Archivo de julio/2015

26
Jul

El mercado laboral se fortalece

Escrito el 26 julio 2015 por en Economía española

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    [post_content] => El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el jueves la Encuesta de Población Activa (EPA) donde se muestra una clara mejora en el bienestar social, un mayor fortalecimiento del mercado laboral y un aumento de la productividad de la economía española.

En el segundo trimestre de este año se contabilizaron 5.149.000 millones de parados que, siendo muchos, son 296.500 menos que en el trimestre anterior. Se trata de la segunda mayor caída intertrimestral del paro desde el tercer trimestre de 2005. Este descenso ha hecho que la tasa de paro de nuestra economía se redujera y se situara en el 22,4% frente al 23,8% del trimestre anterior. Supone una importante mejora del mercado laboral y una vuelta a las tasa de paro que teníamos hace cuatro años. Conviene recordar que hace dos años, en el primer trimestre de 2013, la tasa de paro estaba en el 27% y el número de parados era de 6.278.200. En dos años se ha producido una reducción del desempleo en 1.130.000 personas y de la tasa de paro en 4,6 puntos.

Aumenta el empleo en la industria y los servicios

Por lo que se refiere a la ocupación, entre abril y junio se crearon 411.800 empleos netos, el mayor incremento de la historia, fundamentalmente en el sector de los servicios y en la industria. El aumento del empleo en la industria (65.000 ocupados más) es el mayor en un segundo trimestre desde el año 2002 y es coherente con el crecimiento de la producción industrial (+3,4% en términos anuales). Un sector que se caracteriza por crear empleo más estable y cualificado e incorporar los avances tecnológicos a los procesos productivos. El despegue de la producción industrial está sirviendo para crear empleo, afianzar la recuperación de la economía y mejorar la capacidad competitiva del país.

gente trabajando

Por su parte, el impresionante comportamiento del sector terciario (292.000 empleos más en el trimestre) está en línea con la importante mejora del turismo, pero sobre todo de otros servicios de mercado (seguros, transporte, royalties, ingeniería, financieros, telecomunicaciones, etc.). Un indicador de que esto es así es que las exportaciones de servicios no turísticos están creciendo a ritmos anuales del 8,5%.

Por lo que se refiere al turismo, los datos publicados este miércoles de Coyuntura Turística Hotelera y de Frontur para el mes de junio anticipan una muy buena temporada de verano en España. Sólo en junio llegaron a España 6,67 millones de turistas internacionales, un 2,6% más que el mismo mes del año pasado, sobrepasando el mejor registro de la serie histórica para dicho mes.

Considerando la primera mitad del año, España recibió 29,2 millones de visitantes, un 4,2% más que en ese mismo periodo de 2014, también el mejor registro de la historia.

Fortalezas

En definitiva, el mercado laboral español mejoró notablemente en el segundo trimestre. Todos los sectores económicos crearon empleo, algo que no se producía desde hacía 10 años.

La mayor parte de los indicadores muestran una mejora en la calidad:

1º) La ocupación a tiempo completo aumenta en 430.200 trabajadores mientras que la de tiempo parcial disminuye (-18.500).

2º) Mejora el mercado de trabajo juvenil. El número de empleados con edades comprendidas entre 16 y 24 años aumentó en 51.000 mientras que el número de parados se redujo en 27.800; una situación que ha permitido que la tasa de paro juvenil cayese por debajo del 50% (concretamente el 49,2%), por primera vez en tres años y medio.

3º) Aumenta el empleo por cuenta propia. En el segundo trimestre se dieron de alta 44.200 autónomos más, de los cuales 36.500 (un 83%) dieron empleo a otros trabajadores.

4º) Crece en 202.000 el número de hogares en que todos sus miembros activos están ocupados. Se reduce, en 136.100, el número de hogares en los que todos están parados; sigue siendo una cifra elevada, 1,7 millones, pero es la más baja desde el año 2011.

5º) Todo el empleo creado en el segundo trimestre, se realizó en el sector privado; el sector público no creó empleo.

Desgraciadamente, a estos aspectos positivos hay que unir el aumento de la temporalidad. Durante el segundo trimestre, los contratos temporales aumentaron en 307.600 frente a los indefinidos que solo lo hicieron en 60.800.

Crece la productividad

Desde una perspectiva temporal más amplia, si consideramos los últimos doce meses, el empleo aumentó en 513.500 personas, es decir casi un 3%. Para el conjunto del año 2015 esperamos que el empleo crezca a ese mismo ritmo.

Esta mejora del mercado laboral es un indicador más del buen comportamiento de la economía española. Con la información del mercado laboral y de otros datos estadísticos que se vienen conociendo parece posible que durante el segundo trimestre la economía hubiera tenido un crecimiento del PIB del 1,1% con respecto al primero. Hay que remontarse al primer trimestre de 2006 para encontrar una tasa de crecimiento igual que esa. En términos anualizados (multiplicando el dato trimestral por cuatro, tal como se hace en EEUU) el PIB aumentó un 4,4%.

En esta misma dirección va el Índice de Cifra de Negocios Empresarial (ICNE) que este martes dio a conocer el INE. Se trata de un indicador de coyuntura que permite observar, mes a mes, cómo evolucionan un conjunto de sectores económicos que representan el 50% del PIB español. No es casualidad que el ICNE del mes de mayo de 2015 corregido de efectos estacionales y de calendario también registrara un crecimiento muy alto: un 4%, con respecto al mismo mes del año pasado, encadenando quince meses de crecimientos ininterrumpidos.

Para el conjunto del año 2015 la economía crecerá cerca del 3,5% Estos datos muestran que está aumentando la productividad, es decir, mientras la economía española crece a ritmos cercanos al 3,5% anual el empleo lo está haciendo al 3%.

