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Abr

La larga y profunda crisis que atraviesa la economía española, al menos está sirviendo para corregir los elevados desequilibrios, que, precisamente, se encuentran en su origen; por tanto, deberá servir para sentar las bases de un crecimiento más sano y duradero. Entre estos desequilibrios destaca especialmente la tradicional dependencia de la financiación exterior.

A este respecto, por primera vez en 15 años, se ha generado capacidad de financiación en dos trimestres consecutivos, y la cifra del cuarto trimestre de 2012 es la más alta de la serie (9.500 millones de euros, equivalentes al 3,5% del PIB). Por tanto, el ahorro en España de todos los agentes vuelve a superar a la inversión, por primera vez en mucho tiempo. El sector privado, básicamente las empresas (aunque también las familias), es el responsable de estos buenos registros, si bien también hay que destacar el esfuerzo de consolidación fiscal de las AA.PP., máxime en un contexto tan complicado. En consecuencia, la necesidad de ahorro externo en el conjunto del pasado año fue de tan sólo 2.365 millones (0,2% del PIB), la cifra más baja desde 1998.

Dibujo

El resultado del 4T12 ha sido fruto de:

(i) el fuerte ajuste de la inversión (-12,3% interanual, la mayor caída en tres años, hasta el 19,6% del PIB, lejos de los máximos anteriores al estallido de la crisis, en el entorno del 31%, cuando parecíamos más un país emergente que un país desaqrrollado), y

(ii) la recuperación del ahorro (+15,4%, el segundo avance consecutivo y el más intenso de la serie), aunque todavía no compensa el deterioro acumulado y sigue por debajo de los niveles previos (18,8% del PIB, cuando en 2007 se situaba en el 21%).

El ajuste de la inversión afectó a todos los agentes, sobre todo las AA.PP. (-48,3%) y, en menor medida, los hogares (-6%) y las empresas (-13,5%).

Por su parte, el intenso aumento del ahorro empresarial (+13,2%) compensó ampliamente el prolongado deterioro del de los hogares (-24,7%) y el desahorro público.

En el caso de las familias, la moderación de su consumo que se observa en los últimos trimestres no compensa la fuerte caída que registra su renta disponible (RBD), derivada, tanto de la destrucción de empleo como de la intensa contención de sus salarios.

Por tanto, su tasa de ahorro sigue marcando mínimos históricos (8,2% de la RBD). Esta es la parte menos positiva de los datos conocidos ayer, pues el colchón que tienen los hogares para compensar la caída de la renta disponible es cada vez menor y, por tanto, las expectativas para el consumo a medio plazo no son nada favorables.

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