Archivo de la Categoría ‘Economía española’

11
Dic
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    [post_content] => El Financial Times de hoy señala que los altos impuestos y la burocracia como los dos elementos que restan atractivo a España como objetivo de inversiones extranjeras. Sin embargo, el Financial Times indica que las últimas privatizaciones y la mejora de las condiciones fiscales y reguladoras han favorecido la llegada de capital extranjero a sectores como el de los servicios y, en concreto, a las telecomunicaciones. Sin embargo, los sectores industriales extranjeros no se han visto favorecidos por la legislación española. Así Financial Times pone de manifiesto que la inversión directa desde el exterior en España se situó en 2005 en 16.600 millones, por debajo de los 18.600 millones del 2004.

Por otro lado, los costes laborales por hora trabajada españoles van a peor. El INE ha publicado hoy que el coste por hora trabajada aumentó en España un 4,1% en el tercer trimestre de 2006 respecto al mismo periodo de 2005. Este crecimiento es mayor que el correspondientes al segundo trimestre de 2006 que supuso un incremento interanual del 3.9% respecto al mismo periodo del año anterior. Como ya puse de manifiesto en este blog en 2 entradas “El MODELO ECONÓMICO ESPAÑOL ES DE BAJA PRODUCTIVIDAD” y "La productividad de la economía española", existe clara evidencia de pérdida progresiva de competitividad de la economía española, lo que puede comprobarse analizando la evolución de los costes laborales unitarios (CLU) que es la medida del total de costes laborales por unidad de producto. Su evolución es un indicador de la variación de los costes salariales no compensada por aumentos en el producto . Entre 1999 y  el tercer trimestre de 2006, los CLU españoles han crecido una barbaridad: cada año de media más de 1,5 puntos por encima de los de la Eurozona y más de 2 puntos respecto a los países desarrollados. A ello se une que en el Este de Europa y Asia los costes laborales son muy inferiores a los españoles, lo que les otorga una clara ventaja competitiva en muchos sectores de alta, media y baja tecnología. De ahí que la industria extranjera, según Financial Times, venga menos a España y que alguna española esté siendo objeto de deslocalización.



    [post_title] => Financial Times constata dificultades para las inversiones extranjeras en España, mientras el INE publica que los costes por hora trabajada españoles siguen aumentando.
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El Financial Times de hoy señala que los altos impuestos y la burocracia como los dos elementos que restan atractivo a España como objetivo de inversiones extranjeras. Sin embargo, el Financial Times indica que las últimas privatizaciones y la mejora de las condiciones fiscales y reguladoras han favorecido la llegada de capital extranjero a sectores como el de los servicios y, en concreto, a las telecomunicaciones. Sin embargo, los sectores industriales extranjeros no se han visto favorecidos por la legislación española. Así Financial Times pone de manifiesto que la inversión directa desde el exterior en España se situó en 2005 en 16.600 millones, por debajo de los 18.600 millones del 2004.

Por otro lado, los costes laborales por hora trabajada españoles van a peor. El INE ha publicado hoy que el coste por hora trabajada aumentó en España un 4,1% en el tercer trimestre de 2006 respecto al mismo periodo de 2005. Este crecimiento es mayor que el correspondientes al segundo trimestre de 2006 que supuso un incremento interanual del 3.9% respecto al mismo periodo del año anterior. Como ya puse de manifiesto en este blog en 2 entradas “El MODELO ECONÓMICO ESPAÑOL ES DE BAJA PRODUCTIVIDAD” y «La productividad de la economía española», existe clara evidencia de pérdida progresiva de competitividad de la economía española, lo que puede comprobarse analizando la evolución de los costes laborales unitarios (CLU) que es la medida del total de costes laborales por unidad de producto. Su evolución es un indicador de la variación de los costes salariales no compensada por aumentos en el producto . Entre 1999 y el tercer trimestre de 2006, los CLU españoles han crecido una barbaridad: cada año de media más de 1,5 puntos por encima de los de la Eurozona y más de 2 puntos respecto a los países desarrollados. A ello se une que en el Este de Europa y Asia los costes laborales son muy inferiores a los españoles, lo que les otorga una clara ventaja competitiva en muchos sectores de alta, media y baja tecnología. De ahí que la industria extranjera, según Financial Times, venga menos a España y que alguna española esté siendo objeto de deslocalización.

4
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    [post_content] => Existe clara evidencia de pérdida progresiva de competitividad de la economía española, lo que puede comprobarse analizando la evolución de los costes laborales unitarios (CLU) que es la medida del total de costes laborales por unidad de producto y se calcula dividiendo la remuneración media de un trabajador por el PIB (a precios constantes) por persona ocupada. Su evolución es un indicador de la variación de los costes salariales no compensada por aumentos en el producto . El cuadro de más abajo habla por sí solo: entre 1999 y 2006, los CLU españoles han crecido una pasada o también una barbaridad: cada año de media 1,6 puntos por encima de los de la UEM y más 2 puntos respecto a los países desarrollados. El resultado es que los índices de competitividad, calculados con precios de consumo de base 1999, arrojaban el año 2006 unos valores de 112 respecto a la UE(15) y de 116 respecto a los países de la OCDE.

El comportamiento de los CLU, tiene dos componentes, los salarios nominales y la productividad del trabajo. En España ambos factores están teniendo efectos perniciosos para nuestra economía. El crecimiento de los salarios tiene un comportamiento muy inflacionario, cuyo crecimiento mínimo es el IPC (por la existencia generalizada de cláusulas de salvaguardia). Y el crecimiento de la productividad del trabajo ya se ha comentado (ver entrada en este blog  “El MODELO ECONÓMICO ESPAÑOL ES DE BAJA PRODUCTIVIDAD”) que es un desastre e inferior al de las áreas de comparación, lo que impide compensar siquiera parcialmente la dinámica de la subida salarial comentada. ¿Puede seguir España perdiendo competitividad? ¿Por qué Alemania y Japón tienen esos descensos tan espectaculares en sus CLU?
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    [post_title] => La productividad de la economía española.
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Existe clara evidencia de pérdida progresiva de competitividad de la economía española, lo que puede comprobarse analizando la evolución de los costes laborales unitarios (CLU) que es la medida del total de costes laborales por unidad de producto y se calcula dividiendo la remuneración media de un trabajador por el PIB (a precios constantes) por persona ocupada. Su evolución es un indicador de la variación de los costes salariales no compensada por aumentos en el producto . El cuadro de más abajo habla por sí solo: entre 1999 y 2006, los CLU españoles han crecido una pasada o también una barbaridad: cada año de media 1,6 puntos por encima de los de la UEM y más 2 puntos respecto a los países desarrollados. El resultado es que los índices de competitividad, calculados con precios de consumo de base 1999, arrojaban el año 2006 unos valores de 112 respecto a la UE(15) y de 116 respecto a los países de la OCDE.

