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    [post_content] => El jueves el INE publicó la Contabilidad Nacional del tercer trimestre del año: entre julio y septiembre la economía española se contrajo un 0,3% con respecto al trimestre anterior, lo que supone su quinta caída trimestral consecutiva, si bien es una décima menor que la del trimestre anterior (que fue del -0,4%).  La fuerte caída de la demanda interna (-1,1 puntos) fue compensada, en parte, por la espectacular mejoría de las exportaciones de bienes y servicios que crecieron un 4,8% (también con respecto al segundo trimestre).

Dentro de la demanda interna fue especialmente importante la caída del consumo público: 2,4 puntos porcentuales en términos trimestrales (la mayor caída en varios años). Conviene insistir en que el gasto del gobierno debe concentrarse en inversiones en capital humano, tecnológico y físico que mejoren la productividad de nuestras empresas, lo que significa destinar menos fondos públicos a prestaciones sociales, como por ejemplo las pensiones. De la información suministrada por el INE destaca también el ajuste en 1) la construcción (-1,8%) que sigue siendo el sector más damnificado de la actual crisis (desde máximos ha caído casi un 35%) y 2)  el gasto de los hogares, que cae 0,5% y sigue resintiéndose de la falta de crédito, continua pérdida de empleo y moderación salarial.

En el lado positivo, junto a las exportaciones de bienes y servicios y al aumento de la producción de bienes de equipo (0,6%), destaca la intensa moderación de los costes laborales unitarios (CLU), clave para reactivar la dañada competitividad de nuestra producción de bienes y servicios. En este sentido, desde el año 2009, los CLU acumulan una caída del  5,5%.

Destrucción de empleo

La Contabilidad Nacional muestra también lo que ya reflejó la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre: se sigue destruyendo mucho empleo. Por quinto trimestre consecutivo se redujo el número de ocupados. Se han destruido en un año 788.500 puestos de trabajo netos y el número de ocupados, en términos de Contabilidad Nacional, se sitúa a niveles del 2002 (16,5 millones). La destrucción de empleo, sigue siendo especialmente intensa en los servicios (389.000) y la construcción (265.000), mientras que en la industria fue menor (132.000). Todos estos datos muestran una paradoja: mientras que por un lado el primer problema de España sigue siendo la destrucción de empleo por otro la productividad aumenta a pasos agigantados. Así, mientras el volumen de empleo perdido desde que comenzó la crisis, en términos de Contabilidad Nacional, supera los 3 millones (una caída del 15,8%), el ajuste del PIB ha sido muy inferior (-5,7%). Esto muestra los espectaculares crecimientos en la productividad aparente del trabajo debido probablemente a que las pérdidas de empleo se han producido sobre todo en sectores de baja productividad.

Los datos del tercer trimestre señalan también que, en términos interanuales la caída del PIB (-1,6%) fue mayor que la del trimestre anterior (-1,4%) y la más intensa en casi tres años. Y esta reducción del PIB en un año exige preguntarse ¿cuánto hubiera caído el PIB español sin las reformas emprendidas por el Gobierno? ¿Qué ha supuesto, por ejemplo, para nuestra economía, la inyección de liquidez de cerca de 65.000 millones de euros gestionados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO)? Me refiero al Fondo de Pago a Proveedores (30.000 millones), Fondo de Liquidez Autonómico (18.000 millones) y préstamos otorgados a las pymes y a las comunidades autónomas (11.000 y 5.500 millones respectivamente).

Parece muy probable que estos mecanismos de liquidez y estos préstamos han supuesto un fuerte amortiguador de la caída del PIB. Sobre todo los 45.000 millones que han correspondido a “dinero nuevo” que ha llegado directamente a empresas, pymes y autónomos. Nuestras estimaciones muestran que de no haber existido estas inyecciones de liquidez, la economía española se contraería en los 12 meses siguientes a la puesta en marcha de esas medidas más de un punto porcentual adicional, es decir, en vez del -1,5 el -2,5%.

Perspectivas de futuro

La economía española está siguiendo la hoja de ruta que siempre se ha seguido para salir de las crisis: las mejoras de la productividad y competitividad hacen que las exportaciones de bienes y servicios crezcan rápidamente y como consecuencia y poco a poco se va recuperando la inversión. Al final, producir para exportar exigirá antes o después, además del aumento de la inversión, el aumento del empleo.

