Ayer Jordi Maluquer escribió, en el diario El País, un artículo titulado «España en el país de las maravillas», que es de obligada lectura para todos los que nos dedicamos a estudiar, analizar y explicar la situcaión económica de España. Es un artículo largo pero creo que es necesario vencer la pereza y leerlo desde el principio hasta el final.
Foto: Jordi Maluquer
Aquí solo entresaco algunos párrafos del artículo:
«A estas alturas, comenzado el año 2012, resulta obvio que no nos encontramos ante una simple recesión —caída del PIB en dos trimestres consecutivos— ni ante una crisis de mayor o menor gravedad, sino ante una auténtica Gran Depresión.
Sin embargo, las crisis económicas nunca han afectado al mundo entero por igual. Se han cebado en aquellos países que padecían de mayor fragilidad y que estaban menos preparados para afrontarlas. Tampoco ahora se trata, como se dice machaconamente, de “una crisis económica mundial”. Lo es por la gravedad de las consecuencias de lo que sucede en Europa sobre el resto del mundo. Pero el PIB de Asia crecerá en 2012 un 7,2%. Brasil y otros países latinoamericanos también obtendrán buenos resultados. Un dato para los aficionados a las comparaciones: la tasa de paro de Alemania en diciembre de 2011 se situó en el 6,6%. Es la más baja desde la reunificación en 1990. ¿Alguien se cree lo de que es “una crisis mundial”?
Las políticas keynesianas ya no son útiles
¿La cosa tiene remedio? Sí. Los reaccionarios —siempre los hay, aunque, a veces, muy bien disfrazados— dicen, como san Ignacio de Loyola, “en tiempos de aflicción no hacer mudanza”. Pues resulta que debe ser exactamente al revés. Hay que hacer toda clase de mudanzas. Habrá que apretarse mucho el cinturón. Y pagar las deudas. Y gastar solo en lo que tenga retornos seguros. Y acabar con las subastas a por el voto del personal. Y crear un verdadero mercado de trabajo. Y reformar a fondo el sistema financiero. Y cumplir con la palabra dada. Los gobernantes deben estar sujetos al Código Penal. Las instituciones deben ser transparentes y absolutamente fiables.
Keynes se murió hace tiempo, en 1946. En una economía absolutamente abierta, comola Españade hoy, las recetas keynesianas son inaplicables. Aumentar la demanda interna, como recomiendan algunos sabios (¡de izquierdas!), solo traería un aumento extraordinario de las importaciones —sobre todo de China y de Alemania, o de…—, más déficit exterior, más déficit público y, como escribía el poeta Fernando Pessoa, una ruina peor.
Soluciones a la crisis
La única solución es la mejora de la productividad con reformas estructurales. Hay que acabar con los abusos y las disfunciones. Poner fin al despilfarro de recursos enla Sanidad, exigir algún copago para que la gente no se piense que ir al médico es como ir al café a jugar al dominó, introducir precios reales —o, por lo menos, un poco realistas— en la enseñanza superior y becas para quienes se las ganen, penalizar el absentismo de quienes todavía tienen trabajo, poner peajes a diestro y siniestro, dar fin al gasto suntuario y electoralista en materia de inversiones. No se puede construir un puerto de mar en todas las capitales de provincia por la monserga de la equidad territorial.
Hay que arrimar el hombro y asumir las medidas de quienes tienen ahora la responsabilidad de sacarnos del pozo, aun si no nos gustan. No hay otro remedio.»
Fuente: Jordi Maluquer, España en el país de las maravillas. El País. Suplemento Negocios, páginas 28 y 29. Jordi Maluquer de Motes es catedrático de Historia Económica enla Universitat Autònoma de Barcelona.
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