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    [post_date_gmt] => 2013-12-23 09:38:48
    [post_content] => La semana pasada se publicaron el Índice de Precios de la Vivienda y la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL) referidos al tercer trimestre de este año. Una conclusión que se podría extraer de esta información es que se puede estar deteniendo el proceso de devaluación interna de nuestra economía. Parece que la caída tanto de los precios de los inmuebles como de los salarios se está parando. Son signos que, junto al aumento del consumo y de la inversión en bienes de equipo, confirman que la demanda interna se recupera y que posiblemente la fase inicial de la recuperación sea algo más dinámica de lo que preveían los analistas. 

Sin embargo, una situación como esta tiene el riesgo de que vuelva la tradicional espiral negativa de desequilibrios de la economía española: caída de la tasa de ahorro como consecuencia del aumento del gasto interno, aparición del déficit exterior y, por tanto, y para financiarlo un crecimiento del endeudamiento con el resto del mundo. Ello, unido al riesgo de complacencia por lo bien que van las cosas, supondría un freno en el proceso de ajuste del gasto público y en las reformas lo que dañaría la confianza de los inversores. Esta situación podría provocar la ralentización del crecimiento económico y el riesgo de recaída ante episodios de inestabilidad, tal como ya sucedió en 2010. 

Aumenta el precio de la vivienda vivienda 33 

El INE informó que en el tercer trimestre de este año los precios de la vivienda libre registraron un repunte intertrimestral del 0,7%, tras haber caído un 0,8% en el trimestre anterior. Por lo que se refiere a la vivienda nueva, el incremento con respecto al segundo trimestre de este año fue del 2,3%, un aumento intertrimestral que no se producía desde hacía seis años, concretamente desde el segundo trimestre de de 2007, cuando todavía no había comenzado la crisis. 

Como es sabido, antes de la crisis, en la fase del boom inmobiliario, los precios se habían incrementado notablemente generando una burbuja. A partir de 2008 y hasta el segundo trimestre de 2013 los precios empezaron a caer acumulando un descenso de casi un 40%. ¿Los datos publicados la semana pasada muestran que ese proceso de caída podría haberse parado? ¿Significaría eso que los precios de la vivienda se están acercando a sus valores de equilibrio? La respuesta a esta pregunta es negativa: el esfuerzo medido en número de años de renta disponible que tiene que dedicar un español a la compra de vivienda debería aproximarse a 5 años y actualmente está en los 5,7. No se ve, además, una digestión rápida del stock (1,5 millones de viviendas nuevas y de segunda mano) que está a la venta. En definitiva, la caída de los precios de la vivienda aún no ha tocado fondo. 

Reducción de los costes laborales 

El INE también informó que en el tercer trimestre del año el coste laboral por trabajador corregido de calendario y desestacionalizado cayó un 0,1% en tasa interanual, con lo que se encadenan seis trimestres consecutivos de descensos. Una caída que es inferior al 0,3% del segundo trimestre. En cambio, el coste laboral de las empresas crece un 0,2% en el tercer trimestre de 2013 respecto al mismo periodo del año anterior. Se trata del primer trimestre, después de cinco en negativo, en el que los costes laborales aumentan. A pesar de estos datos es pronto para pensar que se está produciendo un cambio de tendencia en la evolución de los costes laborales. 

No se debe olvidar que esta reducción de los costes laborales, al disminuir los costes de producción, está permitiendo aumentar la competitividad de las exportaciones españolas y está consiguiendo también abaratar los productos nacionales frente a los importados. Gracias a esos ajustes de costes y de precios la economía se está recuperando: el PIB crece, se ha detenido la destrucción de empleo y comienza a aumentar el consumo. 

Conviene recordar, además, que desde que España entró en el euro y hasta el año 2008 los costes laborales por unidad producida se elevaron un 20% con respecto a la media del conjunto de los países de la zona euro. ¿Qué efecto tuvieron esos salarios reales muy elevados en una economía abierta? Desequilibrio exterior: disminuyeron las exportaciones, aumentaron las importaciones y se produjo un elevado déficit exterior y como consecuencia un fuerte endeudamiento con el resto del mundo. 

Por tanto, las rebajas de los costes laborales que se vienen produciendo desde hace algunos años no significan otra cosa que compensar las subidas salariales que por encima de la productividad se realizaron en la fase expansiva del ciclo, es decir, se trata de desandar un mal camino que emprendimos hace más de una década. Como señaló Keynes, la resistencia o rigidez a la baja de los salarios es una de las causas que hacen más difícil reducir el desempleo. En cambio, para el economista inglés, una política de salarios flexible favorece el empleo, que es en este momento el objetivo prioritario de la política económica española. Por tanto, en la dura realidad que nos ha tocado vivir la apuesta debe ser por intensificar el crecimiento económico y volver a crear empleo y no por elevar los salarios. 

