El 15 de Febrero del 2011 la detención en Bengasi de Fathi Terbil, el abogado de las familias de los más de 1.000 prisioneros islamistas, ejecutados por la policía en la cárcel de Abu Salim (cerca de Trípoli) en 1996 fue el detonante de la sublevación en Libia. La producción diaria de hidrocarburos de Libia ha caído un 80%. Cuando el país vuelva a la calma, lo que no parece que se vaya a producir en el corto plazo, las exportaciones de crudo tardarían en volver a los niveles anteriores de hace un mes al encontrarse varias instalaciones de extracción y canalización de petróleo destruidas o dañadas.
El viernes 11 de marzo se produjo un terremoto de magnitud 8.9 en la escala de Richter en Japón a las 06.46 am hora local. Menos de una hora después ya se había producido una gran explosión en la central nuclear de Fukushima. Menos de cuatro horas después tenemos un accidente de escala 4 (sobre 7) al producirse un escape debido a un grave daño en el núcleo del reactor.
Nuestra vida en los países occidentales gira en torno a unos parámetros de estabilidad que cada vez se ajusta menos a la realidad mundial. La globalidad existe para lo bueno (El fenómeno Facebook) como para lo malo (el precio del petróleo se ve afectado por cuestiones que no controlamos y que se escapan a parámetros lógicos de control.)
¿Hay algún escrito de organismos internacionales que nos avisará del potencial peligro en Libia hace mes y medio? ¿Cómo un país como Japón, referente mundial de la prevención y gestión de catástrofes naturales se enfrenta ahora a cerca de 2.000 fallecidos y cientos de miles de desplazados ?
El nuevo siglo nos ha traído mucha esperanza pero también el recuerdo que la próxima gran catástrofe está ahí, latente, esperando la chispa que prenda la mecha. Hay que vivir mirando al futuro pero siendo consciente que la estabilidad internacional cambia y cambiará en cuestión de horas. No es el efecto mariposa, es la globalización de nuestras vidas.
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