Sin embargo, habrá que tener paciencia porque la digestión de los desequilibrios que padece la economía española llevará más tiempo. De hecho, casi todos los servicios de estudios descuentan que la recesión se intensificará en los próximos trimestres (por ejemplo, el consumo privado se comportará peor porque la remuneración de los asalariados está cayendo intensamente) y será sólo a partir del tercer trimestre de 2013 cuando comience una ligera recuperación. De ahí que la previsión de crecimiento para todo el año 2013 rondará el -1,5% y para este año 2012 el -1,4%.

Mientras tanto la política económica debe seguir profundizando en las reformas emprendidas: reducción del déficit público, reforma laboral y saneamiento del sistema financiero. Pero para que España emprenda el camino del crecimiento y no caiga en el suicidio económico debe orientar una mayor parte de su artillería económica hacia la innovación y el emprendimiento. Por ahora la financiación pública realizada por el ICO ha consistido en estructurar mecanismos dirigidos a “apagar fuegos”. Apagar los incendios es importante, pero quizá es más importante construir, generar crecimiento económico sostenible. Y para generar ese crecimiento económico duradero a largo plazo el gobierno debería apoyar mucho más decididamente a la inversión privada en proyectos de creación de empresas que tengan un fuerte contenido de tecnología. Facilitar ese proceso de destrucción creadora (compensar la destrucción de empresas con la creación de otras nuevas) ayudaría mucho al conjunto de nuestro tejido productivo a competir mejor en una economía global.

Fuente: Rafael Pampillón. "En el camino hacia el crecimiento económico". Expansión. 17 de septiembre de 2012. página 24.
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18
Nov
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Dentro de la demanda interna fue especialmente importante la caída del consumo público: 2,4 puntos porcentuales en términos trimestrales (la mayor caída en varios años). Conviene insistir en que el gasto del gobierno debe concentrarse en inversiones en capital humano, tecnológico y físico que mejoren la productividad de nuestras empresas, lo que significa destinar menos fondos públicos a prestaciones sociales, como por ejemplo las pensiones. De la información suministrada por el INE destaca también el ajuste en 1) la construcción (-1,8%) que sigue siendo el sector más damnificado de la actual crisis (desde máximos ha caído casi un 35%) y 2)  el gasto de los hogares, que cae 0,5% y sigue resintiéndose de la falta de crédito, continua pérdida de empleo y moderación salarial.

En el lado positivo, junto a las exportaciones de bienes y servicios y al aumento de la producción de bienes de equipo (0,6%), destaca la intensa moderación de los costes laborales unitarios (CLU), clave para reactivar la dañada competitividad de nuestra producción de bienes y servicios. En este sentido, desde el año 2009, los CLU acumulan una caída del  5,5%.

Destrucción de empleo

La Contabilidad Nacional muestra también lo que ya reflejó la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre: se sigue destruyendo mucho empleo. Por quinto trimestre consecutivo se redujo el número de ocupados. Se han destruido en un año 788.500 puestos de trabajo netos y el número de ocupados, en términos de Contabilidad Nacional, se sitúa a niveles del 2002 (16,5 millones). La destrucción de empleo, sigue siendo especialmente intensa en los servicios (389.000) y la construcción (265.000), mientras que en la industria fue menor (132.000). Todos estos datos muestran una paradoja: mientras que por un lado el primer problema de España sigue siendo la destrucción de empleo por otro la productividad aumenta a pasos agigantados. Así, mientras el volumen de empleo perdido desde que comenzó la crisis, en términos de Contabilidad Nacional, supera los 3 millones (una caída del 15,8%), el ajuste del PIB ha sido muy inferior (-5,7%). Esto muestra los espectaculares crecimientos en la productividad aparente del trabajo debido probablemente a que las pérdidas de empleo se han producido sobre todo en sectores de baja productividad.