En definitiva, aunque los segundos trimestres del año suelen ser los mejores para el mercado laboral español, el de este año ha sido especialmente positivo lo que refleja que la economía española se fortalece más rápidamente de lo previsto. Quizá por ello los analistas siguen revisando al alza sus previsiones de crecimiento para este año y el que viene. Este espectacular comportamiento del mercado laboral es el resultado de la reforma laboral, la moderación salarial y el crecimiento económico.

Para poder mantener y mejorar esta buena evolución del mercado laboral y consolidar el crecimiento económico español hay que seguir aplicando políticas que contribuyan a flexibilizar y dinamizar el mercado de trabajo: aumentar la formación del capital humano para adecuarlo a las necesidades del mercado; reducir las cotizaciones sociales; continuar con la moderación salarial; establecer condiciones laborales diferentes para jóvenes en función de su cualificación y, por último, reformar todavía más la legislación laboral para disminuir la temporalidad.

Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. Expansión , 24 de julio de 2015
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El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el jueves la Encuesta de Población Activa (EPA) donde se muestra una clara mejora en el bienestar social, un mayor fortalecimiento del mercado laboral y un aumento de la productividad de la economía española.

En el segundo trimestre de este año se contabilizaron 5.149.000 millones de parados que, siendo muchos, son 296.500 menos que en el trimestre anterior. Se trata de la segunda mayor caída intertrimestral del paro desde el tercer trimestre de 2005. Este descenso ha hecho que la tasa de paro de nuestra economía se redujera y se situara en el 22,4% frente al 23,8% del trimestre anterior. Supone una importante mejora del mercado laboral y una vuelta a las tasa de paro que teníamos hace cuatro años. Conviene recordar que hace dos años, en el primer trimestre de 2013, la tasa de paro estaba en el 27% y el número de parados era de 6.278.200. En dos años se ha producido una reducción del desempleo en 1.130.000 personas y de la tasa de paro en 4,6 puntos.

Aumenta el empleo en la industria y los servicios

Por lo que se refiere a la ocupación, entre abril y junio se crearon 411.800 empleos netos, el mayor incremento de la historia, fundamentalmente en el sector de los servicios y en la industria. El aumento del empleo en la industria (65.000 ocupados más) es el mayor en un segundo trimestre desde el año 2002 y es coherente con el crecimiento de la producción industrial (+3,4% en términos anuales). Un sector que se caracteriza por crear empleo más estable y cualificado e incorporar los avances tecnológicos a los procesos productivos. El despegue de la producción industrial está sirviendo para crear empleo, afianzar la recuperación de la economía y mejorar la capacidad competitiva del país.

gente trabajando

Por su parte, el impresionante comportamiento del sector terciario (292.000 empleos más en el trimestre) está en línea con la importante mejora del turismo, pero sobre todo de otros servicios de mercado (seguros, transporte, royalties, ingeniería, financieros, telecomunicaciones, etc.). Un indicador de que esto es así es que las exportaciones de servicios no turísticos están creciendo a ritmos anuales del 8,5%.