El comportamiento de los CLU, tiene dos componentes, los salarios nominales y la productividad del trabajo. En España ambos factores están teniendo efectos perniciosos para nuestra economía. El crecimiento de los salarios tiene un comportamiento muy inflacionario, cuyo crecimiento mínimo es el IPC (por la existencia generalizada de cláusulas de salvaguardia). Y el crecimiento de la productividad del trabajo ya se ha comentado (ver entrada en este blog “El MODELO ECONÓMICO ESPAÑOL ES DE BAJA PRODUCTIVIDAD”) que es un desastre e inferior al de las áreas de comparación, lo que impide compensar siquiera parcialmente la dinámica de la subida salarial comentada. ¿Puede seguir España perdiendo competitividad? ¿Por qué Alemania y Japón tienen esos descensos tan espectaculares en sus CLU?
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29
Nov

El INE y la pobreza en España

Escrito el 29 noviembre 2006 por Valentín Bote en Economía española

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    [post_content] => (Valentin Bote Álvarez-Carrasco. valentin.bote@enter.ie.edu) ¿Alguien se ha preguntado alguna vez por qué cuando se mide la pobreza en los países subdesarrollados se suele utilizar el indicador de "proporción de personas con una renta inferior a 1 dólar diario" y este indicador nunca se utiliza cuando se habla de pobreza en los países desarrollados? La respuesta parece obvia: porque no se encontraría ningún pobre en el mundo desarrollado. De ahí que la lógica haya llevado a definir algún otro tipo de indicadores de pobreza para países como el nuestro. Lo extraño es que el tipo de indicadores que se suelen definir no miden pobreza, sino que miden otras cosas.


Ayer publicó el INE los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del año 2005. Y hoy ya se podía leer algún titular espectacular en algún periódico: "El 25 por 100 de los niños en España viven por debajo del umbral de la pobreza". Y a uno le viene a la mente, ¿viven con menos de 1 dólar diario? Imposible ¿Con menos de 2? ¿Con menos de 10? No. No tiene nada que ver con eso. En los países desarrollados, como a veces parece ser España, es muy habitual referirse a "la pobreza relativa", que es un indicador que algo medirá, pero que desde luego no mide la pobreza. Me explico.
El INE define el umbral de pobreza como "el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de las personas". En términos más coloquiales, todo aquel cuya renta sea inferior al 60 por 100 de la mediana de ingresos es teóricamente pobre en España.
Primera sorpresa y duda: ¿por qué el 60 por 100 y no el 50 o el 40 o el 75? Es una elección arbitraria, que permite obtener el nivel de "pobreza" que a uno le dé la gana. Sólo hay que elegir el umbral deseado.
Pero voy más allá. Este indicador no mide la pobreza. Es una medida de la distribución de la renta. Pongamos un ejemplo. De acuerdo para el INE, un hogar con dos adultos y dos niños menores de catorce años que vivan con una renta menor de 13.328,3 euros es un hogar compuesto de "pobres". Esta conclusión no se debe a lo mucho o lo poco que se pueda hacer con esa renta (eso no lo discuto, aunque coincidirán conmigo en que las diferencias serán enormes en función del lugar de España en el que se viva) sino a que este hogar vive con una renta inferior al 60 por 100 de la renta mediana de todos los hogares en España que tienen esa estructura.
Pues bien, eso no es medir la pobreza de ese hogar: imaginen que todos los hogares con estructura similar y con mayor nivel de renta que el del umbral se empobrecen por "arte de magia" y pierden gran parte de su renta, de forma que al final todos terminan con una renta de 13.328,3 euros. Nos encontraríamos en una situación en la que el hogar al que nos referíamos al principio, ese que estaba por debajo del umbral, ya no sería pobre. Nada ha cambiado en su situación, pero como los más ricos han empeorado, ahora él ya no es pobre. Como ven, parece bastante absurdo.
Pero podemos poner más ejemplos. Imaginen que la renta de los hogares en España, de nuevo por arte de magia, se multiplica por 100. Un hogar que antes tuviese una renta de 12.000 euros, y que por tanto, era "pobre", ahora tendría una renta de 1,2 millones de euros... y ¡¡seguiría siendo pobre!! Efectivamente, como la renta de todos los hogares ha crecido en la misma proporción, su posición respecto al 60 por 100 de la mediana seguiría siendo la misma (estaría por debajo), y el umbral de pobreza sería ahora 1,328 millones de euros.
La medida empleada por el INE es una medida de la distribución de la renta, pero no una medida de la pobreza. Podría haberla denominado como quisiese, pero la terminología "pobreza relativa" sin duda induce una importante confusión para el que no conoce la definición del indicador. No se dejen engañar: en España no hay un 20 por 100 de pobres.

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(Valentin Bote Álvarez-Carrasco. valentin.bote@enter.ie.edu) ¿Alguien se ha preguntado alguna vez por qué cuando se mide la pobreza en los países subdesarrollados se suele utilizar el indicador de «proporción de personas con una renta inferior a 1 dólar diario» y este indicador nunca se utiliza cuando se habla de pobreza en los países desarrollados? La respuesta parece obvia: porque no se encontraría ningún pobre en el mundo desarrollado. De ahí que la lógica haya llevado a definir algún otro tipo de indicadores de pobreza para países como el nuestro. Lo extraño es que el tipo de indicadores que se suelen definir no miden pobreza, sino que miden otras cosas.

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23
Nov

Arranca “Asia empresarial”

Escrito el 23 noviembre 2006 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Economía española

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    [post_content] => Esta mañana he asistido a la presentación de  “Asia empresarial” (www.asiaempresarial.com), un foro de debate sobre asuntos  económicos y empresariales de Asia, creado por el Grupo Recoletos (diario Expansión), y distintas empresas e instituciones con intereses en ese continente, entre los que se encuentra el Instituto de Empresa. Sigue la línea marcada por “Iberoamérica empresarial” (www.iberoamericaempresarial.com ), que desde hace ya tiempo organiza encuentros sobre asuntos económicos latinoamericanos.

“Asia empresarial” es una muestra más del creciente interés, que despierta en España todo lo relacionado con las economías asiáticas. Tras años centradas en Europa, Latinoamérica y norte de África, las autoridades políticas,  económicas y comerciales españolas  se han dado cuenta de que es necesario incrementar su  presencia institucional en Asia, presencia que hasta hace bien poco se podía calificar de testimonial. Se están abriendo nuevas embajadas, consulados, oficinas comerciales e incluso sedes del Instituto Cervantes y se han desarrollado acciones específicas para fomentar las exportaciones y las inversiones en las consideradas economías prioritarias (Planes Japón, China, e India). Y por otra parte, Casa India acaba de ser inaugurada en Valladolid, siguiendo los pasos de Casa Asia, ubicada en Barcelona desde 2003 y que pronto abrirá delegación en Madrid.

