¡Feliz año 2010! Con esta felicitación que está circulando por los correos electrónicos de todo el mundo se pone de manifiesto la escasa confianza que tenemos sobre el comportamiento de las variables económicas y financieras en los próximos meses. La coincidencia es casi absoluta a la hora de presentar unas previsiones económicas sombrías, tanto entre los institutos públicos de análisis, como en los privados. A estas alturas, parece claro que la mayoría de países industrializados han entrado en recesión, mientras que los emergentes, con China a la cabeza, experimentarán crecimientos de la actividad muy por debajo de los ritmos potenciales. Todo ello conllevará descensos de los márgenes empresariales, aumento del desempleo y mal comportamiento de los mercados financieros, con excepción de la deuda pública.
El desapalancamiento de los agentes, tras años de apelación excesiva al crédito, agudizará las tendencias anteriores, cerrando el círculo vicioso en el que está inmersa la economía mundial. Y, por si fuera poco, tendremos el fantasma de la deflación rondando sobre nuestras cabezas durante los meses de verano, cuando en algunos países los precios caerán puntualmente.
Por tanto, es innegable que estamos ante la primera crisis de la globalización y, por tanto, ante un ajuste diferente de las variables económicas al de otros episodios de crisis. En este sentido, va a ser muy complicado anticipar el punto de inflexión en el ciclo, principal trabajo de los analistas en los próximos meses. Si la previsión económica es un ejercicio complicado, especialmente cuando se trata de adivinar los puntos de giro en el ciclo, esta vez la concatenación de crisis muy diferentes (financiera, vivienda, etc.) dificultará aún más los ejercicios prospectivos. Sin embargo, y como en estas fechas prefiero ver el vaso medio lleno, pienso que lo más probable es que se toque fondo en la segunda parte del año y las razones serían las siguientes:
– El ajuste del mercado de la vivienda está avanzado en países como EEUU, tanto en precios, como actividad.
– Las ayudas de los estados al sector financiero y, sobre todo, los avales públicos a las emisiones deberían ir propiciando una normalización de los mercados mayoristas de financiación en la primera parte del año.
– La contundente actuación de la política monetaria y fiscal debería frenar el ajuste de la actividad a partir del segundo trimestre del año. Además, todavía hay margen para un esfuerzo adicional en países como Alemania o China.
– La bajada de la inflación liberará mucha renta disponible para el consumo en los próximos meses.
– El grado de coordinación de las autoridades económicas está siendo muy elevado.
– La nueva administración americana puede ser un soplo de aire fresco. Es verdad que el margen que tienen no es muy elevado, pero el “efecto Obama” sobre las expectativas de las familias y empresas en EEUU será indudablemente positivo.
– Existe mucha liquidez en el sistema financiero internacional que volverá a buscar oportunidades de inversión en cuento aparezcan las primeras señales positivas en el horizonte.
Tocar fondo no significa volver con rapidez a los ritmos de crecimiento potenciales. Probablemente, en 2010 el ritmo de avance de la actividad será muy suave, mientras se siguen corrigiendo los excesos cometidos en los primeros años de esta década. Pero una vez tocado el suelo, la situación se percibe de manera muy diferente. Por último, quiero desearles a todos un ¡Feliz 2009!
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