Hoy nos encontramos en la prensa con las directrices del equipo de “sabios” del Ministerio de Hacienda en relación con la reforma fiscal que el Gobierno prepara. En principio los requisitos previos fijados pretenden no bajar la recaudación total con la reforma y aumentar la base de personas físicas y jurídicas que paguen impuestos para evitar gravar en exceso a los contribuyentes que actualmente pagan. Como líneas generales proponen reducir los impuestos directos (IRPF y sociedades) y aumentar los indirectos (principalmente el IVA). La porpuesta incluye también la intención de reducir deducciones en IRPF y Sociedades, bajar las Cotizaciones Sociales para compensar la subida del IVA y aumentar los impuestos especiales relacionados con el tabaco, el alccohol y la contaminación. En principio es una propuesta razonable en su conjunto atendiendo a los objetivos fiscales que se pretenden, pero deberíamos preguntarnos cómo afectan los diferentes impuestos al crecimiento económico, al empleo y a los precios.
Si dejamos de lado los efectos microeconómicos sobre mercadso concretos y nos centramos en el enfoque macroeconómico, el modelo de funcionamiento de la actividad económica a utilizar para considerar el impacto de la reforma sería el modelo de Oferta y Demanda Agregada. En este modelo el efecto de una bajada en el impuesto sobre las rentas es claro: afecta a la renta disponible, hace subir el Consumo y la Demanda Agregada y produce un incremento en la producción y los precios. En relación con los tipos interés la subida de precios y la producción tensionarían al alza los tipos de interés y la subida de precios haría perder competitividad a la economía.
De otra parte, la inclusión del resto de impuestos en el modelo no está tan bien sistematizada. En principio las cargas sociales deben afectar a la Oferta Agregada. Si suben, desplazaría esta curva hacia arriba y aumentarían los precios y originaría estancamiento económico y paro. Y lo mismo podríamos pensar de una subida del IVA, desplazaría la OA hacia arriba con el mismo efecto en la economía nacional: recesión, paro y subida de precios. La propuesta del comité de expertos sugiere compensar la subida del IVA con una bajada de las cargas sociales, pero no parece que con un efecto neutro, en la medida que la subida del IVA debe compensar la reducción de los impuestos directos.
El efecto combinado de un desplazamiento a la derecha de la DA y hacia arriba de la OA nos dejaría un efecto ambiguo sobre la producción y el paro pero tendería a elevar considerablemente los precios de la economía en el corto plazo. A medio plazo el efecto de esta subida de la inflación sobre los salarios seguramente paralizaría el proceso de moderación salarial actual, que ha sido la base de nuestra mejora en la competitividad. Si el descenso de los impuestos directos es inferior a la subida de los indirectos, como es previsible, además de la subida de precios se originaría más paro y nos estabilizaríamos aún más en la recesión de la que parece que estamos saliendo. No parecen buenas noticas los resultados que nos da el modelo.
España necesita una reforma fiscal para que todos los ciudadanos y las empresas contribuyan y aporten al Estado los ingresos necesarios. Y es necesario que se reduzca la evasión fiscal, la economía sumergida y la excesiva carga tributaria en una parte de la población que tiene todas sus rentas transparentes, pero toda reforma tiene efectos macroeconómicos que también hay que considerar y máxime en los momentos actuales. Esperemos que el comité de expertos considere estos efectos y el Gobierno simule con los modelos econométricos el impacto de dicha reforma.
Comentarios