Y en el plano económico las empresas españolas empiezan a ver a las economías asiáticas, no como una amenaza o como peligrosos competidores, sino como una fuente de oportunidades por el potencial que ofrecen sus mercados. A pioneras como ALSA o NUTREXPA, instaladas en China desde hace ya muchos años, le han seguido recientemente TELEFÓNICA o  el BBVA, que acaba de protagonizar la mayor inversión española en Asia, al adquirir una participación en el grupo financiero chino CNBC. Si hasta ahora la presencia de las empresas españolas se había dirigido hacia  Latinoamérica en un primer momento y hacia la Unión Europea después, parece que ha llegado el momento de invertir en Asia.  Y también debería ser el momento de  incrementar las exportaciones: en 2005 las ventas dirigidas a ese continente supusieron algo más de 8.500 millones de euros (representando algo menos del 8% del total de las exportaciones españolas), frente a unas importaciones de mas de 36.000 millones de euros. Para que nos hagamos una idea, España vende a Portugal  casi el doble de lo que exporta a toda Asia. Esperemos que iniciativas como “Asia empresarial” y otras similares, sirvan para incrementar el conocimiento, el interés y las relaciones económicas y comerciales entre España y la región  que será la máxima protagonista de la economía mundial en este siglo.


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Esta mañana he asistido a la presentación de “Asia empresarial” (www.asiaempresarial.com), un foro de debate sobre asuntos económicos y empresariales de Asia, creado por el Grupo Recoletos (diario Expansión), y distintas empresas e instituciones con intereses en ese continente, entre los que se encuentra el Instituto de Empresa. Sigue la línea marcada por “Iberoamérica empresarial” (www.iberoamericaempresarial.com ), que desde hace ya tiempo organiza encuentros sobre asuntos económicos latinoamericanos.

“Asia empresarial” es una muestra más del creciente interés, que despierta en España todo lo relacionado con las economías asiáticas. Tras años centradas en Europa, Latinoamérica y norte de África, las autoridades políticas, económicas y comerciales españolas se han dado cuenta de que es necesario incrementar su presencia institucional en Asia, presencia que hasta hace bien poco se podía calificar de testimonial. Se están abriendo nuevas embajadas, consulados, oficinas comerciales e incluso sedes del Instituto Cervantes y se han desarrollado acciones específicas para fomentar las exportaciones y las inversiones en las consideradas economías prioritarias (Planes Japón, China, e India). Y por otra parte, Casa India acaba de ser inaugurada en Valladolid, siguiendo los pasos de Casa Asia, ubicada en Barcelona desde 2003 y que pronto abrirá delegación en Madrid.

Y en el plano económico las empresas españolas empiezan a ver a las economías asiáticas, no como una amenaza o como peligrosos competidores, sino como una fuente de oportunidades por el potencial que ofrecen sus mercados. A pioneras como ALSA o NUTREXPA, instaladas en China desde hace ya muchos años, le han seguido recientemente TELEFÓNICA o el BBVA, que acaba de protagonizar la mayor inversión española en Asia, al adquirir una participación en el grupo financiero chino CNBC. Si hasta ahora la presencia de las empresas españolas se había dirigido hacia Latinoamérica en un primer momento y hacia la Unión Europea después, parece que ha llegado el momento de invertir en Asia. Y también debería ser el momento de incrementar las exportaciones: en 2005 las ventas dirigidas a ese continente supusieron algo más de 8.500 millones de euros (representando algo menos del 8% del total de las exportaciones españolas), frente a unas importaciones de mas de 36.000 millones de euros. Para que nos hagamos una idea, España vende a Portugal casi el doble de lo que exporta a toda Asia. Esperemos que iniciativas como “Asia empresarial” y otras similares, sirvan para incrementar el conocimiento, el interés y las relaciones económicas y comerciales entre España y la región que será la máxima protagonista de la economía mundial en este siglo.

15
Nov

Un déficit exterior de escándalo

Escrito el 15 noviembre 2006 por en Economía española

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    [post_content] => Hoy publica el Banco de España que en 2006 el déficit acumulado de la balanza por cuenta corriente (enero agosto) ascendió a 58.000 millones de euros, frente a los 44.335 millones de déficit por cuenta corriente de los 8 primeros meses del año 2005. Esta fuerte ampliación del déficit corriente se debió, principalmente, al aumento del déficit comercial. Así el déficit acumulado de la balanza comercial se elevó en el conjunto de los ocho primeros meses del año hasta 52.490 millones de euros. Como el PIB que estimo para los primeros ocho meses del año es de 648 mil millones de euros, nuestro desequilibrio externo se ha convertido en el más alto del mundo desarrollado en términos relativos (9% del PIB) y el segundo más alto del mundo, después de EEUU, en términos absolutos. Son niveles que indican claramente que España pierde competitividad. Esta pérdida se manifiesta también en la disminución de cuota de mercado de nuestras exportaciones sobre el total mundial y comunitario. La otra cara del déficit por cuenta corriente es el superávit de la cuenta financiera que no es otra cosa que el aumento de la posición deudora de España con respecto al resto del mundo. El saldo negativo por cuenta corriente indica que hay mayor inversión nacional que ahorro nacional. O lo que es lo mismo el superávit de la cuenta financiera nos indica que estamos invirtiendo, (comprando inmuebles por ejemplo) más de lo que ahorramos. Esa necesidad de financiación de la economía española refleja un importante proceso inversor en los últimos años, para el que ha sido insuficiente nuestro ahorro interno. Es cierto que buena parte de la inversión se ha centrado en construcción y no en bienes de equipo, es decir, no en la parte más eficiente de inversión. Pero nuestro modelo de crecimiento tiene unas características que son difíciles de cambiar en el corto plazo.

