Señalba hace unos días Neil Shah, en un artículo (Good News Boosts Dollar, for a Change) publicado el Wall Street Journal, que los brotes verdes que están apareciemdo en el mercado americano podría ser el inicio de un cambio radical en la trayectoria del dólar. Aunque es probable que se produzcan grandes oscilaciones en el corto plazo en el precio de la moneda americana esta podría subir hasta un 15% contra otras monedas, especialmente contra el euro, en los meses venideros. Efectivamente, si la economía de EEUU evoluciona relativamente bien, la Reserva Federal podría empezar a elevar los tipos de interés antes que otros bancos centrales, lo que aumentaría la demanda de dólares por la mayor rentabilidad de los títulos de renta fija de EEUU.
Otro motivo para esperar un repunte del dólar es la fuerte caída que tuvo el dólar en los últimos meses. Hasta el 28 de julio, las apuestas en contra del dólar en el Intercontinental Exchange superaban a las apuestas a favor de la divisa verde en más de 100.000 contratos, el mayor nivel en lo que va del año. Debido a ello, algunos analistas empiezan a creer que es hora de un repunte. Simon Derrick, analista de tipos de cambio de Bank of New York Mellon, subraya que el valor del dólar contra una canasta de monedas de países desarrollados está cerca de un 13% por debajo de su promedio de largo plazo, lo que sugiere que hay un potencial alcista importante.
El dólar, de todo modos, enfrenta escollos importantes en las próximas semanas. La Fed, por ejemplo, debe decidir esta semana si prolonga un programa para inyectar efectivo, incrementos de la base monetaria, en la economía mediante operaciones de mercado abierto consistentes en la compra de bonos del gobierno con dinero fresco. Algunos podrían interpretar una extensión como una señal de que la Rserva Federal está preocupado por la sostenibilidad de la recuperación económica.
Desgraciadamente, el fortalecimiento del dólar podría restarle dinamismo a la recuperación amercana, al quitarle competitividad a las exportaciones estadounidenses.
¿Qué hará el dólar?
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