Después de más de diez años de discusiones y debates sobre lo preciso de la medición de la calidad de vida del PIB, la OCDE ha lanzado un nuevo índice, el Better Life Index, que busca complementar la información del primero con datos sobre educación, sanidad, seguridad, equilibrio entre el trabajo y la familia, entre otros. Ha desarrollado este índice para 34 países, entre los que se encuentra España, pero algo muy interesante es que además permite «personalizar» el índice, variando los pesos de cada uno de los datos en el índice.
Dejadme comentar brevemente la situación de España con respecto a este índice: los españoles son ligeramente más ricos que la media de la OCDE, trabajamos 1654 horas al año (por debajo de la media), estamos por debajo en términos de niveles educativos, niveles de empleo y de control de la contaminación, lo que lleva a que los niveles de satisfacción de los españoles estén por debajo de la media, aunque estén por encima en relación con la comunidad, seguridad ciudadana y salud.
Los australianos son los más felices del ranking: una suerte de combinación entre un alto nivel económico, un mercado de trabajo joven y en plena expansión, con mucha seguridad, y muy vinculados a su comunidad.
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