Sin embargo, como recientemente señalaba La Caixa, cualquier deuda conlleva una obligación de devolución futura, lo cual significa que en algún momento necesitaremos generar superávit por cuenta corriente para poder saldar la deuda. Parece, sin embargo, que esto no va a ser posible ya que la mayor disponibilidad de capital de que disfrutamos se está destinando a financiar el crédito al consumo y a la vivienda, en vez de dirigirlo a mejorar nuestra productividad y, por tanto, nuestra competitividad. Si esto es así, poco estamos haciendo para poder devolver la deuda, lo que debilita nuestra solvencia. En este contexto pudiera ocurrir que el inversor extranjero, percibiendo esta menor solvencia, decidiera disminuir sus activos en España y exigir, además, por ellos una mayor rentabilidad. O lo que es lo mismo nuestra disponibilidad de crédito externo se reduciría y se encarecería. Esta disminución de la oferta de crédito implicaría una menor inversión y consumo internos. En definitiva, el menor crédito externo se traduciría en un brusco enfriamiento de la demanda de consumo y de inversión por lo que el aparato  productivo tendría que ajustarse a la menor demanda con reducciones en la producción y aumentos importantes en el desempleo. ¿Sufrirá España una recesión económica, en toda regla, con daños incalculables si siguen los desequilibrios? ¿Tendremos que hacer las reformas estructurales en frío (a la japonesa) para ganar competitividad y poder así salir del “hoyo”? ¿Formar parte del euro hace que nuestro déficit de la balanza por cuenta corriente sea menos grave?


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Hoy publica el Banco de España que en 2006 el déficit acumulado de la balanza por cuenta corriente (enero agosto) ascendió a 58.000 millones de euros, frente a los 44.335 millones de déficit por cuenta corriente de los 8 primeros meses del año 2005. Esta fuerte ampliación del déficit corriente se debió, principalmente, al aumento del déficit comercial. Así el déficit acumulado de la balanza comercial se elevó en el conjunto de los ocho primeros meses del año hasta 52.490 millones de euros. Como el PIB que estimo para los primeros ocho meses del año es de 648 mil millones de euros, nuestro desequilibrio externo se ha convertido en el más alto del mundo desarrollado en términos relativos (9% del PIB) y el segundo más alto del mundo, después de EEUU, en términos absolutos. Son niveles que indican claramente que España pierde competitividad. Esta pérdida se manifiesta también en la disminución de cuota de mercado de nuestras exportaciones sobre el total mundial y comunitario. La otra cara del déficit por cuenta corriente es el superávit de la cuenta financiera que no es otra cosa que el aumento de la posición deudora de España con respecto al resto del mundo. El saldo negativo por cuenta corriente indica que hay mayor inversión nacional que ahorro nacional. O lo que es lo mismo el superávit de la cuenta financiera nos indica que estamos invirtiendo, (comprando inmuebles por ejemplo) más de lo que ahorramos. Esa necesidad de financiación de la economía española refleja un importante proceso inversor en los últimos años, para el que ha sido insuficiente nuestro ahorro interno. Es cierto que buena parte de la inversión se ha centrado en construcción y no en bienes de equipo, es decir, no en la parte más eficiente de inversión. Pero nuestro modelo de crecimiento tiene unas características que son difíciles de cambiar en el corto plazo.

Sin embargo, como recientemente señalaba La Caixa, cualquier deuda conlleva una obligación de devolución futura, lo cual significa que en algún momento necesitaremos generar superávit por cuenta corriente para poder saldar la deuda. Parece, sin embargo, que esto no va a ser posible ya que la mayor disponibilidad de capital de que disfrutamos se está destinando a financiar el crédito al consumo y a la vivienda, en vez de dirigirlo a mejorar nuestra productividad y, por tanto, nuestra competitividad. Si esto es así, poco estamos haciendo para poder devolver la deuda, lo que debilita nuestra solvencia. En este contexto pudiera ocurrir que el inversor extranjero, percibiendo esta menor solvencia, decidiera disminuir sus activos en España y exigir, además, por ellos una mayor rentabilidad. O lo que es lo mismo nuestra disponibilidad de crédito externo se reduciría y se encarecería. Esta disminución de la oferta de crédito implicaría una menor inversión y consumo internos. En definitiva, el menor crédito externo se traduciría en un brusco enfriamiento de la demanda de consumo y de inversión por lo que el aparato productivo tendría que ajustarse a la menor demanda con reducciones en la producción y aumentos importantes en el desempleo. ¿Sufrirá España una recesión económica, en toda regla, con daños incalculables si siguen los desequilibrios? ¿Tendremos que hacer las reformas estructurales en frío (a la japonesa) para ganar competitividad y poder así salir del “hoyo”? ¿Formar parte del euro hace que nuestro déficit de la balanza por cuenta corriente sea menos grave?

13
Nov

España se desindustrializa

Escrito el 13 noviembre 2006 por en Economía española

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Desde nuestra entrada en la UE, en 1986, las estructuras sectoriales de nuestro empleo y de nuestro producto interno bruto (PIB) han cambiado sustancialmente. En los últimos veinte años (1985-2005), el empleo en los servicios ha aumentado 15 puntos porcentuales en el total de la ocupación y la construcción lo ha hecho en 5 puntos. El empleo agrícola, tiene una caída espectacular, pasó del 18% al 5%. El industrial también cayó del 25% al 17%. La misma tónica marca las proporciones de los diferentes sectores económicos en el PIB: Así el peso de los servicios en el PIB ha aumentado (desde el 59’5 por 100 al 67’5). La construcción aumenta su participación en el PIB ¡un 81%¡ En cambio el peso de la industria ha disminuido del 28 al 18% por 100 del total (una barbaridad) y el de la agricultura también ha caído del 6 al 3 por 100.

ESPAÑA: ESTRUCTURA DEL EMPLEO Y DEL PIB EN PORCENTAJE
Año 1985Año 2005Variación de la particip.
EmpleoPIBEmpleoPIBEmpleoPIB
Agricultura17,76,05,33,3-70%-45%
Industria24,628,017,317,7-30%-37%
Construcción7,56,412,411,665%81%
Servicios50,259,665,067,530%13%
Total100100100100

Para muchas personas esta evolución desde la agricultura y la industria hacia los servicios y la construcción es una evolución histórica natural y además de ser un factor de progreso ya que está relacionado con el aumento del bienestar. Sin embargo muchos servicios dependen de la industria. Los servicios financieros y de seguros, los comerciales, los de transporte, los de consultoría, auditoría, ingeniería, diseño, investigación, etc. dependen de la industria y en menor medida, de la agricultura y la construcción. Este tipo de servicios no existiría ni se desarrollaría en ningún país, si no existiese una base industrial fuerte.

La experiencia histórica de las economías más avanzadas y también de las economías asiáticas muestra que para alcanzar un nivel alto de desarrollo es preciso establecer una base industrial interna amplia y robusta. Es más: no se conoce ningún país desarrollado, de tamaño grande, que no sea industrializado, así el G-7, es el grupo de países más importantes y más industrializados del Mundo. La industria se percibe como una señal de desarrollo, empleo, productividad y fortaleza. De ahí que el fuerte proceso desindustrializador que actualmente atraviesa España haya encendido la luz de alarma. En este sentido a primera pregunta que hay que hacerse es: ¿Puede sobrevivir una economía basada solamente en los servicios? ¿Cómo compensa España la fuerte importación, que está realizando, de bienes agrícolas e industriales que no produce? ¿Es esta la razón por la que tenemos un déficit exterior brutal? ¿El bajo crecimiento de la productividad en España se debe a la desindustrialización? ¿Debemos aprender de Irlanda?