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18
Jul

¿Qué es una Quita? El caso de Grecia

Escrito el 18 julio 2015 por Miguel Aguirre Uzquiano en Unión Europea

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    [post_content] => Todos hemos visto películas de mafiosos en las que la persona o firma que ha contraído una deuda ve como esta no deja de crecer debido a los altos tipos de interés que el prestamista pone sobre la misma. Sin embargo en el mundo real, no de celuloide, hay un mecanismo que trata de reducir la deuda contraída para lograr que el importe debido sea algo manejable por el deudor y no se convierta en una cantidad que no pase de generación en generación. Este mecanismo se denomina Quita (Loss en inglés, ya que es una pérdida definitiva para el acreedor).
¿Por qué una empresa suspende pagos? Normalmente, y si no se trata de un fraude, el pasivo a corto de la firma es mayor que el activo a corto de la misma. Esto quiere decir que tiene Fondo de Maniobra negativo. En primera instancia la empresa tratará de renegociar su deuda a corto plazo con sus acreedores alargando el plazo de la misma o tratará de vender Activos a Largo para incrementar la liquidez a corto. Si estar medidas no funcionan, la empresa suspenderá en pagos /hará “default”. Se reunirá a continuación con sus acreedores y les solicitará una quita o pérdida definitiva sobre la deuda .Se suele fijar en un 15-20% de la deuda. Este importe, puede variar, es el margen de la transacción. El objetivo es que el acreedor recupere, por lo menos el precio de coste de los bienes vendidos y el deudor acabe con una deuda menor, más manejable y acorde con su situación financiera.
Si alguna vez tenemos un amigo, conocido o firma que nos debe dinero ¿no es más lógico fijar una cantidad menor que pueda ser devuelta que tener un importe en la cuenta de Clientes que sospechamos que nunca vamos a cobrar? En vez de actuar como prestamistas de películas de mafiosos, acreedor y deudor se sientan para establecer una nueva deuda y un calendario de pagos que sea real. Si alguien te debe dinero y simplemente le das más tiempo, manteniéndose el resto de las variables inalteradas, al vencimiento de la nueva prórroga nos encontraremos un poco mayores pero con el mismo importe de deuda.mapaGrecia-4feb15
No quiero que el lector de estas líneas saque la impresión que suspender pagos es una situación óptima en la que conseguimos que nos condonen un porcentaje de nuestra deuda. Vivimos en un mundo en el que la confianza es un valor muy importante de las relaciones personales y mercantiles. Si una empresa suspende pagos, sus proveedores ya no le venderán a crédito, las entidades financieras pedirán garantías sobre cualquier nuevo préstamo que se solicite etc. Si una firma ha tenido la mala suerte de entrar en suspensión de pagos, debido, por ejemplo a una caída de la demanda del mercado, su objetivo es tras refinanciar su deuda salir de esta situación para volver al mercado como un actor más y no cómo una firma que todos señalan con el dedo.
¿Todo esto nos suena familiar con la situación de las últimas semanas en Grecia? Los países se comportan exactamente igual que las empresas, con el gran matiz, que una firma, por grande que sea, e.g. Arthur Andersen puede desaparecer, mientras que los países si desaparecen, e,g, Yugoslavia no es por motivos económicos sino políticos. Grecia no tiene liquidez y  lo que los acreedores le están ofreciendo es más tiempo. ¿No es mejor fijar un importe de deuda menor que dar una patada hacia adelante sabiendo que dentro de un plazo no muy largo el deudor se va a volver a encontrar en la misma situación de insolvencia? Señalar , por parte del deudor, que cuando un país acude a entidades multilaterales (FMI, Banco Mundial o Banco Central Europeo) es porque la banca comercial ya no le prestaba o lo hacía a tipos de interés muy elevados. Los préstamos de organismos multilaterales se llaman concesionales,  quiere decir que su interés está por debajo del de mercado. Recapitulando, una quita daría a Grecia un importe más real en base a su capacidad financiera para realizar pagos pero no podemos caer en la simpleza de acusar al bombero de iniciar el fuego. Solo con buena voluntad y trabajo por las dos partes, se puede salir de la situación actual. Del caso de Corea del Sur y otros países del sudeste asiático que suspendieron pagos en los noventa y hoy en día encabezan el crecimiento mundial hay mucho que aprender: diferente geografía, diferente cultura pero mismos problemas.
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Todos hemos visto películas de mafiosos en las que la persona o firma que ha contraído una deuda ve como esta no deja de crecer debido a los altos tipos de interés que el prestamista pone sobre la misma. Sin embargo en el mundo real, no de celuloide, hay un mecanismo que trata de reducir la deuda contraída para lograr que el importe debido sea algo manejable por el deudor y no se convierta en una cantidad que no pase de generación en generación. Este mecanismo se denomina Quita (Loss en inglés, ya que es una pérdida definitiva para el acreedor).
¿Por qué una empresa suspende pagos? Normalmente, y si no se trata de un fraude, el pasivo a corto de la firma es mayor que el activo a corto de la misma. Esto quiere decir que tiene Fondo de Maniobra negativo. En primera instancia la empresa tratará de renegociar su deuda a corto plazo con sus acreedores alargando el plazo de la misma o tratará de vender Activos a Largo para incrementar la liquidez a corto. Si estar medidas no funcionan, la empresa suspenderá en pagos /hará “default”. Se reunirá a continuación con sus acreedores y les solicitará una quita o pérdida definitiva sobre la deuda .Se suele fijar en un 15-20% de la deuda. Este importe, puede variar, es el margen de la transacción. El objetivo es que el acreedor recupere, por lo menos el precio de coste de los bienes vendidos y el deudor acabe con una deuda menor, más manejable y acorde con su situación financiera.
Si alguna vez tenemos un amigo, conocido o firma que nos debe dinero ¿no es más lógico fijar una cantidad menor que pueda ser devuelta que tener un importe en la cuenta de Clientes que sospechamos que nunca vamos a cobrar? En vez de actuar como prestamistas de películas de mafiosos, acreedor y deudor se sientan para establecer una nueva deuda y un calendario de pagos que sea real. Si alguien te debe dinero y simplemente le das más tiempo, manteniéndose el resto de las variables inalteradas, al vencimiento de la nueva prórroga nos encontraremos un poco mayores pero con el mismo importe de deuda.mapaGrecia-4feb15
No quiero que el lector de estas líneas saque la impresión que suspender pagos es una situación óptima en la que conseguimos que nos condonen un porcentaje de nuestra deuda. Vivimos en un mundo en el que la confianza es un valor muy importante de las relaciones personales y mercantiles. Si una empresa suspende pagos, sus proveedores ya no le venderán a crédito, las entidades financieras pedirán garantías sobre cualquier nuevo préstamo que se solicite etc. Si una firma ha tenido la mala suerte de entrar en suspensión de pagos, debido, por ejemplo a una caída de la demanda del mercado, su objetivo es tras refinanciar su deuda salir de esta situación para volver al mercado como un actor más y no cómo una firma que todos señalan con el dedo.
¿Todo esto nos suena familiar con la situación de las últimas semanas en Grecia? Los países se comportan exactamente igual que las empresas, con el gran matiz, que una firma, por grande que sea, e.g. Arthur Andersen puede desaparecer, mientras que los países si desaparecen, e,g, Yugoslavia no es por motivos económicos sino políticos. Grecia no tiene liquidez y  lo que los acreedores le están ofreciendo es más tiempo. ¿No es mejor fijar un importe de deuda menor que dar una patada hacia adelante sabiendo que dentro de un plazo no muy largo el deudor se va a volver a encontrar en la misma situación de insolvencia? Señalar , por parte del deudor, que cuando un país acude a entidades multilaterales (FMI, Banco Mundial o Banco Central Europeo) es porque la banca comercial ya no le prestaba o lo hacía a tipos de interés muy elevados. Los préstamos de organismos multilaterales se llaman concesionales,  quiere decir que su interés está por debajo del de mercado. Recapitulando, una quita daría a Grecia un importe más real en base a su capacidad financiera para realizar pagos pero no podemos caer en la simpleza de acusar al bombero de iniciar el fuego. Solo con buena voluntad y trabajo por las dos partes, se puede salir de la situación actual. Del caso de Corea del Sur y otros países del sudeste asiático que suspendieron pagos en los noventa y hoy en día encabezan el crecimiento mundial hay mucho que aprender: diferente geografía, diferente cultura pero mismos problemas.