Los datos del tercer trimestre señalan también que, en términos interanuales la caída del PIB (-1,6%) fue mayor que la del trimestre anterior (-1,4%) y la más intensa en casi tres años. Y esta reducción del PIB en un año exige preguntarse ¿cuánto hubiera caído el PIB español sin las reformas emprendidas por el Gobierno? ¿Qué ha supuesto, por ejemplo, para nuestra economía, la inyección de liquidez de cerca de 65.000 millones de euros gestionados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO)? Me refiero al Fondo de Pago a Proveedores (30.000 millones), Fondo de Liquidez Autonómico (18.000 millones) y préstamos otorgados a las pymes y a las comunidades autónomas (11.000 y 5.500 millones respectivamente).

Parece muy probable que estos mecanismos de liquidez y estos préstamos han supuesto un fuerte amortiguador de la caída del PIB. Sobre todo los 45.000 millones que han correspondido a “dinero nuevo” que ha llegado directamente a empresas, pymes y autónomos. Nuestras estimaciones muestran que de no haber existido estas inyecciones de liquidez, la economía española se contraería en los 12 meses siguientes a la puesta en marcha de esas medidas más de un punto porcentual adicional, es decir, en vez del -1,5 el -2,5%.

Perspectivas de futuro

La economía española está siguiendo la hoja de ruta que siempre se ha seguido para salir de las crisis: las mejoras de la productividad y competitividad hacen que las exportaciones de bienes y servicios crezcan rápidamente y como consecuencia y poco a poco se va recuperando la inversión. Al final, producir para exportar exigirá antes o después, además del aumento de la inversión, el aumento del empleo.

Sin embargo, habrá que tener paciencia porque la digestión de los desequilibrios que padece la economía española llevará más tiempo. De hecho, casi todos los servicios de estudios descuentan que la recesión se intensificará en los próximos trimestres (por ejemplo, el consumo privado se comportará peor porque la remuneración de los asalariados está cayendo intensamente) y será sólo a partir del tercer trimestre de 2013 cuando comience una ligera recuperación. De ahí que la previsión de crecimiento para todo el año 2013 rondará el -1,5% y para este año 2012 el -1,4%.

Mientras tanto la política económica debe seguir profundizando en las reformas emprendidas: reducción del déficit público, reforma laboral y saneamiento del sistema financiero. Pero para que España emprenda el camino del crecimiento y no caiga en el suicidio económico debe orientar una mayor parte de su artillería económica hacia la innovación y el emprendimiento. Por ahora la financiación pública realizada por el ICO ha consistido en estructurar mecanismos dirigidos a “apagar fuegos”. Apagar los incendios es importante, pero quizá es más importante construir, generar crecimiento económico sostenible. Y para generar ese crecimiento económico duradero a largo plazo el gobierno debería apoyar mucho más decididamente a la inversión privada en proyectos de creación de empresas que tengan un fuerte contenido de tecnología. Facilitar ese proceso de destrucción creadora (compensar la destrucción de empresas con la creación de otras nuevas) ayudaría mucho al conjunto de nuestro tejido productivo a competir mejor en una economía global.

Fuente: Rafael Pampillón. "En el camino hacia el crecimiento económico". Expansión. 17 de septiembre de 2012. página 24.
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Dentro de la demanda interna fue especialmente importante la caída del consumo público: 2,4 puntos porcentuales en términos trimestrales (la mayor caída en varios años). Conviene insistir en que el gasto del gobierno debe concentrarse en inversiones en capital humano, tecnológico y físico que mejoren la productividad de nuestras empresas, lo que significa destinar menos fondos públicos a prestaciones sociales, como por ejemplo las pensiones. De la información suministrada por el INE destaca también el ajuste en 1) la construcción (-1,8%) que sigue siendo el sector más damnificado de la actual crisis (desde máximos ha caído casi un 35%) y 2)  el gasto de los hogares, que cae 0,5% y sigue resintiéndose de la falta de crédito, continua pérdida de empleo y moderación salarial.

En el lado positivo, junto a las exportaciones de bienes y servicios y al aumento de la producción de bienes de equipo (0,6%), destaca la intensa moderación de los costes laborales unitarios (CLU), clave para reactivar la dañada competitividad de nuestra producción de bienes y servicios. En este sentido, desde el año 2009, los CLU acumulan una caída del  5,5%.

