempleo. Por ejemplo, muchos economistas convienen en que el boom tecnológico de los años noventa incrementó la productividad de la mano de obra, realzando el “atractivo” de cada trabajador para los empleadores, y por ende redujo la NAIRU, si bien inicialmente el desempleo dio un salto porque los trabajadores que no estaban preparados para usar las nuevas tecnologías se vieron desplazados. El rápido envejecimiento de la población —que está ocurriendo en muchas economías avanzadas— es otro factor importante que reduce el número de personas en el mercado laboral y hace bajar el desempleo. La medición del desempleo No todo el que no trabaja es un desempleado. Para que las estadísticas del gobierno consideren a una persona desempleada, no solo debe estar sin trabajo, sino que también debe estar buscando empleo activamente. En casi todos los países que cuentan con un sistema estadístico organizado la desocupación se mide mediante una encuesta trimestral o mensual que se pasa en los hogares y que abarca una muestra representativa de la población. La fuerza laboral (población activa) incluye tanto a las personas con trabajo como a quienes lo están buscando. La tasa de desempleo es el porcentaje de la fuerza laboral que no tiene trabajo pero que busca activamente obtener un empleo. La relación entre la fuerza laboral y la población en edad activa se denomina tasa de actividad. La población activa no incluye a las personas de edad activa que ni están empleadas ni están buscando trabajo —por ejemplo, pensionistas, estudiantes y amas de casa—, pero tampoco a las personas que buscaron empleo durante un tiempo pero que abandonaron la búsqueda. Cayeron en el intento y son trabajadores desanimados (paro encubierto) y es una de las razones por las cuales las estadísticas pueden subestimar la verdadera demanda de empleo en una economía. Otra forma de desempleo es el llamado oculto o subempleo pero a ese tipo de paro le dedicaremos otro post. También hablaremos otro día de la política económica que se debe aplicar para reducir cada uno de los tipos de desempleo que hemos estudiado hoy. Fuente: Ceyda Oner “Back to Basics: What Constitutes Unemployment?” Finance & Development, September 2010, Vol. 47, No. 3 [post_title] => Los diferentes tipos de paro (desempleo) [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => los-diferentes-tipos-de-paro-desempleo [to_ping] => [pinged] => https://economy.blogs.ie.edu/archives/2010/12/aumenta-el-desempleo-en-eeuu-y-el-crecimiento-economico-es-bajo.php [post_modified] => 2010-12-09 18:44:49 [post_modified_gmt] => 2010-12-09 17:44:49 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=8503 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 31 [filter] => raw )
El post de ayer (ver más abajo en este blog de economía) ha generado una interesante discusión entre los lectores sobre el desempleo en EEUU. Hoy vamos a dar algunos datos y a explicar que tipos de paro existen.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el desempleo en el mundo aumentó en más de 30 millones desde 2007. El desempleo tocó máximos históricos a escala internacional en 2009. Entonces eran más de 200 millones de personas, o sea, el 7% de la fuerza laboral mundial. Desde entonces el desempleo de los países emergentes ha ido reduciéndose mientras que en los países ricos (OCDE) se ha estabilizado. En las economías avanzadas el incremento del desempleo ha sido especialmente grave. Así, en los 33 países de la OCDE, actualmente el número de parados es de 45,5 millones de personas. El paro de la OCDE es del 8,5% de la población activa, un dato que encubre divergencias ya que mientras en la zona euro la tasa de paro es del 10,1%, en España es del 20%, en Alemania del 6,7%, en Holanda del 4,4% y en Estados Unidos es del 9,6%.
A continuación vamos a analizar los diferentes tipos de desempleo. Se trata de un análisis pedagógico cuya única finalidad es informar al público en general y de forma sencilla a que responde el fenómeno del desempleo. Comprender porque se produce el desempleo ayuda a combatirlo.
El paro cíclico
No es coincidencia que estas espectaculares cifras de desempleados se produzcan en medio de la peor crisis económica desde la Gran Depresión. El desempleo está muy supeditado a la actividad económica (ver gráfico 1); de hecho, parece lógico que cuando la Demanda Agregada es vigorosa, la producción global aumenta y se necesita más gente para generar más bienes y servicios. En cambio cuando la Demanda Agregada decae, las empresas suprimen empleos y la desocupación sube. Este tipo de desempleo se denomina de varias maneras: cíclico, coyuntural, por insuficiencia de demanda agregada o keynesiano. Es un paro involuntario e imprevisible que aumenta cuando retrocede la demanda agregada, y viceversa.