13
Jul
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    [post_content] => El Consejo de Ministros aprobó el vierbnes el techo de gasto público para 2016 y la rebaja fiscal efectiva desde el pasado día 1. Además, revisó las previsiones de crecimiento de la economía española: 3,3% este año y 3% en 2016. Ya nadie duda de que España se encuentra en una fase expansiva con elevadas tasas de crecimiento y creación de empleo. El jueves, el FMI elevó sus estimaciones de crecimiento para España hasta el 3,1% en 2015 (medio punto más que su previsión previa). El proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año próximo se enmarca en una situación de fuerte crecimiento de la economía.

presupuesto 2016

Por lo que vamos conociendo, parece un presupuesto más generoso de lo que debiera ser en esta fase expansiva del ciclo. A pesar de que el techo de gasto será un 4,4% menor que el de este año, el déficit presupuestado para el conjunto de las Administraciones Públicas aún es elevado (2,8%). Los ingresos y los gastos están íntimamente ligados al crecimiento económico, por lo que más crecimiento debería traducirse en mayores ingresos fiscales y menos gasto público; es decir, una reducción del déficit. Los Presupuestos deberían ser más ambiciosos e intentar alcanzar un déficit menor. En este contexto de fase álgida del ciclo, si el Gobierno reduce los impuestos –ayer se aprobó una nueva rebaja–, debería contemplar también una mayor reducción del gasto.

Sin embargo, hay que tener presente que, debido al alto grado de descentralización territorial, los Presupuestos suponen menos del 50% del gasto total. Por ese motivo, el control del déficit exige poner en marcha instrumentos para obligar a las comunidades autónomas a que, como mínimo, cumplan sus compromisos de estabilidad fiscal. Es ahí donde hay margen para seguir haciendo el ajuste, fundamentalmente por la vía de los gastos, lo que a su vez daría a los inversores más credibilidad y confianza en España. El Gobierno tendría que afrontar de una vez por todas la reforma de las administraciones y, en cualquier caso, no financiar a ninguna autonomía o administración local que no cumpla la requerida contención presupuestaria. En este sentido, y con una economía en plena fase expansiva, todas las administraciones deben presentar equilibrio o superávit fiscal y ninguna podría incurrir en déficit estructural, salvo situaciones excepcionales.

De ahí que el ajuste del déficit que se está realizando en este 2015 resulte a todas luces insuficiente, y lo que es peor, es superior al objetivo que se propuso el Gobierno. En el primer cuatrimestre de 2015, el saldo consolidado de las Administraciones Públicas, excluyendo a las locales, se situó en el 1,1% del PIB, sólo una décima menos que en abril de 2014. El consenso de los analistas es más pesimista, y prevé un déficit aún mayor. Para 2015 y 2016 espera un déficit del 4,4% del PIB y del 3,2%, respectivamente, dos y cuatro décimas porcentuales por encima del objetivo del Ejecutivo.

La causa de este mayor déficit hay que buscarla en el incremento del gasto público por razones electorales. Un aumento que no ha sido capaz de compensar las reducciones de otras partidas presupuestarias, como las prestaciones por desempleo y el pago de intereses de la deuda pública, que disminuyen a consecuencia de la reducción del número de parados y la bajada de los tipos de interés. Este elevado déficit convierte a España en el país de la zona del euro con mayor desequilibrio fiscal. Son malas noticias, porque con un crecimiento superior al 3% y mayor recaudación fiscal las Administraciones Públicas deberían hacer más esfuerzos para reducir el déficit y, con ello, la deuda pública sobre PIB. España es un país muy endeudado que necesita ganar credibilidad ante los acreedores que nos financian. La política fiscal debería cambiar y hacerse más restrictiva con el fin de que los mercados reciban un mensaje claro y contundente: “España está haciendo todo lo que puede por reducir su déficit”. Desgraciadamente, no es así por los intereses electorales.

Mayor ortodoxia

No se ganan unas elecciones porque se devuelva a los funcionarios parte de la paga que se les debe o porque nos encontremos en la nómina a final de mes con unos pocos euros más. Se ganan cuando se sabe comunicar al electorado la política económica necesaria (también la fiscal) para aumentar el bienestar de los ciudadanos a largo plazo. Hay que explicar que una política fiscal más ortodoxa permitiría mejorar la buena marcha de la economía e infundir confianza en los acreedores. Esta mayor confianza se trasladaría a los empresarios, lo que generaría mayor inversión y más empleo. España necesita, por tanto, políticas que consigan que la economía continúe por la senda de la estabilidad y el crecimiento. Hace ya cuatro años que vamos por el buen camino. Se está reforzando el círculo virtuoso de altos niveles de confianza, buenos resultados económicos y aumento del bienestar. El elevado crecimiento del PIB en el último año ha venido de la mano de la mejora del empleo, del crecimiento del consumo y de la compra de viviendas y de una mayor recaudación. Un crecimiento más rápido que ha significado también ingresos fiscales más elevados, lo que debería permitir reducir la elevada deuda pública en manos de los acreedores.

Insisto, no se ganan las elecciones con un gasto público populista. Las elecciones se ganan, como se ha visto en las últimas municipales y autonómicas, cuando se prometen y se cumplen las demandas de la sociedad civil: listas abiertas, eliminar la corrupción, no llevar imputados en las listas, más democracia interna en los partidos introduciendo primarias y eliminar ayuntamientos pequeños y diputaciones. Es decir, cuando existe la voluntad política de afrontar las reformas necesarias para que se revitalice la vida política y se reduzca el gasto público que no es estrictamente necesario.

Pero es que, además, la economía es cíclica y podría ocurrir que a partir de 2017 empeorase la situación en que nos encontramos. Si eso ocurriese, habría que aplicar una política fiscal más expansiva, con el consiguiente aumento de la deuda. Por eso, yerra el ministro de Economía, Luis de Guindos, al afirmar que el adelanto de la rebaja del IRPF es compatible con el cumplimiento del objetivo de déficit del 4,2% del PIB para 2015. Dos motivos lo explican: 1º) las previsiones de los analistas muestran que el déficit este año será mayor al previsto por el Gobierno y 2º) porque aunque fuera compatible, hubiera sido mejor optar por reducir el déficit antes que por bajar los impuestos.

