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    [post_content] => España ocupa el puesto 42 en el informe publicado hoy sobre Competitividad Mundial (2010-2011) y que está elaborado por World Economic Forum (WEF).  En dicho ranking España está por detrás de países como Chile (30), Túnez (32), Estonia (33), Tailandia (38), etc. que cuentan con indicadores económicos que son mucho peores que los de España. La baja posición de España, se debe a que ha empeorado la capacidad que tenemos para permitir la creación de empresas rentables, al deterioro en el funcionamiento de los mercados laborales, al peor comportamiento de los sindicatos, a la inadecuada composición del gasto público, al mayor peligro de subida de impuestos, a la aparición de nuevos casos de corrupción en los ayuntamientos y partidos políticos, a que se restringe el gasto en investigación, desarrollo e innovación, a que sigue siendo muy mala la conexión universidad – empresa, a la falta de crédito disponible para las empresas, etc.

The Global Competitiveness Report 2010-2011

Cuadro: RANKING DE COMPETITIVIDAD
PAÍSES / AÑO 1995 2002 2007 2009  2010
Estados Unidos 1 1 1 2    4
Alemania 6 14 7 7   5
Francia 17 30 16 16 15
Reino Unido 18 11 12 13 12
España 28 22 29 33 42
Italia 30 39 49 48  48
Fuente: WEF The Global Competitiveness Report 2010-2011. La competitividad de un país se define como el grado en el que éste puede, bajo condiciones de libre mercado, producir bienes y servicios que superan la prueba de los mercados internacionales, al mismo tiempo que mantiene y expande el nivel de vida de su población en el largo plazo. Un indicador relevante de competitividad es el que publica todos los años World Economic Forum (WEF). En el informe publicado hoy sobre Competitividad Mundial (2010-2011) muestra que España perdió 9 puestos en competitividad con respecto al informe anterior (ver cuadro). Además, España alcanzó su peor registro desde que el WEF elabora este índice. Su anterior peor registro fue el año pasado (que ocupamos el puesto 33) y su tercer peor año fue en 1996 (puesto 32). En este sentido, el informe critica con dureza un año más la alta rigidez del mercado laboral (ocupando uno de los últimos puestos, el 130º de la lista mundial), lo que desalienta la creación de trabajo, una cuestión de especial preocupación con el alto y persistente desempleo en el país. ¿De qué depende la competitividad? La competitividad está estrechamente relacionada con los factores del entorno de las empresas como son unas sólidas políticas económicas, un sistema judicial eficiente y transparente, un conjunto estable de instituciones democráticas, y el progreso en las condiciones sociales. Pero como ha dicho dice Michael Porter esos factores contribuyen enormemente a una economía saludable pero la verdadera competitividad se mide por la productividad. La productividad permite a un país soportar salarios altos y una rentabilidad atractiva del capital. Y con ello, un alto nivel de vida. Por tanto, lo que más importa para la competitividad es la productividad de las actividades económicas que se desarrollan en un país determinado. ¿De qué depende la productividad? La productividad depende del nivel educativo, de la calidad de la mano de obra, del nivel tecnológico, del funcionamiento de los mercados, del sistema financiero, de las infraestructuras, etc. Como dice Porter mejorar la competitividad es un maratón, no una carrera de 100 metros lisos. Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los países es cómo mantener el ritmo de avance de su competitividad. No existe ninguna política o medida que por sí sola pueda crear la competitividad, sino que deben haber muchas mejoras en muchos ámbitos distintos, mejoras que inevitablemente tardan en dar fruto. [post_title] => España cae nueve puestos en el ranking mundial de competitividad [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => espana-cae-nueve-puestos-en-la-lista-mundial-de-competitividad [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2010-09-09 17:33:01 [post_modified_gmt] => 2010-09-09 15:33:01 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=7733 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 8 [filter] => raw )
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Sep
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The Global Competitiveness Report 2010-2011

