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Feb

Aprobación del segundo rescate a Grecia

Por fin, tras varias semanas de incertidumbre y tensas negociaciones, los ministros de finanzas de la Unión Económica y Monetaria (UEM) han dado el visto bueno al segundo rescate griego, cuyos elementos fundamentales son los siguientes:

1) Participación del sector privado que asuniría una pérdida del valor de los bonos griegos del 53,5% del nominal.

2) Programa de asistencia financiera oficial hasta 2015.

 A corto plazo, este acuerdo evita un impago incontrolado de Grecia y, a largo plazo, permitirá reducir la deuda hasta el 120,5% en 2020, según estimaciones del Eurogrupo. Probablemente estamos ante la solución menos mala, tanto para Grecia, como para el resto de la UEM.

 Para Grecia, porque un impago en marzo y, por tanto, la salida del país del euro hubiese conllevado costes difícilmente asumibles por el país, sin ninguna garantía de una aceleración de las reformas estructurales. Mientras que para el resto de la UEM, el coste en inestabilidad de los mercados financieros y aumento de las primas de riesgo habría sido muy elevado, cuando las economías siguen muy débiles.

Los acreedores privados podrían perder más de 150.000 millones

La participación del sector privado en el rescate se articulará mediante un canje voluntario de bonos con una quita del 53,5% sobre el valor nominal. Por el 46,5% restante se entregarán títulos de dos tipos:

1) Nuevos bonos griegos con vencimientos entre 11 y 30 años por el 31,5% del valor, con cupones crecientes (aumentarán desde un 2,0% hasta un 4,3% después de 2020), colateralizados (Grecia podría destinar unos 30.000 millones de euros a la garantía de los nuevos bonos) y regidos por la legislación británica.

2) Instrumentos a corto plazo emitidos por el Fondo Europeo de Estabilización Financiera (EFSF), por el 15% restante, para llegar al 46,5%.

El volumen de bonos susceptibles de acogerse al canje asciende a 205.000 millones de euros, de modo que, asumiendo una participación del 90% (objetivo fijado en la cumbre de octubre), Grecia podría ver reducido el valor nominal de su deuda en unos 100.000 millones de euros.

En balance, las pérdidas para el sector privado podrían superar los 150.000 millones en valor actual, alrededor del 75%, dado el menor valor nominal, el mayor plazo y el tipo de interés más bajo de los nuevos bonos.

El FMI y la UEM podrían aportar algo más de 130.000 millones

Necesidades de financiación

Se estima que Grecia requerirá unos 170.000 millones de euros en los próximos tres años, de los cuales aproximadamente 118.000 son necesidades de financiación del período, 23.000 son las necesidades de recapitalización de sus bancos y 30.000 se destinarían a adquirir los colaterales de los nuevos bonos que se entregarán en el canje de deuda (1).

Condiciones para Grecia

Por el contrario, los miembros del Eurogrupo sí han dejado claro cuáles con las severas condiciones que Grecia debe cumplir para recibir la asistencia, que suponen una cesión muy significativa de soberanía fiscal:

1) Cumplimiento estricto del plan de ajuste fiscal (alcanzando un superávit primario en 2013) y del programa de reformas estructurales y privatizaciones.

2)  Compromiso de los partidos políticos para la aplicación del programa de ajuste, con independencia del resultado de las elecciones generales previstas para abril.

3) Presencia permanente de los inspectores de la Comisión Europea en Grecia.

4) Priorización del pago del servicio de la deuda sobre cualquier otro gasto (este principio debe quedar reflejado en la constitución). Para ello, Grecia depositará en una cuenta bloqueada la cuantía correspondiente al servicio de la deuda del trimestre entrante.

El Papel del Banco Central Europeo (BCE)

El BCE no participará en el rescate, pero lo facilitará.

La deuda griega adquirida por el BCE en el marco de su programa de compra de bonos (SMP, por sus siglas en inglés) no se verá afectada por el canje.

No obstante, los gobiernos destinarán a mejorar la sostenibilidad de la deuda griega la parte del beneficio distribuido por el BCE que proceda del SMP, así como la parte del beneficio distribuido por los bancos centrales nacionales que proceda de su cartera de bonos griegos.

Asimismo, se instrumentarán medidas para garantizar el acceso de los bancos griegos a la financiación del BCE en el período del canje, durante el cual Grecia podría ser declarada en “selective default”. Para ello, podrían relajarse las condiciones de elegibilidad de los bonos griegos como colateral de las operaciones de financiación.

CONCLUSIÓN

El nuevo rescate es la mejor solución posible a corto plazo, pues evita un impago desordenado de Grecia y podría dar continuidad al actual período de calma en los mercados, permitiendo al resto de países bajo presión continuar con sus procesos de ajuste fiscal y reformas estructurales. No obstante, no es una solución suficientemente sólida a largo plazo: apenas servirá para reducir la deuda hasta el 120% del PIB en 2020, significativamente por encima de los niveles considerados sostenibles.

El acuerdo “deja la pelota en el tejado de los griegos”, que deben elegir si aprovechan la oportunidad que se les brinda para reformar su economía (en cuyo caso, deberán seguir haciendo grandes sacrificios) u optan por su salida de la UEM (que tendría un desenlace incierto y muy traumático). Una vez efectuado el canje, si el país tuviera que reestructurar su deuda nuevamente, el coste recaería mayoritariamente en sus acreedores oficiales.

(1) Para cubrir esas necesidades, Grecia contará con: 1) Fondos no desembolsados del rescate de 2010 por 34.000 millones, de los cuales 10.000 están comprometidos por el FMI y el resto, por la UEM. 2) Asistencia financiera adicional por un importe que podría rondar los 130.000-135.000 millones. La cuantía exacta de aún no está determinada, pues depende del grado de adhesión de los acreedores privados al canje y no se conocerá hasta marzo. Tampoco se conoce cuál será la distribución de las nuevas ayudas entre el FMI y la UEM, pero todo apunta a que la participación del Fondo será significativamente inferior a la del rescate de 2010: se especula con un 10%, frente al 27% anterior.

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