Archivo de mayo/2015

31
May

Ayer, el Banco de España publicó la balanza de pagos de los tres primeros meses de este año. Se confirma que la economía española sigue ganando competitividad. En el primer trimestre las exportaciones de bienes y servicios crecieron (+6,5%) más rápidamente que las importaciones (+4,6%). Este buen comportamiento del sector exterior ha ayudado a que los datos de la Contabilidad Nacional del primer trimestre, publicados el jueves, hayan sido muy positivos. La producción española de bienes y servicios (PIB) aumentó un 0,9% en el primer trimestre del año con respecto al trimestre anterior, continuando así una tendencia creciente que comenzó en el tercer trimestre del año 2013. En términos anualizados (multiplicando el dato trimestral por cuatro, tal como se hace en EEUU) el PIB aumentó un 3,6% que es el ritmo de crecimiento más rápido desde que comenzó la crisis.

PERSPECTIVAS DE FUTURO

¿Cuáles son las previsiones de crecimiento económico para lo que queda de año y el año que viene? El futuro está por escribir. Los resultados electorales del domingo pasado confirman que en España se ha producido un cambio político de dimensiones desconocidas. Una pérdida de poder de los partidos tradicionales (Partido Popular, el Partido Socialista e Izquierda Unida) y un aumento significativo de los partidos emergentes (Ciudadanos y Podemos). Se trata de un nuevo mapa político que va a exigir que en muchos municipios y comunidades autónomas (CCAA) se tenga que llegar a pactos para poder gobernar.

No estamos, por tanto, ante un escenario de ingobernabilidad. Se trata de un panorama nuevo y sugerente, en el que los partidos políticos deberán formar gobiernos estables en las CCAA y en los ayuntamientos ¿Qué política económica deberían aplicar estos gobiernos? Aquella que aumente el bienestar de sus ciudadanos o lo que es lo mismo aquella que permita mejorar la buena marcha de la economía en su ámbito territorial. Medidas que infundan confianza en los ciudadanos y en las empresas que desarrollan su actividad en ese territorio. Mayor confianza que se traducirá en un mayor optimismo que permitirá aumentar el consumo, la inversión y como consecuencia el empleo. Políticas que consigan que la economía continúe por la senda de la recuperación.

A nivel nacional, y desde hace dos años, se está yendo por ese camino. Se está reforzando ese círculo virtuoso de altos niveles de confianza, buenos resultados económicos y aumentos en el bienestar de la población. Por ejemplo, el elevado crecimiento del PIB que se ha producido en el último año ha venido de la mano de la mejora del empleo, crecimiento del consumo y aumento en la compra viviendas.

Según informó el INE, en el primer trimestre de este año las familias consumieron un 0,7% más que en el trimestre anterior. Esta tendencia positiva en el bienestar de los ciudadanos ha continuado en el mes de abril. Así, el Índice del Comercio minorista creció en abril un espectacular 1,3% con respecto al mes de marzo (corregido de efectos estacionales y de calendario).

También el sector de la vivienda se recupera. Esta semana se ha publicado que el aumento del número de hipotecas en marzo fue de 19.806, un 20% más que en el mismo mes de 2014. Además, en el primer trimestre de 2015 se promovieron 10.681 viviendas, un 23% más que en el mismo trimestre de 2014.

EL AUMENTO DE LA OCUPACIÓN

En el futuro, ¿seguirá aumentando el consumo y la compra de vivienda? La respuesta está, en parte, en la capacidad que tengan los nuevos gobiernos municipales y autonómicos para atraer y retener actividad empresarial y, como consecuencia generar más empleo. Es decir, si los nuevos gobiernos serán capaces o no de crear ese marco de confianza necesario para que aumente la actividad económica. Los datos de Contabilidad Nacional que venimos comentando señalan que en el conjunto de España el empleo avanza y acumula cinco trimestres de crecimiento. En los doce últimos meses se ha producido el mayor crecimiento en casi ocho años: 460.000 ocupados más (medido en puestos de trabajo equivalente a tiempo completo). Y en ese marco de confianza en el que se desenvuelven las empresas hay que incluir el que puedan aumentar la competitividad de los bienes y servicios que producen.

Los datos publicados van en esa dirección de mejora de la competitividad. Efectivamente, las empresas siguen aumentando sus exportaciones y la inversión en bienes de equipo. Es una señal de que están mejorando las expectativas empresariales y de que el crecimiento económico seguirá aumentando en el futuro.