En los últimos cinco años los salarios solo han sufrido una pérdida de poder adquisitivo que no llega ni al 7%. Por tanto, un cambio de tendencia sería algo prematuro, teniendo en cuenta que no se ha corregido suficientemente el elevado desequilibrio del mercado laboral: 5,9 millones de parados. Un aumento de los salarios lo único que conseguiría es evitar que se reduzca el elevado nivel de desempleo. 

Hasta ahora la reducción del precio de la vivienda y de los salarios estaba sentando las bases para ajustar poco a poco los enormes excedentes de casas y de mano de obra existentes en España. Si se frena ese ajuste se corre el riesgo de que la economía española siga siendo muy vulnerable a episodios de inestabilidad. ¿Realmente la crisis ha producido un cambio estructural en la economía española? En parte sí: en los últimos años se han venido produciendo reducciones de los costes de producción en comparación con nuestros principales competidores, y especialmente en el coste de la mano de obra, lo que ha permitido aumentos de competitividad con el consiguiente crecimiento de las exportaciones.

 Sin embargo, aunque las exportaciones continuarán siendo el principal soporte del crecimiento, en el futuro irán perdiendo en intensidad, a la vez que la demanda interna se irá recuperando e irá tomando el relevo a la demanda externa. 

En definitiva, la economía española ha iniciado una suave recuperación. Aunque las exportaciones continúan siendo el principal soporte del crecimiento, sorprende la rapidez con la que se está recuperando la demanda interna. Sin embargo, al no haberse completado los procesos de ajuste, la economía puede quedar en una situación más vulnerable poniendo en peligro un crecimiento económico más elevado y equilibrado en el largo plazo. No se debe olvidar que en España el ajuste solo lleva cinco años cuando en Alemania comenzó hace más de diez años y continúa.

Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. Twitter: @rafaelpampillon "Mucha vivienda vacía y demasiadas personas paradas". Expansión. 21 de duiciembre de 2013. Página 43
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Sin embargo, una situación como esta tiene el riesgo de que vuelva la tradicional espiral negativa de desequilibrios de la economía española: caída de la tasa de ahorro como consecuencia del aumento del gasto interno, aparición del déficit exterior y, por tanto, y para financiarlo un crecimiento del endeudamiento con el resto del mundo. Ello, unido al riesgo de complacencia por lo bien que van las cosas, supondría un freno en el proceso de ajuste del gasto público y en las reformas lo que dañaría la confianza de los inversores. Esta situación podría provocar la ralentización del crecimiento económico y el riesgo de recaída ante episodios de inestabilidad, tal como ya sucedió en 2010. 

Aumenta el precio de la vivienda vivienda 33 

El INE informó que en el tercer trimestre de este año los precios de la vivienda libre registraron un repunte intertrimestral del 0,7%, tras haber caído un 0,8% en el trimestre anterior. Por lo que se refiere a la vivienda nueva, el incremento con respecto al segundo trimestre de este año fue del 2,3%, un aumento intertrimestral que no se producía desde hacía seis años, concretamente desde el segundo trimestre de de 2007, cuando todavía no había comenzado la crisis. 

Como es sabido, antes de la crisis, en la fase del boom inmobiliario, los precios se habían incrementado notablemente generando una burbuja. A partir de 2008 y hasta el segundo trimestre de 2013 los precios empezaron a caer acumulando un descenso de casi un 40%. ¿Los datos publicados la semana pasada muestran que ese proceso de caída podría haberse parado? ¿Significaría eso que los precios de la vivienda se están acercando a sus valores de equilibrio? La respuesta a esta pregunta es negativa: el esfuerzo medido en número de años de renta disponible que tiene que dedicar un español a la compra de vivienda debería aproximarse a 5 años y actualmente está en los 5,7. No se ve, además, una digestión rápida del stock (1,5 millones de viviendas nuevas y de segunda mano) que está a la venta. En definitiva, la caída de los precios de la vivienda aún no ha tocado fondo. 

Reducción de los costes laborales 

El INE también informó que en el tercer trimestre del año el coste laboral por trabajador corregido de calendario y desestacionalizado cayó un 0,1% en tasa interanual, con lo que se encadenan seis trimestres consecutivos de descensos. Una caída que es inferior al 0,3% del segundo trimestre. En cambio, el coste laboral de las empresas crece un 0,2% en el tercer trimestre de 2013 respecto al mismo periodo del año anterior. Se trata del primer trimestre, después de cinco en negativo, en el que los costes laborales aumentan. A pesar de estos datos es pronto para pensar que se está produciendo un cambio de tendencia en la evolución de los costes laborales. 

