La economía americana ha superado, al menos, técnicamente, la recesión más intensa de su historia moderna, gracias al efecto positivo de las ayudas públicas en la revitalización del consumo (a través de la compra de coches) y en la demanda de viviendas; al cambio de ciclo en los inventarios; y a los efectos de una política monetaria ultra expansiva. El PIB retorna a ritmos positivos de crecimiento, después de 4 trimestres en contracción: +3,5% anualizado en el tercer trimestre (-0,7% anterior), en la banda alta de las expectativas del mercado (3,2% según Bloomberg). El ritmo de caída interanual se modera hasta el -2,3% (-3,8% anterior). De manera, que la recesión se ha saldado con un descenso del PIB desde máximos del 3,7%, sólo comparable en intensidad con las crisis de 1957 (3,7%) y de mediados de los 70 (3,2%).
Especialmente importante ha sido la recuperación de la demanda interna tras casi 2 años en contracción, al crecer un 4,0% en términos anualizados. El consumo ha repuntado con fuerza: 3,4% anualizado en el 3T09, tras contraerse 0,9% en el anterior, impulsado por el gasto en bienes de consumo duradero (+22,4% vs -5,6%). Solamente las compras de coches aportaron hasta 1,6 p.p. al consumo y 1,1 p.p. al PIB. La inversión se recupera gracias a la mejora en el mercado de la vivienda y en el sector industrial. La inversión residencial aumenta por primera vez desde 2005 (23,3%), beneficiándose de las mejores condiciones de accesibilidad a la compra desde los años 70 y de las ayudas directas introducidas por el gobierno. La inversión en bienes de equipo aumentó por primera vez desde 2007 (1,1%) y confirma la mejora que han venido transmitiendo los datos mensuales de pedidos industriales.
No se debe tampoco perder de vista la importancia que tienen las existencias en los puntos de inflexión del ciclo americano. El proceso de liquidación de «stocks» sigue su curso, aunque la moderación en el ritmo de desacumulación permitió la mayor aportación al crecimiento desde el cuarto trimestre de 2005. Los inventarios sumaron 0,9 p.p. anualizados al crecimiento del PIB, a pesar de que, por tercer trimestre consecutivo, se redujeron en más de 100.000 millones de dólares. El menor ritmo de liquidación se está produciendo en un contexto de mejora significativa en la demanda, de tal forma que sería un error menospreciar en los próximos trimestres el impacto sobre la actividad de una partida que apenas supone un 0,5% del PIB: el proceso de liquidación “engordó” la intensidad de la recesión (restó 1,4 p.p. desde finales de 2007) y el menor ritmo de desacumulación y, eventualmente, la acumulación de inventarios, actuará como acelerador en los próximos trimestres. La demanda externa se resiente de la recuperación del consumo y el aumento en la factura energética. A pesar de la debilidad del dólar, ha supuesto un lastre para el crecimiento en verano: restó 0,5 p.p. anualizados al PIB, después de haber venido sumando 2,2 p.p. en media el resto del año.
El dato del tercer trimestre ha estado distorsionado al alza por las medidas de estímulo al consumo (programa “cash for clunkers”, que finalizó en septiembre) y a la compra de viviendas –a punto de finalizar a la espera de que el Congreso decida prolongarlo–. El ritmo es dinámico, pero muy modesto para tratarse del inicio de una fase de recuperación. Además, no será sostenible (2,0%-2,5% estimado el próximo trimestre, al acusar la recaída del consumo) y el escenario a medio plazo es muy incierto. Por un lado, las existencias seguirán impulsando el crecimiento, probablemente, durante la mayor parte de 2010; y la inversión en bienes de equipo y el sector exterior deberían beneficiarse de la debilidad del dólar y de la mejora de la demanda externa. Por otro lado, preocupa cómo responderá la demanda cuando las ayudas fiscales desaparezcan, en un contexto de fuerte debilidad del mercado laboral (existe un riesgo elevado de jobless recovery) y con las familias recomponiendo su ahorro. Por tanto, también en EEUU la digestión de la última recesión será larga y reducirá la capacidad de crecimiento potencial a medio plazo, teniendo en cuenta los elevados niveles de endeudamiento de los agentes y los problemas en el sector financiero. En los dos próximos años será difícil ver ritmos de crecimiento superiores al 2%. En definitiva, EEUU ha salido de la recesión y eso es bueno para todos, pero el crecimiento de la economía y, especialmente, el comportamiento del consumo, será mucho más suave de a lo que hemos estado acostumbrados en las últimas recuperaciones.
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