Lo ideal sería poder bajar los impuestos; pero esta rebaja tendría que ir acompañada de una mayor reducción del gasto público. La mayoría de los estudios empíricos (y también el propio caso de la economía española) señalan que una política fiscal restrictiva aumenta la producción y el empleo. Además, los ajustes fiscales basados en recortes del gasto y en reformas de las administraciones (que no se han hecho, ni se las espera) tienen más posibilidades de éxito que los que se basan en aumentos de los ingresos.

El quinto Presupuesto de Rajoy se enmarca en una situación de buen comportamiento de la economía española y europea. Sus previsiones sobre el crecimiento y empleo y, por tanto, sobre los ingresos y gastos del Estado, serán realistas. Y el objetivo de déficit que se ha propuesto es fácil de alcanzar. En este contexto, no estaría de más que se plantease reducirlo aún más. Se conseguiría así aumentar la confianza de los mercados, proveer al sector privado de más financiación, bajar los tipos de interés y reducir los intereses de la deuda.

Fuente: Rafael Pampillón. "¿Cómo deberían ser los Presupuestos?". Expansión, 11 de julio de 2015. Pagina 39.

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El Consejo de Ministros aprobó el vierbnes el techo de gasto público para 2016 y la rebaja fiscal efectiva desde el pasado día 1. Además, revisó las previsiones de crecimiento de la economía española: 3,3% este año y 3% en 2016. Ya nadie duda de que España se encuentra en una fase expansiva con elevadas tasas de crecimiento y creación de empleo. El jueves, el FMI elevó sus estimaciones de crecimiento para España hasta el 3,1% en 2015 (medio punto más que su previsión previa). El proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año próximo se enmarca en una situación de fuerte crecimiento de la economía.

presupuesto 2016

Por lo que vamos conociendo, parece un presupuesto más generoso de lo que debiera ser en esta fase expansiva del ciclo. A pesar de que el techo de gasto será un 4,4% menor que el de este año, el déficit presupuestado para el conjunto de las Administraciones Públicas aún es elevado (2,8%). Los ingresos y los gastos están íntimamente ligados al crecimiento económico, por lo que más crecimiento debería traducirse en mayores ingresos fiscales y menos gasto público; es decir, una reducción del déficit. Los Presupuestos deberían ser más ambiciosos e intentar alcanzar un déficit menor. En este contexto de fase álgida del ciclo, si el Gobierno reduce los impuestos –ayer se aprobó una nueva rebaja–, debería contemplar también una mayor reducción del gasto.

Sin embargo, hay que tener presente que, debido al alto grado de descentralización territorial, los Presupuestos suponen menos del 50% del gasto total. Por ese motivo, el control del déficit exige poner en marcha instrumentos para obligar a las comunidades autónomas a que, como mínimo, cumplan sus compromisos de estabilidad fiscal. Es ahí donde hay margen para seguir haciendo el ajuste, fundamentalmente por la vía de los gastos, lo que a su vez daría a los inversores más credibilidad y confianza en España. El Gobierno tendría que afrontar de una vez por todas la reforma de las administraciones y, en cualquier caso, no financiar a ninguna autonomía o administración local que no cumpla la requerida contención presupuestaria. En este sentido, y con una economía en plena fase expansiva, todas las administraciones deben presentar equilibrio o superávit fiscal y ninguna podría incurrir en déficit estructural, salvo situaciones excepcionales.

De ahí que el ajuste del déficit que se está realizando en este 2015 resulte a todas luces insuficiente, y lo que es peor, es superior al objetivo que se propuso el Gobierno. En el primer cuatrimestre de 2015, el saldo consolidado de las Administraciones Públicas, excluyendo a las locales, se situó en el 1,1% del PIB, sólo una décima menos que en abril de 2014. El consenso de los analistas es más pesimista, y prevé un déficit aún mayor. Para 2015 y 2016 espera un déficit del 4,4% del PIB y del 3,2%, respectivamente, dos y cuatro décimas porcentuales por encima del objetivo del Ejecutivo.

La causa de este mayor déficit hay que buscarla en el incremento del gasto público por razones electorales. Un aumento que no ha sido capaz de compensar las reducciones de otras partidas presupuestarias, como las prestaciones por desempleo y el pago de intereses de la deuda pública, que disminuyen a consecuencia de la reducción del número de parados y la bajada de los tipos de interés. Este elevado déficit convierte a España en el país de la zona del euro con mayor desequilibrio fiscal. Son malas noticias, porque con un crecimiento superior al 3% y mayor recaudación fiscal las Administraciones Públicas deberían hacer más esfuerzos para reducir el déficit y, con ello, la deuda pública sobre PIB. España es un país muy endeudado que necesita ganar credibilidad ante los acreedores que nos financian. La política fiscal debería cambiar y hacerse más restrictiva con el fin de que los mercados reciban un mensaje claro y contundente: “España está haciendo todo lo que puede por reducir su déficit”. Desgraciadamente, no es así por los intereses electorales.

Mayor ortodoxia

No se ganan unas elecciones porque se devuelva a los funcionarios parte de la paga que se les debe o porque nos encontremos en la nómina a final de mes con unos pocos euros más. Se ganan cuando se sabe comunicar al electorado la política económica necesaria (también la fiscal) para aumentar el bienestar de los ciudadanos a largo plazo. Hay que explicar que una política fiscal más ortodoxa permitiría mejorar la buena marcha de la economía e infundir confianza en los acreedores. Esta mayor confianza se trasladaría a los empresarios, lo que generaría mayor inversión y más empleo. España necesita, por tanto, políticas que consigan que la economía continúe por la senda de la estabilidad y el crecimiento. Hace ya cuatro años que vamos por el buen camino. Se está reforzando el círculo virtuoso de altos niveles de confianza, buenos resultados económicos y aumento del bienestar. El elevado crecimiento del PIB en el último año ha venido de la mano de la mejora del empleo, del crecimiento del consumo y de la compra de viviendas y de una mayor recaudación. Un crecimiento más rápido que ha significado también ingresos fiscales más elevados, lo que debería permitir reducir la elevada deuda pública en manos de los acreedores.