Pero este paro cíclico no se reduce inmediatamente que aumenta la Demanda Agregada y la producción. Lo normal es que las empresas primero intenten recuperarse de una desaceleración haciendo que el mismo grupo de empleados trabaje o produzca más, y que contraten solo a medida que la recuperación se afiance. Por tanto, es posible que el desempleo cíclico tarde en comenzar a bajar, hasta mucho después de que la economía se fortalezca. Lo contrario sucede cuando una economía empieza a enfriarse: las empresas prefieren recortar las horas de trabajo o los sueldos antes de despedir empleados. La desocupación toma ímpetu únicamente si la desaceleración se prolonga. Por ese motivo, el desempleo por insuficiencia de demanda agregada es un indicador retrasado de la actividad económica.
La sensibilidad de la tasa de paro al crecimiento económico depende de varios factores, sobre todo de las condiciones del mercado de trabajo y de su regulación. Por ejemplo, la ley de Okun postula que en EEUU un aumento del PIB del 3% producirá una caída del desempleo del 1%. Aunque según estimaciones más recientes bastaría con un crecimiento del 2% para reducir la tasa de paro. Sin embargo, EEUU está creciendo al 2,5% y la tasa de paro se mantiene constante en el 9,6%.
El desempleo estructural y friccional
Cabe preguntarse si, en caso de que las economías se expandieran indefinidamente, el desempleo desaparecería. La respuesta es negativa incluso en la década de 2000, cuando la economía internacional prosperaba (al menos hasta la crisis de 2008–09), la desocupación mundial bajó, pero nunca hasta llegar a cero. ¿Alguna vez dejará de haber desempleo?
Según la teoría económica clásica, todos los mercados —incluso el laboral— deberían alcanzar un punto de equilibrio entre la oferta y la demanda. Pero la existencia misma del desempleo parece implicar que eso no ocurre en ningún mercado laboral del mundo. ¿Sufren acaso el mercado laboral un fallo permanente?
Lo que impide el equilibrio en el mercado laboral son varios factores que generan el paro estructural: 1) la falta de formación profesional que puede generar una inadecuación de la oferta de trabajo a lo que demandan las empresas, 2) las regulaciones laborales como es la legislación sobre el salario mínimo, la negociación colectiva, los subsidios de desempleo o las indemnizaciones por despido, 3) los sindicatos cuando piden aumentos de sueldos superiores a los que pueden pagar las empresas, 4) los impuestos sobre el trabajo (en España se llaman cotizaciones a la Seguridad Social) y 5) los salarios de eficiencia. Cuando esas rigideces del mercado laboral producen un exceso de oferta, se habla de desempleo estructural, y la población estructuralmente desempleada en promedio sufre períodos de desocupación más prolongados.
Sin embargo, aunque haya pleno empleo siempre habrá cierto desempleo, en EEUU es un 4,5% de la fuerza laboral, aunque solo sea porque siempre habrá gente que deja un trabajo para encontrar otro o está al comienzo de su vida laboral. No están desempleados porque escasee el empleo en el mercado, sino porque encontrar un trabajo lleva tiempo. Esa desocupación de corta duración y voluntaria se denomina desempleo friccional.
La tasa natural de desempleo (NAIRU)
La combinación de estos dos factores desempleo friccional y desempleo estructural produce un promedio a largo plazo en torno al cual suele rondar la tasa de desocupación y que se denomina tasa natural de desempleo (TND) en España este tipo de paro ronda el 10%. El término “natural” no denota ni que sea natural ni siquiera una constante inalterable; al contrario, implica que esa tasa es un suelo que se forma por las propias características del mercado laboral. Y el mercado laboral responde a las políticas vigentes. Por ejemplo, el nivel relativamente elevado de la desocupación europea, en comparación con la estadounidense, se debe en parte a que en Europa los sindicatos son más poderosos y las regulaciones laborales, más rígidas y estrictas. Gracias a estas instituciones laborales, los trabajadores europeos tienen en teoría más poder de negociación, pero también pueden resultar demasiado costosos para los empleadores. En Estados Unidos, los sindicatos son más débiles y los mercados laborales, más flexibles; por eso la tasa de empleo de EEUU suele ser más baja que en Europa (ver gráfico 2).
