A primera vista, la subasta del jueves del Tesoro español podría ser calificada como un éxito. Permitió colocar el doble de lo previsto a un interés mucho más bajo que el de la anterior subasta. La lectura de este éxito es bien distinta si recuperamos la reflexión que hacíamos en este blog hace unas semanas, con motivo de la primera subasta de liquidez a tres años del BCE, en la que la banca europea se adjudicó 489.191 millones de euros, muy por encima de las previsiones, a un coste del 1%.
Argumentábamos entonces que a ese bajo coste los bonos soberanos se muestran muy atractivos a los bancos frente a la escasa rentabilidad del crédito bancario al sector privado. Resulta evidente que este movimiento se encuentra tras el reciente abaratamiento del coste de nuestra deuda pública. Como decíamos entonces, esta estrategia del BCE por el momento tan sólo contribuye a la extensión del agónico proceso de retroalimentación entre los problemas de la banca y los problemas de los Estados periféricos europeos. Está por ver si esa liquidez llegará a empresas y familias.
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