Insisto, no se ganan las elecciones con un gasto público populista. Las elecciones se ganan, como se ha visto en las últimas municipales y autonómicas, cuando se prometen y se cumplen las demandas de la sociedad civil: listas abiertas, eliminar la corrupción, no llevar imputados en las listas, más democracia interna en los partidos introduciendo primarias y eliminar ayuntamientos pequeños y diputaciones. Es decir, cuando existe la voluntad política de afrontar las reformas necesarias para que se revitalice la vida política y se reduzca el gasto público que no es estrictamente necesario.

Pero es que, además, la economía es cíclica y podría ocurrir que a partir de 2017 empeorase la situación en que nos encontramos. Si eso ocurriese, habría que aplicar una política fiscal más expansiva, con el consiguiente aumento de la deuda. Por eso, yerra el ministro de Economía, Luis de Guindos, al afirmar que el adelanto de la rebaja del IRPF es compatible con el cumplimiento del objetivo de déficit del 4,2% del PIB para 2015. Dos motivos lo explican: 1º) las previsiones de los analistas muestran que el déficit este año será mayor al previsto por el Gobierno y 2º) porque aunque fuera compatible, hubiera sido mejor optar por reducir el déficit antes que por bajar los impuestos.

Lo ideal sería poder bajar los impuestos; pero esta rebaja tendría que ir acompañada de una mayor reducción del gasto público. La mayoría de los estudios empíricos (y también el propio caso de la economía española) señalan que una política fiscal restrictiva aumenta la producción y el empleo. Además, los ajustes fiscales basados en recortes del gasto y en reformas de las administraciones (que no se han hecho, ni se las espera) tienen más posibilidades de éxito que los que se basan en aumentos de los ingresos.

El quinto Presupuesto de Rajoy se enmarca en una situación de buen comportamiento de la economía española y europea. Sus previsiones sobre el crecimiento y empleo y, por tanto, sobre los ingresos y gastos del Estado, serán realistas. Y el objetivo de déficit que se ha propuesto es fácil de alcanzar. En este contexto, no estaría de más que se plantease reducirlo aún más. Se conseguiría así aumentar la confianza de los mercados, proveer al sector privado de más financiación, bajar los tipos de interés y reducir los intereses de la deuda.

Fuente: Rafael Pampillón. «¿Cómo deberían ser los Presupuestos?». Expansión, 11 de julio de 2015. Pagina 39.

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Mañana los griegos se enfrentan a un referéndum que determinará el futuro económico del país. En esta consulta se va a preguntar a los ciudadanos si aceptan o no las condiciones que piden las instituciones acreedoras (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI) para conceder al gobierno de Grecia un nuevo préstamo con el que poder hacer frente a sus elevados compromisos de pago. El resultado de la consulta es impredecible, así como sus consecuencias. Sin embargo, se puede afirmar que independientemente del resultado las negociaciones entre Grecia y sus prestamistas solo podrán continuar si se reconstruyen los puentes que se han ido destruyendo en las últimas semanas.  

Unas negociaciones que han sido demasiado largas y que han generado un elevado nivel de irritación con las instituciones incluidos todos los ministros de economía de la zona del euro que no son Varoufakis. Desde que Tsipras llegó al poder, hace seis meses, las relaciones con los acreedores se han ido tensando cada vez más hasta alcanzar un elevado nivel de deterioro. De ahí que un posible acuerdo esté cada vez más lejos y que los escenarios sean ahora mucho más inciertos.

euros 33

Todo esto está influyendo en que la situación de Grecia sea cada vez más dramática especialmente después de varios años de mala gestión económica que ha llevado al estado griego a un nivel de endeudamiento insostenible. Por ahora, el último acto de esta tragedia ha sido el impago de una deuda de más de 1.600 millones de euros que contrajo el gobierno griego con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Así, Grecia es ahora el país que más dinero debe al FMI y el único desarrollado que hasta ahora no ha hecho frente a sus compromisos de pago con esta institución.

En estos momentos la negociación se encuentra entre dos posibilidades: que el gobierno griego acepte las condiciones de la Comisión Europea y del BCE lo que significaría seguir formando parte de la Unión Económica y Monetaria (UEM) o bien rechazarlas y acabar, probablemente, fuera de la UEM. En cualquiera de los dos escenarios, o en otros que puedan plantearse, la confianza en la economía griega ha quedado seriamente perjudicada y en el caso de que Grecia se saliese del euro los inversores internacionales (ya sean institucionales o privados) tardarán muchos años en volver a prestarles dinero.

Condición indispensable: reformar

Desgraciadamente es un problema que a nadie pilla por sorpresa. Los seis meses que acumula Syriza al frente de Grecia los ha dedicado a negociar con los acreedores lo que ha paralizado la toma de decisiones sobre las urgentes medidas que necesita la economía griega para poder avanzar. Afortunadamente, la solución es bastante evidente: hacer las reformas estructurales. Es la única alternativa que le queda a Grecia para lograr que su economía sea viable y para que los acreedores tengan fe en el futuro del país. Además, si se aviene a realizar las reformas podrá conseguir una quita de una parte de su deuda pública, reducir los tipos de interés y alargar los plazos de devolución.

Antes de la implantación del euro, y del comienzo de la política monetaria única, existía la posibilidad de no hacer con profundidad ese tipo de reformas estructurales sustituyéndolas por la estrategia de devaluar la moneda. Algo que hicieron de forma habitual Grecia, España, Italia y Portugal. Los precios de esos países crecían casi siempre a mayor velocidad que los de los países centrales de Europa por lo que se producía una pérdida continua de la competitividad de sus productos en los mercados exteriores. Como entonces estos países tenían sus propias monedas (dracma, peseta, lira y escudo) podían acudir al recurso de la devaluación y así restablecían la competitividad que perdían por su mayor inflación.