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Desde nuestra entrada en la UE, en 1986, las estructuras sectoriales de nuestro empleo y de nuestro producto interno bruto (PIB) han cambiado sustancialmente. En los últimos veinte años (1985-2005), el empleo en los servicios ha aumentado 15 puntos porcentuales en el total de la ocupación y la construcción lo ha hecho en 5 puntos. El empleo agrícola, tiene una caída espectacular, pasó del 18% al 5%. El industrial también cayó del 25% al 17%. La misma tónica marca las proporciones de los diferentes sectores económicos en el PIB: Así el peso de los servicios en el PIB ha aumentado (desde el 59’5 por 100 al 67’5). La construcción aumenta su participación en el PIB
¡un 81%¡ En cambio el peso de la industria ha disminuido del 28 al 18% por 100 del total (una barbaridad) y el de la agricultura también ha caído del 6 al 3 por 100.










ESPAÑA: ESTRUCTURA DEL EMPLEO Y DEL PIB EN PORCENTAJE
Año 1985Año 2005Variación de la particip.
EmpleoPIBEmpleoPIBEmpleoPIB
Agricultura17,76,05,33,3-70%-45%
Industria24,628,017,317,7-30%-37%
Construcción7,56,412,411,665%81%
Servicios50,259,665,067,530%13%
Total100100100100


Para muchas personas esta evolución desde la agricultura y la industria hacia los servicios y la construcción es una evolución histórica natural y además de ser un factor de progreso ya que está relacionado con el aumento del bienestar. Sin embargo muchos servicios dependen de la industria. Los servicios financieros y de seguros, los comerciales, los de transporte, los de consultoría, auditoría, ingeniería, diseño, investigación, etc. dependen de la industria y en menor medida, de la agricultura y la construcción. Este tipo de servicios no existiría ni se desarrollaría en ningún país, si no existiese una base industrial fuerte.


La experiencia histórica de las economías más avanzadas y también de las economías asiáticas muestra que para alcanzar un nivel alto de desarrollo es preciso establecer una base industrial interna amplia y robusta. Es más: no se conoce ningún país desarrollado, de tamaño grande, que no sea industrializado, así el G-7, es el grupo de países más importantes y más industrializados del Mundo. La industria se percibe como una señal de desarrollo, empleo, productividad y fortaleza. De ahí que el fuerte proceso desindustrializador que actualmente atraviesa España haya encendido la luz de alarma. En este sentido a primera pregunta que hay que hacerse es: ¿Puede sobrevivir una economía basada solamente en los servicios? ¿Cómo compensa España la fuerte importación, que está realizando, de bienes agrícolas e industriales que no produce? ¿Es esta la razón por la que tenemos un déficit exterior brutal? ¿El bajo crecimiento de la productividad en España se debe a la desindustrialización? ¿Debemos aprender de Irlanda?

7
Nov
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    [post_content] => Hace medio lustro, el 1 de mayo de 2004, 10 nuevos países entraron en la Unión Europea, lo que supuso un cambio drástico en la estructura económica de Europa. Se creó un mercado de más de 450 millones de habitantes, un aumento de las relaciones comerciales, dentro de Europa, y un entorno más competitivo. Desde que España entró en la UE, en 1986, hemos recibido cuantiosos fondos estructurales de los países ricos (sobre todo de Alemania y Francia), a cambio nosotros nos convertimos en un importante cliente (compradores) de esos países. Sin embargo la entrada de los 10 nuevos socios no ha generado un aumento sensible del comercio bilateral de España con estos países y es muy posible que haya afectado negativamente a las exportaciones de España al resto de países europeos al ser sustituidas por las de los 10 nuevos países. La posición geográfica de España es muy periférica lo que ha supuesto una desventaja para nuestras relaciones comerciales dentro de la UE, en comparación con países como Alemania, Austria, Francia, Reino Unido o Italia que sí han sabido aprovechar la ampliación. Nosotros estamos pagando la ampliación, en términos de menores fondos europeos. También pagaremos la ampliación del año que viene de Bulgaria y Rumania. Después de la ampliación de 2004 la mayoría de las regiones españolas han dejado de ser Objetivo 1 (aquellas con una renta per cápita menor o igual al 75% de la media comunitaria) y dejarán, por tanto, de percibir fondos estructurales (FEOGA Orientación, FEDER y  Fondo Social Europeo) sólo quedarán Andalucía, Extremadura y Galicia, ¿Es esto una amenaza para las regiones españolas que dejarán de percibir fondos? ¿Se convertirán los 12 nuevos países en clientes de España?

El futuro de España en esta Unión Europea ampliada depende de nuestra mejora tecnológica que nos permita aumentar la cuantía y sofisticación de nuestras exportaciones y la capacidad de llevar a cabo inversiones directas en los países candidatos a través del establecimiento de filiales de capital español o realizar joint ventures en esos países. Los 12 países (si incluimos a Bulgaria y a Rumanía) están siendo objetivo claro de la inversión directa extranjera, ya que gozan de menores costes laborales, mano de obra cualificada, y posición geográfica central, junto al eje nórdico Alemania-Norte de Italia. España aunque se diferencia de esos países por tener mejores infraestructuras de transporte y comunicación y mayores dotaciones de capital humano y tecnológico puede sufrir del mal de la “delocalización”.

Una de las ventajas, de este nuevo mercado, desde el punto de vista del consumidor español, será la caída de los precios derivada del incremento de la competencia. Es importante valorar, al hacer este tipo de análisis, que la economía no es un juego de suma cero. Por tanto, si los países de la Europa del Este siguen creciendo y consiguen mayores cotas de riqueza, esto podrá beneficiar también a España en el largo plazo porque nos comprarán. Por ello, la ampliación no debe ser entendida desde España solo como una amenaza sino también como un reto. Reto que implica que nuestro país debe desarrollar sectores de alta y media tecnología y, como consecuencia, realizar un esfuerzo aún mayor en inversiones en I+D para así ser más competitivo.