La tasa natural de desempleo a veces se denomina tasa de desempleo no aceleradora de los precios (NAIRU, por sus siglas en inglés), porque refleja una economía que está creciendo de acuerdo con su potencial a largo plazo, sin presiones alcistas o bajistas sobre la inflación. El problema es que si el desempleo se desvía provisionalmente de la NAIRU, la inflación se vería afectada. Tomemos el ejemplo de una recesión, cuando la actividad económica está apocada. Ante la caída de la demanda de bienes y servicios (Demanda Agregada), las empresas comienzan a despedir personal y suben menos los precios. Lo que cabría esperar entonces durante una recesión es un aumento del desempleo y una caída de la inflación. Sin embargo, esa relación entre el desempleo y la inflación —curva de Phillips— es pasajera: una vez que los precios llegan a un nuevo equilibrio en el mercado de bienes y servicios, las empresas retoman la producción a plena capacidad y el desempleo vuelve a bajar, hasta llegar a la NAIRU.
Comprender qué genera desempleo y cuáles son los tipos de paro, las autoridades saben lo que pueden hacer —o no— para reducirlo. Por ejemplo, las políticas que intentan reducir el desempleo estimulando la demanda de los consumidores (y fomentando así la producción) surten efectos cuando hay un exceso de capacidad productiva ociosa. Si hay pleno empleo expandir la Demanda Agregada solo tendrá efectos pasajeros, y a expensas de hacer subir la inflación más adelante. En cambio las políticas que buscan aliviar el desempleo friccional o estructural pueden promover el empleo sin afectar necesariamente a la inflación.
No obstante, la NAIRU también puede cambiar a lo largo del tiempo sin que medien políticas explícitas: los cambios estructurales, como los avances tecnológicos, la mejora en la formación o la evolución demográfica pueden tener consecuencias duraderas y positivas para las tendencias del desempleo. Por ejemplo, muchos economistas convienen en que el boom tecnológico de los años noventa incrementó la productividad de la mano de obra, realzando el “atractivo” de cada trabajador para los empleadores, y por ende redujo la NAIRU, si bien inicialmente el desempleo dio un salto porque los trabajadores que no estaban preparados para usar las nuevas tecnologías se vieron desplazados. El rápido envejecimiento de la población —que está ocurriendo en muchas economías avanzadas— es otro factor importante que reduce el número de personas en el mercado laboral y hace bajar el desempleo.
La medición del desempleo
No todo el que no trabaja es un desempleado. Para que las estadísticas del gobierno consideren a una persona desempleada, no solo debe estar sin trabajo, sino que también debe estar buscando empleo activamente. En casi todos los países que cuentan con un sistema estadístico organizado la desocupación se mide mediante una encuesta trimestral o mensual que se pasa en los hogares y que abarca una muestra representativa de la población. La fuerza laboral (población activa) incluye tanto a las personas con trabajo como a quienes lo están buscando. La tasa de desempleo es el porcentaje de la fuerza laboral que no tiene trabajo pero que busca activamente obtener un empleo. La relación entre la fuerza laboral y la población en edad activa se denomina tasa de actividad.
La población activa no incluye a las personas de edad activa que ni están empleadas ni están buscando trabajo —por ejemplo, pensionistas, estudiantes y amas de casa—, pero tampoco a las personas que buscaron empleo durante un tiempo pero que abandonaron la búsqueda. Cayeron en el intento y son trabajadores desanimados (paro encubierto) y es una de las razones por las cuales las estadísticas pueden subestimar la verdadera demanda de empleo en una economía. Otra forma de desempleo es el llamado oculto o subempleo pero a ese tipo de paro le dedicaremos otro post.
También hablaremos otro día de la política económica que se debe aplicar para reducir cada uno de los tipos de desempleo que hemos estudiado hoy.
Fuente: Ceyda Oner “Back to Basics: What Constitutes Unemployment?” Finance & Development, September 2010, Vol. 47, No. 3
Comentarios