No se debe olvidar que esta reducción de los costes laborales, al disminuir los costes de producción, está permitiendo aumentar la competitividad de las exportaciones españolas y está consiguiendo también abaratar los productos nacionales frente a los importados. Gracias a esos ajustes de costes y de precios la economía se está recuperando: el PIB crece, se ha detenido la destrucción de empleo y comienza a aumentar el consumo. 

Conviene recordar, además, que desde que España entró en el euro y hasta el año 2008 los costes laborales por unidad producida se elevaron un 20% con respecto a la media del conjunto de los países de la zona euro. ¿Qué efecto tuvieron esos salarios reales muy elevados en una economía abierta? Desequilibrio exterior: disminuyeron las exportaciones, aumentaron las importaciones y se produjo un elevado déficit exterior y como consecuencia un fuerte endeudamiento con el resto del mundo. 

Por tanto, las rebajas de los costes laborales que se vienen produciendo desde hace algunos años no significan otra cosa que compensar las subidas salariales que por encima de la productividad se realizaron en la fase expansiva del ciclo, es decir, se trata de desandar un mal camino que emprendimos hace más de una década. Como señaló Keynes, la resistencia o rigidez a la baja de los salarios es una de las causas que hacen más difícil reducir el desempleo. En cambio, para el economista inglés, una política de salarios flexible favorece el empleo, que es en este momento el objetivo prioritario de la política económica española. Por tanto, en la dura realidad que nos ha tocado vivir la apuesta debe ser por intensificar el crecimiento económico y volver a crear empleo y no por elevar los salarios. 

En los últimos cinco años los salarios solo han sufrido una pérdida de poder adquisitivo que no llega ni al 7%. Por tanto, un cambio de tendencia sería algo prematuro, teniendo en cuenta que no se ha corregido suficientemente el elevado desequilibrio del mercado laboral: 5,9 millones de parados. Un aumento de los salarios lo único que conseguiría es evitar que se reduzca el elevado nivel de desempleo. 

Hasta ahora la reducción del precio de la vivienda y de los salarios estaba sentando las bases para ajustar poco a poco los enormes excedentes de casas y de mano de obra existentes en España. Si se frena ese ajuste se corre el riesgo de que la economía española siga siendo muy vulnerable a episodios de inestabilidad. ¿Realmente la crisis ha producido un cambio estructural en la economía española? En parte sí: en los últimos años se han venido produciendo reducciones de los costes de producción en comparación con nuestros principales competidores, y especialmente en el coste de la mano de obra, lo que ha permitido aumentos de competitividad con el consiguiente crecimiento de las exportaciones.

 Sin embargo, aunque las exportaciones continuarán siendo el principal soporte del crecimiento, en el futuro irán perdiendo en intensidad, a la vez que la demanda interna se irá recuperando e irá tomando el relevo a la demanda externa. 

En definitiva, la economía española ha iniciado una suave recuperación. Aunque las exportaciones continúan siendo el principal soporte del crecimiento, sorprende la rapidez con la que se está recuperando la demanda interna. Sin embargo, al no haberse completado los procesos de ajuste, la economía puede quedar en una situación más vulnerable poniendo en peligro un crecimiento económico más elevado y equilibrado en el largo plazo. No se debe olvidar que en España el ajuste solo lleva cinco años cuando en Alemania comenzó hace más de diez años y continúa.

Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. Twitter: @rafaelpampillon "Mucha vivienda vacía y demasiadas personas paradas". Expansión. 21 de duiciembre de 2013. Página 43
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Sin embargo, una situación como esta tiene el riesgo de que vuelva la tradicional espiral negativa de desequilibrios de la economía española: caída de la tasa de ahorro como consecuencia del aumento del gasto interno, aparición del déficit exterior y, por tanto, y para financiarlo un crecimiento del endeudamiento con el resto del mundo. Ello, unido al riesgo de complacencia por lo bien que van las cosas, supondría un freno en el proceso de ajuste del gasto público y en las reformas lo que dañaría la confianza de los inversores. Esta situación podría provocar la ralentización del crecimiento económico y el riesgo de recaída ante episodios de inestabilidad, tal como ya sucedió en 2010. 

Aumenta el precio de la vivienda vivienda 33 

El INE informó que en el tercer trimestre de este año los precios de la vivienda libre registraron un repunte intertrimestral del 0,7%, tras haber caído un 0,8% en el trimestre anterior. Por lo que se refiere a la vivienda nueva, el incremento con respecto al segundo trimestre de este año fue del 2,3%, un aumento intertrimestral que no se producía desde hacía seis años, concretamente desde el segundo trimestre de de 2007, cuando todavía no había comenzado la crisis. 