A corto plazo, nuestra economía sí puede verse perjudicada negativamente por la ampliación. Hay que considerar que las empresas manufactureras de los 12 nuevos Estados presentan una gran similitud con las españolas en cuanto a formación, flexibilidad, costes...etc. Pero, frente a los posibles efectos negativos que sobre la economía española puede tener la ampliación, el resultado final (positivo o negativo) va a depender de lo que seamos capaces de hacer y más concretamente de nuestra capacidad para aumentar nuestro nivel tecnológico. En todo caso la ampliación, tanto la de 2004 como la de 2007, es un nuevo proceso de internacionalización de nuestra  economía ¿Están aprovechado las empresas españolas las oportunidades que brinda esta ampliación? ¿Han hecho las empresas españolas los cambios necesarios para competir? ¿La entrada de Bulgaria y Rumania supondrá mayor entrada de inmigrantes procedentes de esos países? ¿Les vamos a vender bienes y servicios?


    [post_title] => Consecuencias para España de la entrada de Bulgaria y Rumania en la UE
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Hace medio lustro, el 1 de mayo de 2004, 10 nuevos países entraron en la Unión Europea, lo que supuso un cambio drástico en la estructura económica de Europa. Se creó un mercado de más de 450 millones de habitantes, un aumento de las relaciones comerciales, dentro de Europa, y un entorno más competitivo. Desde que España entró en la UE, en 1986, hemos recibido cuantiosos fondos estructurales de los países ricos (sobre todo de Alemania y Francia), a cambio nosotros nos convertimos en un importante cliente (compradores) de esos países. Sin embargo la entrada de los 10 nuevos socios no ha generado un aumento sensible del comercio bilateral de España con estos países y es muy posible que haya afectado negativamente a las exportaciones de España al resto de países europeos al ser sustituidas por las de los 10 nuevos países. La posición geográfica de España es muy periférica lo que ha supuesto una desventaja para nuestras relaciones comerciales dentro de la UE, en comparación con países como Alemania, Austria, Francia, Reino Unido o Italia que sí han sabido aprovechar la ampliación. Nosotros estamos pagando la ampliación, en términos de menores fondos europeos. También pagaremos la ampliación del año que viene de Bulgaria y Rumania. Después de la ampliación de 2004 la mayoría de las regiones españolas han dejado de ser Objetivo 1 (aquellas con una renta per cápita menor o igual al 75% de la media comunitaria) y dejarán, por tanto, de percibir fondos estructurales (FEOGA Orientación, FEDER y Fondo Social Europeo) sólo quedarán Andalucía, Extremadura y Galicia, ¿Es esto una amenaza para las regiones españolas que dejarán de percibir fondos? ¿Se convertirán los 12 nuevos países en clientes de España?

El futuro de España en esta Unión Europea ampliada depende de nuestra mejora tecnológica que nos permita aumentar la cuantía y sofisticación de nuestras exportaciones y la capacidad de llevar a cabo inversiones directas en los países candidatos a través del establecimiento de filiales de capital español o realizar joint ventures en esos países. Los 12 países (si incluimos a Bulgaria y a Rumanía) están siendo objetivo claro de la inversión directa extranjera, ya que gozan de menores costes laborales, mano de obra cualificada, y posición geográfica central, junto al eje nórdico Alemania-Norte de Italia. España aunque se diferencia de esos países por tener mejores infraestructuras de transporte y comunicación y mayores dotaciones de capital humano y tecnológico puede sufrir del mal de la “delocalización”.

Una de las ventajas, de este nuevo mercado, desde el punto de vista del consumidor español, será la caída de los precios derivada del incremento de la competencia. Es importante valorar, al hacer este tipo de análisis, que la economía no es un juego de suma cero. Por tanto, si los países de la Europa del Este siguen creciendo y consiguen mayores cotas de riqueza, esto podrá beneficiar también a España en el largo plazo porque nos comprarán. Por ello, la ampliación no debe ser entendida desde España solo como una amenaza sino también como un reto. Reto que implica que nuestro país debe desarrollar sectores de alta y media tecnología y, como consecuencia, realizar un esfuerzo aún mayor en inversiones en I+D para así ser más competitivo.

A corto plazo, nuestra economía sí puede verse perjudicada negativamente por la ampliación. Hay que considerar que las empresas manufactureras de los 12 nuevos Estados presentan una gran similitud con las españolas en cuanto a formación, flexibilidad, costes…etc. Pero, frente a los posibles efectos negativos que sobre la economía española puede tener la ampliación, el resultado final (positivo o negativo) va a depender de lo que seamos capaces de hacer y más concretamente de nuestra capacidad para aumentar nuestro nivel tecnológico. En todo caso la ampliación, tanto la de 2004 como la de 2007, es un nuevo proceso de internacionalización de nuestra economía ¿Están aprovechado las empresas españolas las oportunidades que brinda esta ampliación? ¿Han hecho las empresas españolas los cambios necesarios para competir? ¿La entrada de Bulgaria y Rumania supondrá mayor entrada de inmigrantes procedentes de esos países? ¿Les vamos a vender bienes y servicios?

6
Nov

La economía española se acelera

Escrito el 6 noviembre 2006 por JUAN CARLOS MARTINEZ en Economía española

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    [post_content] => Según las estimaciones publicadas hoy por el Banco de España, la economía española incrementó su crecimiento en el tercer trimestre hasta el 3,8%. Un ligero repunte de la demanda interna, junto al menor deterioro del sector exterior por el incremento de las exportaciones, parecen ser los responsables de esta aceleración. Por su parte, la Comisión Europea también detecta esa mejoría en las tasas de crecimiento, y apunta a que 2006 finalizará con un crecimiento del 3,8%, tres décimas por encima de sus últimas previsiones.

No hay duda, por tanto, que el famoso “España va bien” continua. La semana pasada los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), situaban la tasa paro en el 8,1%, ligeramente por debajo de la media comunitaria. Además la salud fiscal es excelente, puesto que 2006 volverá a terminar con superávit público. Mientras que  países como Alemania o Portugal se ven forzados a incrementar el IVA para intentar cuadrar sus cuentas públicas, en España el año que viene nos permitiremos el lujo de bajar el Impuesto sobre la Renta y el de Sociedades. Y todo esto con los  precios del petróleo en las nubes  y en plena fase de endurecimiento de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo.

Pero no hay que olvidar que tras estos magníficos resultados,  los desequilibrios permanecen presentes. La inflación, a pesar de haberse moderado por la reciente disminución del precio del petróleo, sigue aumentando a tasas superiores a las de nuestros socios comerciales; el déficit comercial, continúa su crecimiento imparable; y la productividad disminuyendo. También hoy la Comisión Europea,  tras la de cal, daba la de arena: volvía a alertar por enésima vez de los riesgos del endeudamiento familiar asociado a los altos precios de la vivienda. La pregunta es obvia: ¿Es sólida la situación de la economía española?, o ¿es el perfecto ejemplo del gigante con pies de barro?


