Mañana, tras la reunión de dos días del órgano de política monetaria de la Fed (Reserva Federal de EEUU), Bernanke se dirigirá al público en la rueda de prensa más esperada en mucho tiempo. Fue el propio Bernanke el que alimentó esta expectación cuando el 22 de mayo reconoció que el principio de la retirada de estímulos monetarios excepcionales, englobados en el programa de compra de títulos conocido como QE3, podría decidirse en alguna de las próximas reuniones de política monetaria si la economía daba muestras claras de recuperación sostenible. Desde ese momento, la volatilidad repuntó con fuerza en el conjunto de los mercados financieros, contribuyendo a notables repuntes en las rentabilidades de la deuda pública, retrocesos en la renta variable y episodios (transitorios) de apreciación del dólar.
¿Es tan relevante que la Fed empiece a reducir el ritmo de compras de títulos?
Para quienes consideramos que el impacto económico de esas compras ha sido muy reducido y que su impacto financiero ha sido bastante exagerado, el “cambio de tercio” de la Fed no nos genera excesiva inquietud. Por el contrario, tendemos a ver su lado positivo: es un reflejo de que la economía se ha recuperado. Buena parte de la respuesta al porqué de la reacción de los mercados a las primeras señales de que la retirada de estímulos está cerca hay que buscarla, más que en el miedo a la reducción de las inyecciones monetarias, en el adelantamiento de la fecha anticipada por los inversores para la primera subida de tipos; desde mediados de 2015 se llegó a adelantar hasta finales de 2014.
Es probable que mañana Bernanke ponga especial empeño en apaciguar a los mercados por tres vías:
1) sugiriendo que el inicio de la retirada de estímulos no llegará antes del 4T;
2) reforzando el mensaje de que esa retirada será muy gradual, sujeta a la marcha de la economía; y
3) recordando que las subidas de tipos siguen sin ser probables antes de 2015. Este último punto será clave para que las rentabilidades de la deuda vuelvan a estabilizarse.
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