WP_Post Object ( [ID] => 22265 [post_author] => 13322 [post_date] => 2019-03-24 13:08:23 [post_date_gmt] => 2019-03-24 12:08:23 [post_content] => Tras trescientos años de dominación portuguesa, Brasil obtuvo su independencia en 1822 proclamándose la república en 1889. Son menos de dos siglos de gestión independiente en los que los gobiernos militares y populistas se han sucedido uno a otro. 1985 marcó un punto de inflexión cuando las fuerzas armadas cedieron pacíficamente el poder a las organizaciones civiles pero al mismo tiempo eran años de crisis económicas e inflación descontrolada. Las décadas posteriores trajeron a presidentes bisoños como Collor de Mello, que tuvo que dimitir acusado de corrupción, Itamar Franco que con una inflación del 2.400% en 1993 promovió el exitoso Plan Real que aupó a la presidencia a su Ministro de Hacienda Fernando Henrique Cardoso , a quien sucedió en 2002 Luiz Inácio Lula da Silva. En Enero de este año, el militar de reserva y político Jair Bolsonnaro se ha convertido en el presidente nº 38 del país. El pasado jueves 21 su antecesor el ex presidente de Brasil Michel Temer fue detenido en el marco de una investigación anticorrupción, convirtiéndose en el tercer exjefe de Estado de forma consecutiva que cae en desgracia en los últimos años en el gigante sudamericano. El 12 de julio de 2017, Luiz Inácio Lula da Silva el primer presidente obrero de Brasil, fue sentenciado a nueve años y seis meses de prisión, con una ampliación posterior a 12 años y 11 meses, por corrupción y lavado de dinero. Su sucesora Lula, Dilma Rousseff, se convirtió en la primera mujer elegida presidenta de Brasil en 2010, reelegida después en 2014. Acusada de haber modificado las cuentas públicas, el Congreso la apartó del poder el 12 de mayo de 2016, cuando abrió un controvertido proceso de impeachment en su contra. Ocupó su lugar el entonces vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño que como he indicado ha sido detenido esta misma semana en São Paulo con la acusación de desvío de fondos de infraestructuras públicas En 2019 hay muchas expectativas sobre el futuro económico de Brasil. Tras una caída del -3,3% del PIB en 2016, 2017 y 2018 fueron años de una continua lucha por revertir la crisis que para el año en curso comenzaba slot thailand a disiparse. Cómo afectará la detención de Temer en la confianza de los inversores extranjeros está todavía por dilucidarse pero el país de orden y progreso necesita claramente cierta estabilidad política. La clasificación del Doing Business del Banco Mundial sitúa a Brasil en el puesto 109 de 190 (frente al 46 de China o 54 de México) con valoraciones tan negativas como la gestión de impuestos con un 184. Brasil tiene mucho que aportar al crecimiento económico del continente y mundial si logra salir de ese círculo vicioso de inestabilidad presidencial, corrupción y políticas económicas de corto recorrido. [post_title] => Tropa de Elite: Brasil en 2019 [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => closed [ping_status] => closed [post_password] => [post_name] => tropa-de-elite-brasil-en-2019 [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:55:26 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:55:26 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/?p=22265 [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 0 [filter] => raw )
Tras trescientos años de dominación portuguesa, Brasil obtuvo su independencia en 1822 proclamándose la república en 1889. Son menos de dos siglos de gestión independiente en los que los gobiernos militares y populistas se han sucedido uno a otro.
1985 marcó un punto de inflexión cuando las fuerzas armadas cedieron pacíficamente el poder a las organizaciones civiles pero al mismo tiempo eran años de crisis económicas e inflación descontrolada. Las décadas posteriores trajeron a presidentes bisoños como Collor de Mello, que tuvo que dimitir acusado de corrupción, Itamar Franco que con una inflación del 2.400% en 1993 promovió el exitoso Plan Real que aupó a la presidencia a su Ministro de Hacienda Fernando Henrique Cardoso , a quien sucedió en 2002 Luiz Inácio Lula da Silva.
En Enero de este año, el militar de reserva y político Jair Bolsonnaro se ha convertido en el presidente nº 38 del país.
El pasado jueves 21 su antecesor el ex presidente de Brasil Michel Temer fue detenido en el marco de una investigación anticorrupción, convirtiéndose en el tercer exjefe de Estado de forma consecutiva que cae en desgracia en los últimos años en el gigante sudamericano.
El 12 de julio de 2017, Luiz Inácio Lula da Silva el primer presidente obrero de Brasil, fue sentenciado a nueve años y seis meses de prisión, con una ampliación posterior a 12 años y 11 meses, por corrupción y lavado de dinero.
Su sucesora Lula, Dilma Rousseff, se convirtió en la primera mujer elegida presidenta de Brasil en 2010, reelegida después en 2014. Acusada de haber modificado las cuentas públicas, el Congreso la apartó del poder el 12 de mayo de 2016, cuando abrió un controvertido proceso de impeachment en su contra.
Ocupó su lugar el entonces vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño que como he indicado ha sido detenido esta misma semana en São Paulo con la acusación de desvío de fondos de infraestructuras públicas
En 2019 hay muchas expectativas sobre el futuro económico de Brasil. Tras una caída del -3,3% del PIB en 2016, 2017 y 2018 fueron años de una continua lucha por revertir la crisis que para el año en curso comenzaba slot thailand a disiparse. Cómo afectará la detención de Temer en la confianza de los inversores extranjeros está todavía por dilucidarse pero el país de orden y progreso necesita claramente cierta estabilidad política.
La clasificación del Doing Business del Banco Mundial sitúa a Brasil en el puesto 109 de 190 (frente al 46 de China o 54 de México) con valoraciones tan negativas como la gestión de impuestos con un 184. Brasil tiene mucho que aportar al crecimiento económico del continente y mundial si logra salir de ese círculo vicioso de inestabilidad presidencial, corrupción y políticas económicas de corto recorrido.
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