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Según las estimaciones publicadas hoy por el Banco de España, la economía española incrementó su crecimiento en el tercer trimestre hasta el 3,8%. Un ligero repunte de la demanda interna, junto al menor deterioro del sector exterior por el incremento de las exportaciones, parecen ser los responsables de esta aceleración. Por su parte, la Comisión Europea también detecta esa mejoría en las tasas de crecimiento, y apunta a que 2006 finalizará con un crecimiento del 3,8%, tres décimas por encima de sus últimas previsiones.

No hay duda, por tanto, que el famoso “España va bien” continua. La semana pasada los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), situaban la tasa paro en el 8,1%, ligeramente por debajo de la media comunitaria. Además la salud fiscal es excelente, puesto que 2006 volverá a terminar con superávit público. Mientras que países como Alemania o Portugal se ven forzados a incrementar el IVA para intentar cuadrar sus cuentas públicas, en España el año que viene nos permitiremos el lujo de bajar el Impuesto sobre la Renta y el de Sociedades. Y todo esto con los precios del petróleo en las nubes y en plena fase de endurecimiento de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo.

Pero no hay que olvidar que tras estos magníficos resultados, los desequilibrios permanecen presentes. La inflación, a pesar de haberse moderado por la reciente disminución del precio del petróleo, sigue aumentando a tasas superiores a las de nuestros socios comerciales; el déficit comercial, continúa su crecimiento imparable; y la productividad disminuyendo. También hoy la Comisión Europea, tras la de cal, daba la de arena: volvía a alertar por enésima vez de los riesgos del endeudamiento familiar asociado a los altos precios de la vivienda. La pregunta es obvia: ¿Es sólida la situación de la economía española?, o ¿es el perfecto ejemplo del gigante con pies de barro?

4
Nov
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    [post_content] => En el último The Economist (2 de Nov de 2006) http://www.economist.com hay un artículo (“Mediterranean rivals”) muy largo pero muy interesante donde se compara a España con Italia. El citado artículo, siguiendo la misma  tesis que aparece  en la entrada de este mismo blog titulada “España alcanzará la renta per cápita italiana en 2009” (se puede encontrar en la pestaña de este blog denominada Economía Española), señala que “for much of the past decade Spain's economy has been growing at around twice the EU average. At this rate, officials beam, Spain will surpass Italy in terms of GDP per head by 2009. If you account for the black economy (Italy does, Spain does not), Spaniards might be richer already. Compared with Italy, Spain has few internationally competitive small firms. It is overly dependent on construction and is “enjoying” a housing boom”. Y como dice José Luis Feito, en ese artículo del Economist, por ese motivo la economía se ha vuelto muy vulnerable a las subidas de los tipos de interés.

“Like Italy, Spain is stuck with high-cost, low-productivity businesses that are vulnerable to Chinese competition; poor schools; and low spending on research and development. Overall, however, economic success in Spain has produced a change in the public temperament of a country comparable only with that of Germany after the second world war, says Pedro Schwartz, a professor at the San Pablo CEU University in Madrid. For most of the 20th century, after defeat in the Spanish-American war of 1898 (known in Spain as “the disaster”), everybody's favourite topic was “the problem of Spain”. Now Spain has self-confidence on steroids. Spanish companies are on acquisition sprees, first in Latin America, now in Europe”. The Economist señala también al final del artículo que dos escuelas de negocios (el Instituto de Empresa y el IESE) se encuentran permanentemente entre las 10 primeras business schools de Europa. De hecho el Instituto de Empresa, últimamente, se ha situado entre las primeras del mundo. El artículo termina señalando que Zara, “one of the world's fastest-growing retailers, is based in Galicia”.  I was born in Galicia.


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En el último The Economist (2 de Nov de 2006) http://www.economist.com hay un artículo (“Mediterranean rivals”) muy largo pero muy interesante donde se compara a España con Italia. El citado artículo, siguiendo la misma tesis que aparece en la entrada de este mismo blog titulada “España alcanzará la renta per cápita italiana en 2009” (se puede encontrar en la pestaña de este blog denominada Economía Española), señala que “for much of the past decade Spain’s economy has been growing at around twice the EU average. At this rate, officials beam, Spain will surpass Italy in terms of GDP per head by 2009. If you account for the black economy (Italy does, Spain does not), Spaniards might be richer already. Compared with Italy, Spain has few internationally competitive small firms. It is overly dependent on construction and is “enjoying” a housing boom”. Y como dice José Luis Feito, en ese artículo del Economist, por ese motivo la economía se ha vuelto muy vulnerable a las subidas de los tipos de interés.

“Like Italy, Spain is stuck with high-cost, low-productivity businesses that are vulnerable to Chinese competition; poor schools; and low spending on research and development. Overall, however, economic success in Spain has produced a change in the public temperament of a country comparable only with that of Germany after the second world war, says Pedro Schwartz, a professor at the San Pablo CEU University in Madrid. For most of the 20th century, after defeat in the Spanish-American war of 1898 (known in Spain as “the disaster”), everybody’s favourite topic was “the problem of Spain”. Now Spain has self-confidence on steroids. Spanish companies are on acquisition sprees, first in Latin America, now in Europe”. The Economist señala también al final del artículo que dos escuelas de negocios (el Instituto de Empresa y el IESE) se encuentran permanentemente entre las 10 primeras business schools de Europa. De hecho el Instituto de Empresa, últimamente, se ha situado entre las primeras del mundo. El artículo termina señalando que Zara, “one of the world’s fastest-growing retailers, is based in Galicia”. I was born in Galicia.

27
Oct

¿Son buenos los datos de empleo?

Escrito el 27 octubre 2006 por en Economía española

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    [post_content] => El crecimiento del empleo sigue siendo robusto. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) hecha hoy pública por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el empleo en España ha crecido en 202.500 personas desde julio hasta septiembre. Los sectores más creadores de empleo vuelven a ser la construcción (68.400) y los servicios (177.300). El número de personas ocupadas en la industria permanece casi inalterado y, en cambio, baja la ocupación en la agricultura (descenso de 44.400 personas). No se debe olvidar que el mantenimiento del ciclo económico expansivo de la economía española, a medio plazo, está condicionado por la capacidad de la industria para tomar el relevo de la construcción como motor de la economía. Es de lamentar que el sector industrial siga avanzando a tasas muy modestas y haya perdido algo de vigor con respecto al segundo trimestre de este año. Además, con respecto al mismo trimestre del año pasado (tercer trimestre del año 2005), la ocupación en la industria sigue descendiendo, a la vez que sigue aumentando el empleo de forma prodigiosa en la construcción y en los servicios.

