La agricultura sigue desempeñando un papel considerable en la economía griega. Representa el 3% del PIB y da empleo entre el 12% y 14% de la población activa. Los principales cultivos son el tabaco (productor líder en Europa) y el algodón (el quinto mayor exportador del mundo). Grecia también cuenta con una ganadería ovina de gran tamaño y una industria pesquera. Sin embargo, desde el ingreso del país en la UE, el comercio agroalimentario ha sido deficitario, debido principalmente a la debilidad del sector de producción animal, que no puede competir con los productos europeos.
Grecia se diversifica.
La industria, representa aproximadamente el 20% del PIB, y está reemplazado a la agricultura como segundo sector económico después del sector servicios.
Los principales sectores industriales incluyen la electrónica, equipos de transporte, industria textil, y construcción. Además, Grecia es líder en transporte mundial marítimo de bienes industriales. El sector terciario representa casi tres cuartas partes del PIB y emplea a dos tercios de la población activa.
Por lo tanto además del turismo, los sectores que podrían beneficiarse de una potencial devaluación, tras una salida del Euro, incluyen: equipos de transporte, ropa y confección, electrónica, y sobre todo, el agroalimentario. Gracias al impacto del tipo de cambio, es probable que los consumidores griegos volviesen a la producción local agroalimentaria, que una vez fue competitiva en precios.
Pero la devaluación no es una panacea, y en todo caso no puede resolver los problemas estructurales de Grecia y que, pueden considerarse responsables de su crisis financiera.
Grecia tiene en común con la Rusia de 1998 y la Argentina de 2001, su incapacidad para recaudar impuestos. Por eso el aumento de los ingresos fiscales es una de las prioridades de la troika (BCE, FMI y Unión Europea) y el principal punto de seguimiento del acuerdo del rescate griego.
¿Serviría de algo un nuevo dracma si no se acometen reformas estructurales en Grecia?
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