Cuadro: RANKING DE COMPETITIVIDAD
PAÍSES / AÑO 1995 2002 2007 2009  2010
Estados Unidos 1 1 1 2    4
Alemania 6 14 7 7   5
Francia 17 30 16 16 15
Reino Unido 18 11 12 13 12
España 28 22 29 33 42
Italia 30 39 49 48  48
Fuente: WEF The Global Competitiveness Report 2010-2011. La competitividad de un país se define como el grado en el que éste puede, bajo condiciones de libre mercado, producir bienes y servicios que superan la prueba de los mercados internacionales, al mismo tiempo que mantiene y expande el nivel de vida de su población en el largo plazo. Un indicador relevante de competitividad es el que publica todos los años World Economic Forum (WEF). En el informe publicado hoy sobre Competitividad Mundial (2010-2011) muestra que España perdió 9 puestos en competitividad con respecto al informe anterior (ver cuadro). Además, España alcanzó su peor registro desde que el WEF elabora este índice. Su anterior peor registro fue el año pasado (que ocupamos el puesto 33) y su tercer peor año fue en 1996 (puesto 32). En este sentido, el informe critica con dureza un año más la alta rigidez del mercado laboral (ocupando uno de los últimos puestos, el 130º de la lista mundial), lo que desalienta la creación de trabajo, una cuestión de especial preocupación con el alto y persistente desempleo en el país. ¿De qué depende la competitividad? La competitividad está estrechamente relacionada con los factores del entorno de las empresas como son unas sólidas políticas económicas, un sistema judicial eficiente y transparente, un conjunto estable de instituciones democráticas, y el progreso en las condiciones sociales. Pero como ha dicho dice Michael Porter esos factores contribuyen enormemente a una economía saludable pero la verdadera competitividad se mide por la productividad. La productividad permite a un país soportar salarios altos y una rentabilidad atractiva del capital. Y con ello, un alto nivel de vida. Por tanto, lo que más importa para la competitividad es la productividad de las actividades económicas que se desarrollan en un país determinado. ¿De qué depende la productividad? La productividad depende del nivel educativo, de la calidad de la mano de obra, del nivel tecnológico, del funcionamiento de los mercados, del sistema financiero, de las infraestructuras, etc. Como dice Porter mejorar la competitividad es un maratón, no una carrera de 100 metros lisos. Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los países es cómo mantener el ritmo de avance de su competitividad. No existe ninguna política o medida que por sí sola pueda crear la competitividad, sino que deben haber muchas mejoras en muchos ámbitos distintos, mejoras que inevitablemente tardan en dar fruto. [post_title] => España cae nueve puestos en el ranking mundial de competitividad [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => open [post_password] => [post_name] => espana-cae-nueve-puestos-en-la-lista-mundial-de-competitividad [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2010-09-09 17:33:01 [post_modified_gmt] => 2010-09-09 15:33:01 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=7733 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 8 [filter] => raw )

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The Global Competitiveness Report 2010-2011

Cuadro: RANKING DE COMPETITIVIDAD

PAÍSES / AÑO 1995 2002 2007 2009  2010
Estados Unidos 1 1 1 2    4
Alemania 6 14 7 7   5
Francia 17 30 16 16 15
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España 28 22 29 33 42
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Fuente: WEF The Global Competitiveness Report 2010-2011.

La competitividad de un país se define como el grado en el que éste puede, bajo condiciones de libre mercado, producir bienes y servicios que superan la prueba de los mercados internacionales, al mismo tiempo que mantiene y expande el nivel de vida de su población en el largo plazo. Un indicador relevante de competitividad es el que publica todos los años World Economic Forum (WEF). En el informe publicado hoy sobre Competitividad Mundial (2010-2011) muestra que España perdió 9 puestos en competitividad con respecto al informe anterior (ver cuadro). Además, España alcanzó su peor registro desde que el WEF elabora este índice. Su anterior peor registro fue el año pasado (que ocupamos el puesto 33) y su tercer peor año fue en 1996 (puesto 32).

En este sentido, el informe critica con dureza un año más la alta rigidez del mercado laboral (ocupando uno de los últimos puestos, el 130º de la lista mundial), lo que desalienta la creación de trabajo, una cuestión de especial preocupación con el alto y persistente desempleo en el país.

¿De qué depende la competitividad?

La competitividad está estrechamente relacionada con los factores del entorno de las empresas como son unas sólidas políticas económicas, un sistema judicial eficiente y transparente, un conjunto estable de instituciones democráticas, y el progreso en las condiciones sociales. Pero como ha dicho dice Michael Porter esos factores contribuyen enormemente a una economía saludable pero la verdadera competitividad se mide por la productividad. La productividad permite a un país soportar salarios altos y una rentabilidad atractiva del capital. Y con ello, un alto nivel de vida. Por tanto, lo que más importa para la competitividad es la productividad de las actividades económicas que se desarrollan en un país determinado.

¿De qué depende la productividad?

La productividad depende del nivel educativo, de la calidad de la mano de obra, del nivel tecnológico, del funcionamiento de los mercados, del sistema financiero, de las infraestructuras, etc. Como dice Porter mejorar la competitividad es un maratón, no una carrera de 100 metros lisos. Uno de los mayores retos a los que se enfrentan los países es cómo mantener el ritmo de avance de su competitividad. No existe ninguna política o medida que por sí sola pueda crear la competitividad, sino que deben haber muchas mejoras en muchos ámbitos distintos, mejoras que inevitablemente tardan en dar fruto.

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