WP_Post Object ( [ID] => 7776 [post_author] => 28824 [post_date] => 2010-09-14 08:54:59 [post_date_gmt] => 2010-09-14 06:54:59 [post_content] => Hace medio año, el FMI publicaba un documento que, a pesar de su provocativo contenido, no generó ningún debate ni tuvo repercusión en los medios de comunicación. Se trata del informe “Reserve Accumulation and International Monetary Stability” , en el que se propone ni más ni menos que la creación de una moneda única global gestionada por un banco central mundial y a la que podría bautizarse como bancor en homenaje a la propuesta que J .M. Keynes hizo en las negociaciones que condujeron a los acuerdos de Bretton Woods. Muy probablemente, el escaso impacto de dicha publicación tiene que ver con la casi nula viabilidad política de tamaño proyecto, algo que los autores del informe reconocen abiertamente. En realidad, la creación del bancor se plantea en el informe como el último paso de un proceso para modificar el actual sistema monetario internacional (SMI). Además, según indican los autores, su trabajo se inscribe en un proyecto más amplio del FMI sobre la estabilidad del SMI y su posible reforma. El informe se ocupa de este tema general, pero centrando su atención en la aparente tensión entre la demanda de reservas internacionales y la disponibilidad de las mismas. La idea de partida es que la creciente acumulación de reservas internacionales, protagonizada por un grupo pequeño de países y concentrada en el dólar estadounidense, resulta en sí misma una gran amenaza para la estabilidad económica global. ¿qué ocurriría ante una depreciación y una huida brusca del dólar? Llevado al extremo, este argumento conduce a la recomendación de una moneda única que evitaría la necesidad de reservas internacionales. Una idea inviable Toda la propuesta, incluso sin llegar a la creación de una moneda global manejada por una autoridad monetaria mundial (¿el FMI?), se antoja falta de realismo y de viabilidad política, además de situar al FMI en una increíble posición de poder. Veamos algunos ejemplos de las medidas que se apuntan:
- Para reducir la demanda de reservas, se sugiere que los países se pongan de acuerdo en limitar la acumulación de reservas por el motivo precaución (las que los países desean mantener para defenderse de posibles entradas/salidas bruscas de capitales). Pero, ¿cómo y quién calcularía qué reservas responden al motivo precaución? ¿quién decidiría cuál es el nivel adecuado de esas reservas? Pues sí, ¡el FMI! No puedo imaginar cómo se conseguiría que los gobiernos se plegasen a unos cálculos siempre discutibles.
- Para mitigar la volatilidad de los movimientos de capital (razón última por la que se acumulan reservas precaución), el FMI propone que los gobiernos le proporcionen datos sobre todos los movimientos internacionales de capitales al menos mensualmente, para así ejercer una labor de supervisión efectiva.
- Para limitar la acumulación de reservas por motivos distintos al precaución, ¿por qué no establecer multas sobre los países que tengan un exceso de las mismas?
Hace medio año, el FMI publicaba un documento que, a pesar de su provocativo contenido, no generó ningún debate ni tuvo repercusión en los medios de comunicación. Se trata del informe “Reserve Accumulation and International Monetary Stability” , en el que se propone ni más ni menos que la creación de una moneda única global gestionada por un banco central mundial y a la que podría bautizarse como bancor en homenaje a la propuesta que J .M. Keynes hizo en las negociaciones que condujeron a los acuerdos de Bretton Woods. Muy probablemente, el escaso impacto de dicha publicación tiene que ver con la casi nula viabilidad política de tamaño proyecto, algo que los autores del informe reconocen abiertamente.
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