Sin embargo, desde que se creó la UEM, la opción de devaluar la moneda ya no existe. La consecuencia es que se deben utilizar otras políticas económicas para evitar la mayor inflación y aumentar la competitividad: desregulación de los mercados, liberalización sectorial, flexibilización del mercado laboral, adelgazamiento del sector público, reforma de las pensiones, mejora de la formación profesional, potenciar el sistema científico y tecnológico, etc.  

Si la economía griega quiere salir adelante no tiene otra opción que hacer esas reformas. En definitiva, un conjunto de medidas que faciliten la recuperación de la competitividad, mayor crecimiento económico, más ingresos fiscales y un menor gasto público (por ejemplo, reducir el número de funcionarios) que permitan al gobierno heleno devolver con más facilidad las deudas que ha venido contrayendo y que se comprometió a pagar.

Resultado de la devaluación interna

Por supuesto que estos ajustes van a exigir sacrificios y son difíciles de asumir pero es una estrategia que en el futuro dará una rentabilidad en términos de recuperación económica, empleo y, finalmente, mayor bienestar social. Así ha sucedido, por ejemplo, en España y Alemania con sus correspondientes devaluaciones internas. Ambos países han conseguido competir, crecer y generar empleo.

Gracias a esa devaluación interna, la economía española lleva dos años creciendo a ritmos cada vez más rápidos.  En el segundo trimestre de este año registró su mayor expansión en ocho años siendo el país de la Eurozona que tiene mayor crecimiento económico. Un crecimiento que viene de la mano del aumento de la inversión, del consumo y de demanda externa. Las exportaciones de bienes y servicios llevan cuatro años creciendo y parece que la tendencia continúa. Así, esta semana se ha publicado que en los cuatro primeros meses de este año las exportaciones de bienes y servicios  aumentaron un 6,5% con respecto al mismo periodo del año pasado. Lo mismo está sucediendo con el consumo que sigue creciendo a ritmos espectaculares. Precisamente, el INE publicó esta semana que el Índice de Comercio al por Menor creció en mayo un 3,4% anual en términos desestacionalizados, estableciendo así el décimo dato positivo y consolidando una tendencia creciente desde agosto del año pasado.

Un mayor crecimiento económico que también se ha reflejado en el empleo. Efectivamente, los datos del jueves de la Seguridad Social señalan que en los últimos dos años hay en España 862.000 afiliados más y 643.000 parados registrados menos.

¿Efecto contagio? Difícilmente

Este buen comportamiento de la economía española también lo perciben los inversores. En la subasta de letras del Tesoro de esta semana se ha captado financiación a tipos de interés semejantes a los de la anterior subasta lo que indica que los mercados están descartando un posible contagio de los problemas de Grecia en España.

Así las cosas, esperemos que mañana los griegos tomen una decisión acertada y que las difíciles negociaciones que comienzan el lunes, entre su gobierno y los acreedores, despejen la actual situación de inestabilidad e incertidumbre. Porque la situación que atraviesa Grecia no es deseable para ningún país también porque está causando graves problemas de penuria económica y de tensión social en su población.

En Grecia sería deseable que se pueda llegar a una solución consensuada basada en el compromiso por parte de los acreedores de reestructurar la deuda y por parte del gobierno de aceptar políticas encaminadas a mejorar la competitividad de la economía: reducir costes, flexibilizar el mercado laboral para asignar mejor la mano de obra, alargar la edad de jubilación para que el sistema de pensiones sea sostenible, privatizar sus empresas públicas, reformar el sector de la energía eléctrica, etc. Todo ello facilitaría la negociación y permitiría un saneamiento y una mejora de la situación económica de Grecia.

En conclusión, la respuesta de los griegos a la pregunta del referéndum de mañana abre una nueva etapa en el futuro de Grecia que por ahora no sabemos ni cómo va a empezar ni tampoco como podrá acabar.

Fuente: Rafael Pampillón. "¿Aceptará Grecia las condiciones de los acreedores?". Expansión, 4 de Julio de 2015.

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Mañana los griegos se enfrentan a un referéndum que determinará el futuro económico del país. En esta consulta se va a preguntar a los ciudadanos si aceptan o no las condiciones que piden las instituciones acreedoras (Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI) para conceder al gobierno de Grecia un nuevo préstamo con el que poder hacer frente a sus elevados compromisos de pago. El resultado de la consulta es impredecible, así como sus consecuencias. Sin embargo, se puede afirmar que independientemente del resultado las negociaciones entre Grecia y sus prestamistas solo podrán continuar si se reconstruyen los puentes que se han ido destruyendo en las últimas semanas.  

Unas negociaciones que han sido demasiado largas y que han generado un elevado nivel de irritación con las instituciones incluidos todos los ministros de economía de la zona del euro que no son Varoufakis. Desde que Tsipras llegó al poder, hace seis meses, las relaciones con los acreedores se han ido tensando cada vez más hasta alcanzar un elevado nivel de deterioro. De ahí que un posible acuerdo esté cada vez más lejos y que los escenarios sean ahora mucho más inciertos.

euros 33

Todo esto está influyendo en que la situación de Grecia sea cada vez más dramática especialmente después de varios años de mala gestión económica que ha llevado al estado griego a un nivel de endeudamiento insostenible. Por ahora, el último acto de esta tragedia ha sido el impago de una deuda de más de 1.600 millones de euros que contrajo el gobierno griego con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Así, Grecia es ahora el país que más dinero debe al FMI y el único desarrollado que hasta ahora no ha hecho frente a sus compromisos de pago con esta institución.

