Desde que tenemos datos de comercio exterior (1962), nunca el déficit comercial en términos de PIB se había situado en niveles tan bajos en nuestro país (2,9% del PIB). En términos nominales, el déficit comercial se redujo en 2012 al mayor ritmo de los últimos tres años, un 33,6% hasta 30.757 millones de euros, el menor desequilibrio desde 1998 y casi un 70% inferior a los máximos alcanzados en 2007. Este buen comportamiento se verá refrendado la semana viene cuando conozcamos los datos detallados de la Contabilidad Nacional que presentarán una aportación positiva de la demanda externa (incluyendo servicios) de alrededor de 2,5 puntos porcentuales, compensando en parte el desplome de la demanda nacional (restará casi 4 puntos porcentuales).
La intensa corrección del déficit comercial en 2012 se debió, en un 52,4%, al aumento de las exportaciones, a pesar de que se moderaron notablemente respecto a los dos años anteriores (+3,8%): el lastre que supuso el debilitamiento de nuestros socios comerciales fue compensado por las ganancias de competitividad de nuestros productos y la búsqueda de destinos alternativos más dinámicos. El resto de la corrección se explica por la caída de las importaciones (-2,8%), en sintonía con el bajón del gasto interno.
Por componentes, el déficit energético sigue aumentando y alcanza máximos históricos (+13,9% interanual hasta cerca de 47.000 millones de euros), mientras que el superávit no energético alcanza ya los 14.746 millones, en contraste con el déficit de 6.400 millones registrado el año anterior.
En cuanto a la tasa de cobertura, rozó el 88%, casi seis puntos más que en 2011. Eso sí, tras dos años creciendo a tasas de dos dígitos, por encima del 15% anual, las exportaciones acusaron en 2012, sobre todo, la paulatina pérdida de dinamismo de nuestros socios europeos.
Exportaciones
Por áreas geográficas contrasta el deterioro de las ventas dirigidas a la UE (-1,3%) y, sobre todo, a la UEM (-2,7%) con el avance de los destinos extracomunitarios (+13,7%), sobre todo África (+30,6%), América Latina (+14,9%), Estados Unidos (+14,2%) o Asia (+11,9%). Esta evolución se traduce en una progresiva pérdida de peso de las exportaciones a la UE en los últimos años: del 70,1% del total hace cinco años han pasado al 62,8%. En cuanto al superávit con la UE, que asciende a 12.571 millones de euros, tres veces más que el año anterior, destacan los registrados con Francia, Portugal y Reino Unido. En cambio, con el resto del mundo el saldo es muy negativo (43.328 millones), aunque se redujo un 14%: la tercera parte de este desequilibrio lo absorbe China.
Por productos, el mayor dinamismo correspondió a las ventas de alimentos (+11,7%) y, en menor medida, manufacturas de consumo (+6,8%) y productos químicos (+6,4%). En cambio, se redujeron las de automóvil (-7,6%), semimanufacturas no químicas (-2,1%) y bienes de consumo duradero (-1,9%).
IMPORTACIONES
Por lo que respecta a las importaciones (-2,8%), se vieron lastradas por la debilidad de la demanda interna. Las importaciones energéticas crecieron un 11% interanual hasta casi la cuarta parte del total, reflejando nuestra enorme dependencia del exterior; el resto de las compras al exterior cayeron un 6,6%. Por áreas geográficas, las procedentes de la UE, poco más de la mitad, se reducen un 7,5% (-8,1% en el caso de la eurozona), mientras que las del resto de países aumentaron un 2,3%, sobre todo las de América Latina (+24,1%) y África (+18,5%), y más concretamente las de México, Argelia y Nigeria, que crecen a tasas de dos dígitos. Por productos, salvo las energéticas, las de alimentos (+2,3%) y las de productos químicos (+0,8%), el resto de las importaciones caen, en especial las de bienes de consumo duradero y automóvil, con descensos cercanos al 14% en ambos casos.
Este buen comportamiento de nuestras relaciones comerciales con el exterior es sin duda la mejor noticia económica de los últimos meses, pues refleja: i) la recuperación de buena parte de la competitividad perdida en la etapa expansiva –y esta vez gracias a una devaluación interna y no utilizando el ajuste del tipo de cambio-, ii) una cada vez más importante vocación exportadora de nuestras empresas. De hecho, analizando la evolución de nuestra cuota en las exportaciones mundiales durante la última década, mostramos el mejor comportamiento entre los países de la OCDE, junto a Alemania. Eso sí, también se debe señalar que el comportamiento de nuestras ventas al exterior de bienes fue de más a menos el año pasado y que el desplome de las importaciones, más que por un proceso de sustitución de importaciones se debe a la tremenda debilidad de la demanda interna.
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