Como es sabido, antes de la crisis, en la fase del boom inmobiliario, los precios se habían incrementado notablemente generando una burbuja. A partir de 2008 y hasta el segundo trimestre de 2013 los precios empezaron a caer acumulando un descenso de casi un 40%. ¿Los datos publicados la semana pasada muestran que ese proceso de caída podría haberse parado? ¿Significaría eso que los precios de la vivienda se están acercando a sus valores de equilibrio? La respuesta a esta pregunta es negativa: el esfuerzo medido en número de años de renta disponible que tiene que dedicar un español a la compra de vivienda debería aproximarse a 5 años y actualmente está en los 5,7. No se ve, además, una digestión rápida del stock (1,5 millones de viviendas nuevas y de segunda mano) que está a la venta. En definitiva, la caída de los precios de la vivienda aún no ha tocado fondo. 

Reducción de los costes laborales 

El INE también informó que en el tercer trimestre del año el coste laboral por trabajador corregido de calendario y desestacionalizado cayó un 0,1% en tasa interanual, con lo que se encadenan seis trimestres consecutivos de descensos. Una caída que es inferior al 0,3% del segundo trimestre. En cambio, el coste laboral de las empresas crece un 0,2% en el tercer trimestre de 2013 respecto al mismo periodo del año anterior. Se trata del primer trimestre, después de cinco en negativo, en el que los costes laborales aumentan. A pesar de estos datos es pronto para pensar que se está produciendo un cambio de tendencia en la evolución de los costes laborales. 

No se debe olvidar que esta reducción de los costes laborales, al disminuir los costes de producción, está permitiendo aumentar la competitividad de las exportaciones españolas y está consiguiendo también abaratar los productos nacionales frente a los importados. Gracias a esos ajustes de costes y de precios la economía se está recuperando: el PIB crece, se ha detenido la destrucción de empleo y comienza a aumentar el consumo. 

Conviene recordar, además, que desde que España entró en el euro y hasta el año 2008 los costes laborales por unidad producida se elevaron un 20% con respecto a la media del conjunto de los países de la zona euro. ¿Qué efecto tuvieron esos salarios reales muy elevados en una economía abierta? Desequilibrio exterior: disminuyeron las exportaciones, aumentaron las importaciones y se produjo un elevado déficit exterior y como consecuencia un fuerte endeudamiento con el resto del mundo. 

Por tanto, las rebajas de los costes laborales que se vienen produciendo desde hace algunos años no significan otra cosa que compensar las subidas salariales que por encima de la productividad se realizaron en la fase expansiva del ciclo, es decir, se trata de desandar un mal camino que emprendimos hace más de una década. Como señaló Keynes, la resistencia o rigidez a la baja de los salarios es una de las causas que hacen más difícil reducir el desempleo. En cambio, para el economista inglés, una política de salarios flexible favorece el empleo, que es en este momento el objetivo prioritario de la política económica española. Por tanto, en la dura realidad que nos ha tocado vivir la apuesta debe ser por intensificar el crecimiento económico y volver a crear empleo y no por elevar los salarios. 

En los últimos cinco años los salarios solo han sufrido una pérdida de poder adquisitivo que no llega ni al 7%. Por tanto, un cambio de tendencia sería algo prematuro, teniendo en cuenta que no se ha corregido suficientemente el elevado desequilibrio del mercado laboral: 5,9 millones de parados. Un aumento de los salarios lo único que conseguiría es evitar que se reduzca el elevado nivel de desempleo. 

Hasta ahora la reducción del precio de la vivienda y de los salarios estaba sentando las bases para ajustar poco a poco los enormes excedentes de casas y de mano de obra existentes en España. Si se frena ese ajuste se corre el riesgo de que la economía española siga siendo muy vulnerable a episodios de inestabilidad. ¿Realmente la crisis ha producido un cambio estructural en la economía española? En parte sí: en los últimos años se han venido produciendo reducciones de los costes de producción en comparación con nuestros principales competidores, y especialmente en el coste de la mano de obra, lo que ha permitido aumentos de competitividad con el consiguiente crecimiento de las exportaciones.

 Sin embargo, aunque las exportaciones continuarán siendo el principal soporte del crecimiento, en el futuro irán perdiendo en intensidad, a la vez que la demanda interna se irá recuperando e irá tomando el relevo a la demanda externa. 

En definitiva, la economía española ha iniciado una suave recuperación. Aunque las exportaciones continúan siendo el principal soporte del crecimiento, sorprende la rapidez con la que se está recuperando la demanda interna. Sin embargo, al no haberse completado los procesos de ajuste, la economía puede quedar en una situación más vulnerable poniendo en peligro un crecimiento económico más elevado y equilibrado en el largo plazo. No se debe olvidar que en España el ajuste solo lleva cinco años cuando en Alemania comenzó hace más de diez años y continúa.

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