Y es en el camino del aumento de la competitividad donde las CCAA tienen un margen muy importante de actuación. En manos de las CCAA está casi toda la competencia en la educación reglada de los españoles y con ella la capacidad de aumentar la calidad del capital humano y su productividad. Más empleo de calidad solo es posible si se produce un reajuste en la formación profesional y universitaria que orienten sus contenidos (más de lo que lo hacen ahora) a lo que demanda el mercado. No menos importante es la labor investigadora que se realiza desde los departamentos universitarios. El crecimiento de la productividad supone apoyar programas de investigación y desarrollo (I+D), procurando que muchos de dichos programas de investigación terminen por convertirse en proyectos empresariales generadores de empleo.

Afortunadamente, hasta ahora se ha podido consolidar un modelo productivo basado en las exportaciones que comenzó con éxito hace seis años y que asegura un crecimiento económico duradero a largo plazo. De hecho, los datos de balanza de pagos conocidos ayer confirman esa tendencia. En resumen, se trata de mantener la buena trayectoria de crecimiento de nuestra economía mejorando la competitividad. Y para ello es necesario que en todos los niveles de gobierno, también los de las CCAA y municipios se continúe facilitando la actividad empresarial y la creación de empresas en sectores y actividades que generen valor añadido.

De ahí que sería un error que los nuevos gobiernos que se formen en las próximas semanas cayesen en la tentación de ir hacia atrás, como los cangrejos, y nacionalizasen ciertos servicios públicos que están prestando empresas privadas de forma eficiente. La experiencia española, en los últimos años, ha demostrado de forma efectiva que el sector público no tiene porqué tener bancos (cajas de ahorros), ni debe dedicarse a la generación y distribución de la energía eléctrica, ni a gestionar compañías de transporte, aeropuertos, hipódromos, cadenas hoteleras, suministro de agua, recogidas de basura, etc.

En definitiva se abre un periodo en el que se van a formar nuevos gobiernos municipales y autonómicos. Gobiernos que deben dar prioridad a la generación de empleo duradero a largo plazo para lo cual deben asegurar un marco de estabilidad a las empresas, también a las de capital extranjero. Un marco de confianza donde se acreciente la unidad de mercado y se afiance la seguridad jurídica. Solo así el fantasma de la incertidumbre desaparecerá, el riesgo político de España se reducirá y la recuperación económica, iniciada hace dos años, seguirá adelante. Un crecimiento más rápido significa también ingresos fiscales más elevados lo que permitirá reducir la elevada deuda pública autonómica y municipal.

Fuente: Rafael Pampillón . «Estabilidad política para aumentar la competitividad». Expansión, 30 de mayo de 2015. Pagina 43.

28
May

La prensa económica se hacía eco ayer de la “ambiciosa propuesta (española) a las instituciones europeas para rediseñar la política económica común, que ha fallado estrepitosamente en esta crisis.” El documento, titulado «Better economic governance in the euro area» y elaborado por la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno de España, señala como principales deficiencias del Área Euro la falta de una adecuada flexibilidad de precios y rentas, la carencia de suficiente movilidad de la mano de obra (mientras que los movimientos de capitales no tienen restricciones), y la fragmentación de su mercado interior, con consecuencias especialmente graves en el sector financiero. Propone que en el medio y largo plazo, se necesitan cinco elementos para completar una unión monetaria sólida y madura:

  1. Eliminar las rigideces reales y nominales que impiden un ajuste rápido ante shocks económicos.
  2. Alcanzar niveles suficientes de movilidad laboral.
  3. Alcanzar una Unión Fiscal sólida para completar y reforzar la Unión Monetaria. Dicha Unión Fiscal debería incluir tres elementos: (1) transferencia de soberanía a la Unión en políticas de ingresos y gastos nacionales; (2) un presupuesto común en la Eurozona; 3) instrumentos de deuda comunes.
  4. Completar el mercado interior. En particular, la fragmentación del mercado financiero debe solventarse asegurando una integración adecuada del sector bancario minorista.
  5. Estos avances conllevarán transferencias de soberanía al nivel central de la UEM, y por tanto tendrán que acompañarse de mayor legitimidad democrática y rendición de cuentas.

Me permito extraer y resumir aquí algunos párrafos de un post que publiqué en este blog en marzo de 2007, a partir de un artículo previo de 2005, sobre las implicaciones fiscales que podrían derivarse de las limitaciones en la integración monetaria europea.

