Desde el estallido de la crisis en 2008, el empleo masculino a tiempo parcial se ha disparado, pasando de menos del 5% a más del 15% en tan solo cinco años. Este incremento se explica sobre todo por la evolución del trabajo a tiempo parcial para los asalariados con contrato temporal (incremento de más de un 300%, pasando del 8% en 2008 a casi el 25% en 2013). Tradicionalmente España ha sido un país donde no existía apenas empleo a tiempo parcial masculino. A menudo se ha criticado este dato diciendo que las empresas usaban otras medidas de flexibilidad (como los contratos temporales) para ajustarse al ciclo económico o a los cambios en la demanda de sus productos. Parece que con la crisis este escenario ha cambiado por completo. ¿Es esto una buena noticia? Depende.
Si el aumento del número de contratos a tiempo parcial responde a una mayor flexibilidad interna en las empresas, es buena noticia. Si responde a una mayor precariedad laboral, es mala noticia. El concepto de flexibilidad interna se ha dado a conocer a partir de la reforma laboral de febrero de 2012. Uno de los objetivos de esa reforma es facilitar que las empresas acudan a reducciones salariales o de jornada laboral en lugar de despidos para ajustarse a la crisis. Lo primero (reducciones de salarios o de jornada) es lo que se denomina flexibilidad interna. Lo segundo (despidos), se conoce como flexibilidad externa y es en gran parte responsable de nuestra elevadísima tasa de desempleo.
Gráfico 1. Evolución del % de empleados que lo son a tiempo parcial y por tipo de contrato. Hombres. 2005-2013 (Fuente:EPA)
Del gráfico 1 se deduce que el espectacular aumento en el número de trabajadores a tiempo parcial no se debe a la reforma de 2012, ya que arranca mucho antes. Aunque sí es cierto que a partir del cuarto trimestre de 2012 se observa un aumento todavía mayor en ese tipo de ocupación.
Por otro lado es difícil saber si esos puestos de trabajo a tiempo parcial sustituyen a antiguos puestos que se hubiesen extinguido o si simplemente son nuevos puestos de trabajo precarios. Una posible fuente de información útil en este sentido es la Muestra Continua de las Vidas Laborales. Son datos provenientes de la seguridad social con la historia laboral completa de más de un millón de individuos que están o bien ocupados o bien reciben alguna prestación de la seguridad social (como, por ejemplo, el subsidio de desempleo). La tabla siguiente muestra la procedencia de los trabajadores que han empezado un contrato a tiempo parcial en el trimestre de referencia.
Tabla 1. Situación laboral en el trimestre anterior a empezar un contrato a tiempo parcial. Hombres: 2005, 2010. (Fuente: cálculos propios usando la MCVL de 2010).
Aunque la tabla muestra los datos para trabajadores con contrato indefinido y temporal, me centraré en comentar los resultados para los trabajadores temporales pues son éstos los que concentran en incremento del trabajo a tiempo parcial.
Según los datos de la tabla, en 2010 casi un 75% de los nuevos trabajadores a tiempo parcial estaban desempleados el trimestre anterior, y del 25% que estaban ocupados, sólo algo más de la mitad (55%) trabajaban en la misma empresa. En resumen, de todos los nuevos contratos a tiempo parcial firmados, aproximadamente sólo un 13% provienen de trabajadores que dentro de una empresa pasan de trabajar a tiempo completo a hacerlo a tiempo parcial. Este porcentaje era ligeramente superior en 2005 (un 16%). Estos datos son preliminares, pero parece que el grueso del aumento del empleo a tiempo parcial proviene de la previa destrucción de puestos de trabajo. En este sentido, no parece que el aumento en el empleo a tiempo parcial indique un mayor grado de flexibilidad interna de las empresas. Con los datos de la MCVL-2012 (que se pondrán a disposición de investigadores en breve) se podrá ver si la reforma de 2012 ha modificado esta dinámica.
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