América Latina ha salido reforzada de la crisis.
La resistencia de la economía latinoamericana frente a la recesión global y la intensidad de la recuperación están superando todas las expectativas. La región se encuentra en su mejor momento en décadas. Para este año esperamos un crecimiento económico del 4,3% frente a un 3,4% para el mundo. Las expectativas para 2011 son algo más modestas: el escenario exterior será menos dinámico, como suele ocurrir cuando maduran las expansiones, y las políticas monetarias y fiscales serán menos acomodaticias, conteniendo el empuje de la demanda interna. El crecimiento de la región puede reducirse ligeramente hasta el rango del 3,5%-4,0%.
Una política económica ortodoxa
La combinación de elevadas reservas de divisas, equilibrio en las balanzas por cuenta corriente, junto a la mayor resistencia de los sistemas financieros y a la mejora en la gestión de la política económica ha ayudado a sortear el debilitamiento cíclico. Estos factores propios de América Latina se ven complementados por otros dos del entorno internacional: la elevada liquidez global (tipos extraordinariamente bajos en EEUU y la UEM) y la rápida reactivación de las economías emergentes (en V, gracias al vigor de Asia) y de los precios de las materias primas. Además, en la fase actual de recuperación, la región no se ve lastrada por los mismos males que han deprimido el crecimiento potencial de las economías desarrolladas y, en algunos casos, provocado un aumento significativo del riesgo soberano: elevados déficit fiscales (consecuencia de los paquetes de estímulo y de rescate), mercados laborales muy débiles o graves crisis del mercado inmobiliario.
Mejores niveles de solvencia
La principal diferencia respecto a ciclos pasados es que, en esta ocasión, la mayoría de los grandes países de la región están logrando beneficiarse de su integración en la economía mundial: la inercia global no se ha visto amplificada en la recesión, ni contrarrestada en la recuperación por errores graves de política económica. Por primera vez en décadas, una grave crisis internacional no ha supuesto para la región un aumento del endeudamiento o un debilitamiento de la posición externa: la ratio de deuda sobre PIB sólo ha aumentado hasta un 39% estimado para 2010 desde el 35,5% en 2008; y la cobertura de las importaciones, el servicio de la deuda o las reservas internacionales se sitúan en niveles más sólidos que en el inicio de la crisis. Como resultado, la valoración del riesgo soberano ha mejorado: las primas de riesgo han descendido sustancialmente y de forma generalizada, y la calificación crediticia de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Panamá ha sido revisada al alza.
¿Mantendrá América Latina este buen comportamiento en 2011?
Fuente: Observador de Latinoamérica: Servicio de Estudios de Caja Madrid. Julio de 2010.
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