En aquel artículo destacaba que, de acuerdo con la teoría de las áreas monetarias óptimas, construida sobre las ideas del premio Nobel de Economía Robert A. Mundell (“A Theory of Optimum Currency Areas”, American Economic Review 51, 1961), el correcto funcionamiento de una unión monetaria exige ciertas condiciones estructurales de las economías de sus Estados miembros: movilidad de factores, flexibilidad de precios y transferibilidad presupuestaria. Decíamos que el perjuicio de la pérdida de la soberanía nacional respecto al tipo de cambio y a los instrumentos presupuestarios será tanto mayor cuanto peor funcionaran los mecanismos antes referidos, pues sin estos dispositivos de ajuste sería difícil financiar los desequilibrios (choques asimétricos) que puedan afectar localmente a los Estados miembros. Concluíamos, de acuerdo con aquella teoría, que en la Eurozona sería deseable la centralización de una parte significativa de los recursos fiscales (política fiscal y tesoro comunes), permitiendo así a los países que sufran un choque negativo acceder a transferencias automáticas. Si lo anterior no fuera posible, la teoría dice que las políticas fiscales nacionales se deberían poder utilizar con flexibilidad, permitiéndose el incremento del déficit presupuestario de la nación afectada. La necesidad de autonomía en el diseño de las políticas fiscales nacionales podría entenderse por tanto como una resultante inmediata de la desaparición de la política monetaria como instrumento de la política macroeconómica nacional, por supuesto siempre dentro de un marco de sostenibilidad presupuestaria y de coordinación de políticas entre los Estados miembros.

También planteábamos un análisis crítico de aquella teoría, principalmente de su segunda conclusión: las políticas fiscales no son el instrumento flexible que propugna la teoría de las zonas monetarias óptimas, dado que un gobierno no puede crear déficits presupuestarios para absorber los choques negativos sin que esto conlleve un problema de sostenibilidad de los mismos. El problema se puede formular como sigue: un déficit presupuestario provoca un aumento de la deuda del gobierno, que originará un flujo de pagos en el futuro. Si el tipo de interés de la deuda del gobierno supera la tasa de crecimiento de la economía, el proceso de acumulación de deuda conducirá a un aumento continuo de su porcentaje respecto al PIB, hasta hacerse la situación insostenible, precisando medidas de corrección. La nación se verá entonces obligada a generar amplios superávit presupuestarios primarios con el fin de evitar que dicho ratio aumente de forma automática, lo que implica reducir el gasto y/o aumentar los impuestos. Dicho de otro modo, una vez empleada este política, no será posible volver a utilizarla de nuevo hasta transcurridos varios años. De acuerdo con esta visión, se hace necesario establecer un mecanismo de control que restrinja el tamaño de los déficits presupuestarios de los estados miembros, ya que el que un país se encuentre en una senda insostenible de crecimiento de su deuda pública generará efectos externos negativos sobre el resto de la unión monetaria. Estas externalidades serán básicamente de dos tipos: 1) esta nación tendrá que elevar su recurso al mercado de capitales de la unión, aumentando igualmente el tipo de interés [riesgo] de la unión y, a su vez, la carga de la deuda sobre el resto de los países. Si los otros países deciden estabilizar sus ratios de deuda/PIB, se verán obligados a seguir políticas fiscales más restrictivas, y por lo tanto más deflacionistas; 2) esa elevación del tipo de interés de la unión podría llevar al Banco Central Europeo a relajar sus políticas monetarias [comprar deuda soberana de los países con problemas].

Decíamos, por último, que estos argumentos podrían ser criticados a su vez desde un punto de vista teórico: la existencia de efectos externos denunciada se basa en el supuesto de que los mercados de capitales privados no funcionan de manera eficiente. En el caso contrario, los mercados percibirán que el problema de la deuda pertenece a la nación con el problema de sostenibilidad, no trasladándose [contagiándose] el aumento del tipo de interés pagado por este país al resto de la unión. El problema de este argumento radica en que, bajo ciertas condiciones, a los prestamistas les puede resultar difícil asignar la prima de riesgo correcta a la deuda del país con desequilibrio presupuestario. Muy probablemente pensarán que el resto de países de la unión avalarán al gobierno con problemas para evitar que la crisis se extienda al resto del sistema financiero. Este problema únicamente puede resolverse si los estados miembros se comprometen de modo público a no respaldar la deuda emitida por los otros gobiernos, aunque esta declaración perdería sin duda su efecto por falta de credibilidad.

Confío en que la lectura de los argumentos teóricos ofrecidos en aquel texto, ocho años después, pueda ser de utilidad para contextualizar la actual propuesta española para el reforzamiento de la unión económica y monetaria.