Destrucción de empleo

La Contabilidad Nacional muestra también lo que ya reflejó la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre: se sigue destruyendo mucho empleo. Por quinto trimestre consecutivo se redujo el número de ocupados. Se han destruido en un año 788.500 puestos de trabajo netos y el número de ocupados, en términos de Contabilidad Nacional, se sitúa a niveles del 2002 (16,5 millones). La destrucción de empleo, sigue siendo especialmente intensa en los servicios (389.000) y la construcción (265.000), mientras que en la industria fue menor (132.000). Todos estos datos muestran una paradoja: mientras que por un lado el primer problema de España sigue siendo la destrucción de empleo por otro la productividad aumenta a pasos agigantados. Así, mientras el volumen de empleo perdido desde que comenzó la crisis, en términos de Contabilidad Nacional, supera los 3 millones (una caída del 15,8%), el ajuste del PIB ha sido muy inferior (-5,7%). Esto muestra los espectaculares crecimientos en la productividad aparente del trabajo debido probablemente a que las pérdidas de empleo se han producido sobre todo en sectores de baja productividad.

Los datos del tercer trimestre señalan también que, en términos interanuales la caída del PIB (-1,6%) fue mayor que la del trimestre anterior (-1,4%) y la más intensa en casi tres años. Y esta reducción del PIB en un año exige preguntarse ¿cuánto hubiera caído el PIB español sin las reformas emprendidas por el Gobierno? ¿Qué ha supuesto, por ejemplo, para nuestra economía, la inyección de liquidez de cerca de 65.000 millones de euros gestionados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO)? Me refiero al Fondo de Pago a Proveedores (30.000 millones), Fondo de Liquidez Autonómico (18.000 millones) y préstamos otorgados a las pymes y a las comunidades autónomas (11.000 y 5.500 millones respectivamente).

Parece muy probable que estos mecanismos de liquidez y estos préstamos han supuesto un fuerte amortiguador de la caída del PIB. Sobre todo los 45.000 millones que han correspondido a “dinero nuevo” que ha llegado directamente a empresas, pymes y autónomos. Nuestras estimaciones muestran que de no haber existido estas inyecciones de liquidez, la economía española se contraería en los 12 meses siguientes a la puesta en marcha de esas medidas más de un punto porcentual adicional, es decir, en vez del -1,5 el -2,5%.

Perspectivas de futuro

La economía española está siguiendo la hoja de ruta que siempre se ha seguido para salir de las crisis: las mejoras de la productividad y competitividad hacen que las exportaciones de bienes y servicios crezcan rápidamente y como consecuencia y poco a poco se va recuperando la inversión. Al final, producir para exportar exigirá antes o después, además del aumento de la inversión, el aumento del empleo.

Sin embargo, habrá que tener paciencia porque la digestión de los desequilibrios que padece la economía española llevará más tiempo. De hecho, casi todos los servicios de estudios descuentan que la recesión se intensificará en los próximos trimestres (por ejemplo, el consumo privado se comportará peor porque la remuneración de los asalariados está cayendo intensamente) y será sólo a partir del tercer trimestre de 2013 cuando comience una ligera recuperación. De ahí que la previsión de crecimiento para todo el año 2013 rondará el -1,5% y para este año 2012 el -1,4%.

Mientras tanto la política económica debe seguir profundizando en las reformas emprendidas: reducción del déficit público, reforma laboral y saneamiento del sistema financiero. Pero para que España emprenda el camino del crecimiento y no caiga en el suicidio económico debe orientar una mayor parte de su artillería económica hacia la innovación y el emprendimiento. Por ahora la financiación pública realizada por el ICO ha consistido en estructurar mecanismos dirigidos a “apagar fuegos”. Apagar los incendios es importante, pero quizá es más importante construir, generar crecimiento económico sostenible. Y para generar ese crecimiento económico duradero a largo plazo el gobierno debería apoyar mucho más decididamente a la inversión privada en proyectos de creación de empresas que tengan un fuerte contenido de tecnología. Facilitar ese proceso de destrucción creadora (compensar la destrucción de empresas con la creación de otras nuevas) ayudaría mucho al conjunto de nuestro tejido productivo a competir mejor en una economía global.

Fuente: Rafael Pampillón. «En el camino hacia el crecimiento económico». Expansión. 17 de septiembre de 2012. página 24.

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