Otro aspecto negativo del patrón de creación de empleo es su concentración en actividades de baja cualificación y escaso valor añadido, como parece indicar el hecho de que el incremento habido en la ocupación en el tercer trimestre de este año ha sido sobretodo de mano de obra extranjera (crecimiento del 3,82%) mientras que el empleo de trabajadores españoles solo creció un 0,64%. En este mismo sentido el paro de los españoles se redujo de julio a septiembre en solo el -3,2%, frente a un descenso de los desempleados extranjeros del -7,06%. Desgraciadamente, España pierde terreno en innovación empresarial y se sitúa  a la cola de la Unión Europea. El camino que hemos elegido es el de la construcción y los servicios que, según la EPA, son los sectores que crean empleo. Y no se debe olvidar que el empleo está siendo el motor de nuestra economía. Efectivamente, el fuerte incremento del empleo (sobre todo inmigrante), genera más masa salarial y, por tanto, mayor demanda de consumo y de viviendas, lo que significa más producción de bienes de consumo y más construcción, es decir, más crecimiento económico y empleo, lo que a su vez aumenta la renta, etc. Este círculo virtuoso se basa, en buena medida, en el crecimiento del empleo en sectores de baja productividad (construcción y servicios)

¿En situación tan favorable como la actual podría terminar este “boom” de crecimiento y empleo? ¿Qué puede pasar si siguen subiendo los tipos de interés o se frena el empleo porque se produce una brusca desaceleración del mercado inmobiliario o todo a la vez? ¿Se rompería el círculo virtuoso del empleo y comenzaría un círculo vicioso, es decir habría menos consumo, menos crecimiento y menos empleo?. ¿Dan los políticos suficiente importancia a los fuertes desequilibrios (inflación y déficit exterior) que este patrón de crecimiento está generando?.


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El crecimiento del empleo sigue siendo robusto. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) hecha hoy pública por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el empleo en España ha crecido en 202.500 personas desde julio hasta septiembre. Los sectores más creadores de empleo vuelven a ser la construcción (68.400) y los servicios (177.300). El número de personas ocupadas en la industria permanece casi inalterado y, en cambio, baja la ocupación en la agricultura (descenso de 44.400 personas). No se debe olvidar que el mantenimiento del ciclo económico expansivo de la economía española, a medio plazo, está condicionado por la capacidad de la industria para tomar el relevo de la construcción como motor de la economía. Es de lamentar que el sector industrial siga avanzando a tasas muy modestas y haya perdido algo de vigor con respecto al segundo trimestre de este año. Además, con respecto al mismo trimestre del año pasado (tercer trimestre del año 2005), la ocupación en la industria sigue descendiendo, a la vez que sigue aumentando el empleo de forma prodigiosa en la construcción y en los servicios.

Otro aspecto negativo del patrón de creación de empleo es su concentración en actividades de baja cualificación y escaso valor añadido, como parece indicar el hecho de que el incremento habido en la ocupación en el tercer trimestre de este año ha sido sobretodo de mano de obra extranjera (crecimiento del 3,82%) mientras que el empleo de trabajadores españoles solo creció un 0,64%. En este mismo sentido el paro de los españoles se redujo de julio a septiembre en solo el -3,2%, frente a un descenso de los desempleados extranjeros del -7,06%. Desgraciadamente, España pierde terreno en innovación empresarial y se sitúa a la cola de la Unión Europea. El camino que hemos elegido es el de la construcción y los servicios que, según la EPA, son los sectores que crean empleo. Y no se debe olvidar que el empleo está siendo el motor de nuestra economía. Efectivamente, el fuerte incremento del empleo (sobre todo inmigrante), genera más masa salarial y, por tanto, mayor demanda de consumo y de viviendas, lo que significa más producción de bienes de consumo y más construcción, es decir, más crecimiento económico y empleo, lo que a su vez aumenta la renta, etc. Este círculo virtuoso se basa, en buena medida, en el crecimiento del empleo en sectores de baja productividad (construcción y servicios)

¿En situación tan favorable como la actual podría terminar este “boom” de crecimiento y empleo? ¿Qué puede pasar si siguen subiendo los tipos de interés o se frena el empleo porque se produce una brusca desaceleración del mercado inmobiliario o todo a la vez? ¿Se rompería el círculo virtuoso del empleo y comenzaría un círculo vicioso, es decir habría menos consumo, menos crecimiento y menos empleo?. ¿Dan los políticos suficiente importancia a los fuertes desequilibrios (inflación y déficit exterior) que este patrón de crecimiento está generando?.

16
Oct
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    [post_content] => España bate su propio record histórico con un déficit por cuenta corriente, en el periodo ener-julio de 2006 que supone el 10% del PIB. Efectivamente en el conjunto de los siete primeros meses de 2006, el déficit acumulado de la balanza por cuenta corriente ascendió a 52.504,7 millones de euros, frente a 44 598 millones en el primer semestre del año 2006. La ampliación del déficit corriente se debió, principalmente, al aumento del déficit comercial. El déficit acumulado de la balanza comercial se elevó en el conjunto de los siete primeros meses del año hasta 45.042,0 millones de euros, desde los 38.567 millones en los 6 primeros meses de este año. Este desequilibrio externo (fuerte déficit de la balanza por cuenta corriente) alcanzó un 7,4% del PIB en 2005 pero en los primeros siete meses de este año, según datos del Banco de España, batió su propio record llegando al 10% del PIB. Son niveles que indican claramente que España pierde competitividad. Esta pérdida se manifiesta también en la disminución de cuota de mercado de nuestras exportaciones sobre el total mundial y comunitario.

    [post_title] => Déficit por Cuenta Corriente en España alcanza el 10% del PIB
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España bate su propio record histórico con un déficit por cuenta corriente, en el periodo ener-julio de 2006 que supone el 10% del PIB. Efectivamente en el conjunto de los siete primeros meses de 2006, el déficit acumulado de la balanza por cuenta corriente ascendió a 52.504,7 millones de euros, frente a 44 598 millones en el primer semestre del año 2006. La ampliación del déficit corriente se debió, principalmente, al aumento del déficit comercial. El déficit acumulado de la balanza comercial se elevó en el conjunto de los siete primeros meses del año hasta 45.042,0 millones de euros, desde los 38.567 millones en los 6 primeros meses de este año. Este desequilibrio externo (fuerte déficit de la balanza por cuenta corriente) alcanzó un 7,4% del PIB en 2005 pero en los primeros siete meses de este año, según datos del Banco de España, batió su propio record llegando al 10% del PIB. Son niveles que indican claramente que España pierde competitividad. Esta pérdida se manifiesta también en la disminución de cuota de mercado de nuestras exportaciones sobre el total mundial y comunitario.

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