13
May

La semana pasada conocimos los resultados definitivos de las elecciones legislativas en el Reino Unido. El pueblo ha dado la victoria al Partido Conservador que ha ganado por mayoría absoluta. Se ha cumplido, una vez más, el famoso eslogan de la campaña de Bill Clinton de 1992: “Es la economía, estúpido”. Porque, como muestran los indicadores, ha sido la buena gestión económica de David Cameron la que ha marcado la diferencia de votos a favor de los conservadores y en contra del Partido Laborista. Seguir leyendo…

9
May

La Salida de Grecia

Escrito el 9 mayo 2015 por Miguel Aguirre Uzquiano en Economía Global

Hay una subcategoría económica que consiste en crear términos y acrónimos para definir el cambiante estado de las cosas: Desde los BRICS, a los Eagles y desde la Troika al Grexit. Este último empieza a ser un término conocido y defendido por quienes defienden o simplemente argumenta sobre la posible salida de Grecia de la Eurozona.

Hay dos posturas dispares: La que considera que la salida (exit) es inevitable y defiende que aunque costosa para los prestamistas es un mal menor, cómo un mal divorcio y por otra parte quienes defienden que todo lo bueno que ha desarrollado el país Heleno en las últimas tres décadas ha venido impuesto desde Bruselas, con lo que la autonomía de los principios de la UE supondría caer en una sima todavía más profunda.

Una Grecia fuera de la UE tendría la capacidad de poder emitir su nuevo dracma (o cómo se denominase), devaluar su moneda con el objeto de incrementar su competitividad exterior, seguro que en muchos agentes económicos locales, además se tendría una sensación de liberación y podrían marcase objetivos, por ejemplo sobre la evasión fiscal, teniendo en cuenta que el resultado estaría en las manos de los propios griegos. Para la zona Euro, una salida de Grecia, supondría sobre todo un mensaje de autoridad, señalando vehementemente que las reglas de los 28 o 27 están hechas para ser cumplidas.Grexit

Los que consideran que hay que evitar esta hipótesis a toda costa ven unos costes enormes en el divorcio. De Grecia saldrían Firmas y entidades financieras de forma masiva, con lo que algún tipo de corralito parecería inevitable. La moneda local fuertemente devaluada haría insoportable la importación de commodities y la falta de acceso a los mercados internacionales de financiación conduciría a los helenos a llamar a la puerta de los mismos organismos multilaterales que ahora rechaza.

Respecto a la Unión Europea, hay que señalar que casi el 75% de los 317.000Millones de la deuda gubernamental helena tiene como acreedores a países y entidad financieras de la eurozona. Una quita o pérdida definitiva de un alto porcentaje de este importe parecería inevitable.

Vivimos años muy interesantes en el plano económico, pero en el caso Griego y tras cinco años de austeridad y ajuste para los ciudadanos del país , hay que esperar que las dos partes implicadas (prestamistas y deudor) se marquen como objetivo el reconducir la situación de los 11 Millones de ciudadanos implicados.

3
May

Esta semana se publicaron datos muy positivos sobre la situación actual de la economía española. El INE dio a conocer el dato adelantado de Contabilidad Nacional del primer trimestre de este año y la evolución de los precios de consumo durante el pasado mes de abril. Por su parte, el Banco de España publicó la balanza de pagos de los dos primeros meses del año. Además, se publicaron los Índices de Comercio al por Menor de marzo. Todo ello confirma que la economía española está creciendo con fuerza en el arranque de 2015 gracias a la demanda interna y a las exportaciones. Cada vez hay menos dudas de que el fuerte aumento de las exportaciones que se produjo durante la crisis (2007-2013) tuvo un componente estructural (las exportaciones vinieron para quedarse). Efectivamente, ahora que la economía crece a un ritmo mayor, las exportaciones aumentan y el déficit comercial se reduce.

avión depegando

Este buen comportamiento del sector exterior ha ayudado a que los datos de la Contabilidad Nacional del primer trimestre se puedan considerar muy positivos. La producción española de bienes y servicios (PIB) aumentó un 0,9% en el primer trimestre del año, continuando así una tendencia creciente que comenzó en el tercer trimestre del año 2013, hace ya casi dos años. En términos anuales el PIB aumentó un 2,6% que es el ritmo de crecimiento más rápido desde que comenzó la crisis. Si esta tendencia continúa, esperamos un crecimiento del PIB para el año 2015 que podría superar el 3% por encima, por tanto, de lo previsto en el cuadro macroeconómico aprobado ayer en Consejo de Ministros. Seguir leyendo…

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