América Latina lleva 5 años creciendo por encima del 4%. Este mayor crecimiento económico, con respecto al pasado, proviene, entre otros motivos, del incremento de precios de los productos primarios (petróleo, metales y alimentos) y de la entrada de divisas procedente de las remesas de los emigrantes. Se espera además que esta positiva coyuntura económica continúe en 2008, con un crecimiento estimado del PIB del 4,3%. Si este pronóstico se confirma, al final del 2008 la región habrá acumulado, en seis años (2003-8), un aumento de la renta por habitante del 20,6%, equivalente a algo más del 3% anual, en lo que ya es el período de mayor crecimiento y el más prolongado desde 1980.
Este crecimiento económico ayudó a mejorar los indicadores laborales, dado que no sólo el desempleo decreció del 9,1% en el 2005 al 8% en el 2007, sino que también mejoró la calidad de los empleos. Un empleo que está creciendo más del 3% anual, lo cual contrasta mucho con lo que pasa en Asia. Por ahora no hay un problema de desempleo aunque la informalidad sigue siendo del 40 al 50% del mercado de trabajo.
La pobreza se ha reducido drásticamente en los últimos 5 años. Los indicadores de la indigencia, que es la pobreza extrema, han caído del 20% a 13,5% en cinco años. Ahora bien, sigue habiendo 73 millones de indigentes y unos 200 millones de pobres. La pobreza es el 35% de la población total en el 2007 y la indigencia es el 13,5%.
Se pueden tener dos visiones de América Latina dependiendo de con qué se la compara, con su historia o con el resto del mundo. La lectura final es que a América Latina le ha ido bien en estos últimos cinco años (2003-2007) respecto a su historia, aunque hay signos preocupantes del escenario internacional que pueden poner en riesgo lo que ha pasado en la región en estos últimos cinco años. Por tanto, el principal riesgo para el crecimiento económico en Latinoamérica y el Caribe este año sería una caída de los índices de crecimiento de EEUU y del mundo, lo cual reduciría la demanda externa, empeoraría los términos de comercio y reduciría el dinamismo de las remesas.
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