En estos momentos la negociación se encuentra entre dos posibilidades: que el gobierno griego acepte las condiciones de la Comisión Europea y del BCE lo que significaría seguir formando parte de la Unión Económica y Monetaria (UEM) o bien rechazarlas y acabar, probablemente, fuera de la UEM. En cualquiera de los dos escenarios, o en otros que puedan plantearse, la confianza en la economía griega ha quedado seriamente perjudicada y en el caso de que Grecia se saliese del euro los inversores internacionales (ya sean institucionales o privados) tardarán muchos años en volver a prestarles dinero.

Condición indispensable: reformar

Desgraciadamente es un problema que a nadie pilla por sorpresa. Los seis meses que acumula Syriza al frente de Grecia los ha dedicado a negociar con los acreedores lo que ha paralizado la toma de decisiones sobre las urgentes medidas que necesita la economía griega para poder avanzar. Afortunadamente, la solución es bastante evidente: hacer las reformas estructurales. Es la única alternativa que le queda a Grecia para lograr que su economía sea viable y para que los acreedores tengan fe en el futuro del país. Además, si se aviene a realizar las reformas podrá conseguir una quita de una parte de su deuda pública, reducir los tipos de interés y alargar los plazos de devolución.

Antes de la implantación del euro, y del comienzo de la política monetaria única, existía la posibilidad de no hacer con profundidad ese tipo de reformas estructurales sustituyéndolas por la estrategia de devaluar la moneda. Algo que hicieron de forma habitual Grecia, España, Italia y Portugal. Los precios de esos países crecían casi siempre a mayor velocidad que los de los países centrales de Europa por lo que se producía una pérdida continua de la competitividad de sus productos en los mercados exteriores. Como entonces estos países tenían sus propias monedas (dracma, peseta, lira y escudo) podían acudir al recurso de la devaluación y así restablecían la competitividad que perdían por su mayor inflación.

Sin embargo, desde que se creó la UEM, la opción de devaluar la moneda ya no existe. La consecuencia es que se deben utilizar otras políticas económicas para evitar la mayor inflación y aumentar la competitividad: desregulación de los mercados, liberalización sectorial, flexibilización del mercado laboral, adelgazamiento del sector público, reforma de las pensiones, mejora de la formación profesional, potenciar el sistema científico y tecnológico, etc.  

Si la economía griega quiere salir adelante no tiene otra opción que hacer esas reformas. En definitiva, un conjunto de medidas que faciliten la recuperación de la competitividad, mayor crecimiento económico, más ingresos fiscales y un menor gasto público (por ejemplo, reducir el número de funcionarios) que permitan al gobierno heleno devolver con más facilidad las deudas que ha venido contrayendo y que se comprometió a pagar.

Resultado de la devaluación interna

Por supuesto que estos ajustes van a exigir sacrificios y son difíciles de asumir pero es una estrategia que en el futuro dará una rentabilidad en términos de recuperación económica, empleo y, finalmente, mayor bienestar social. Así ha sucedido, por ejemplo, en España y Alemania con sus correspondientes devaluaciones internas. Ambos países han conseguido competir, crecer y generar empleo.

Gracias a esa devaluación interna, la economía española lleva dos años creciendo a ritmos cada vez más rápidos.  En el segundo trimestre de este año registró su mayor expansión en ocho años siendo el país de la Eurozona que tiene mayor crecimiento económico. Un crecimiento que viene de la mano del aumento de la inversión, del consumo y de demanda externa. Las exportaciones de bienes y servicios llevan cuatro años creciendo y parece que la tendencia continúa. Así, esta semana se ha publicado que en los cuatro primeros meses de este año las exportaciones de bienes y servicios  aumentaron un 6,5% con respecto al mismo periodo del año pasado. Lo mismo está sucediendo con el consumo que sigue creciendo a ritmos espectaculares. Precisamente, el INE publicó esta semana que el Índice de Comercio al por Menor creció en mayo un 3,4% anual en términos desestacionalizados, estableciendo así el décimo dato positivo y consolidando una tendencia creciente desde agosto del año pasado.

Un mayor crecimiento económico que también se ha reflejado en el empleo. Efectivamente, los datos del jueves de la Seguridad Social señalan que en los últimos dos años hay en España 862.000 afiliados más y 643.000 parados registrados menos.

¿Efecto contagio? Difícilmente

Este buen comportamiento de la economía española también lo perciben los inversores. En la subasta de letras del Tesoro de esta semana se ha captado financiación a tipos de interés semejantes a los de la anterior subasta lo que indica que los mercados están descartando un posible contagio de los problemas de Grecia en España.

Así las cosas, esperemos que mañana los griegos tomen una decisión acertada y que las difíciles negociaciones que comienzan el lunes, entre su gobierno y los acreedores, despejen la actual situación de inestabilidad e incertidumbre. Porque la situación que atraviesa Grecia no es deseable para ningún país también porque está causando graves problemas de penuria económica y de tensión social en su población.

En Grecia sería deseable que se pueda llegar a una solución consensuada basada en el compromiso por parte de los acreedores de reestructurar la deuda y por parte del gobierno de aceptar políticas encaminadas a mejorar la competitividad de la economía: reducir costes, flexibilizar el mercado laboral para asignar mejor la mano de obra, alargar la edad de jubilación para que el sistema de pensiones sea sostenible, privatizar sus empresas públicas, reformar el sector de la energía eléctrica, etc. Todo ello facilitaría la negociación y permitiría un saneamiento y una mejora de la situación económica de Grecia.

En conclusión, la respuesta de los griegos a la pregunta del referéndum de mañana abre una nueva etapa en el futuro de Grecia que por ahora no sabemos ni cómo va a empezar ni tampoco como podrá acabar.

Fuente: Rafael Pampillón. «¿Aceptará Grecia las condiciones de los acreedores?«. Expansión, 4 de Julio de 2015.

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