La publicación hoy de los datos de crecimiento en EEUU del primer trimestre de este año (1,8% en tasa trimestral anualizada y 2,3% en tasa interanual), un día después de que en la reunión de la FED pone de manifiesto que no ha llegado el momento de iniciar las subidas de los tipos de interés. En el cuadro se puede observar el comportamiento del PIB de EEUU y sus componentes.
La economía estadounidense ha iniciado 2011 con escaso vigor. El avance del PIB del primer trimestre de este año sitúa el crecimiento trimestral en el 1,8% anualizado (frente al 3,1% en el 4ºT10). Además, la mayor parte de este avance se debe a la contribución de los inventarios; excluyendo su aportación, el crecimiento se reduciría hasta el 0,8%. No obstante, este enfriamiento se debió, principalmente, a dos factores puntuales: el fuerte ascenso de los precios del petróleo y la dureza del invierno.
La economía americana se desacelera
En términos interanuales, el crecimiento desciende hasta un 2,3% (2,8% anterior). Se trata de una desaceleración transitoria: el dato de crecimiento del primer trimestre infraestima el verdadero momento de la economía. La señal claramente expansiva que transmiten las principales encuestas (las confianzas empresariales se encuentra en niveles muy expansivos y la confianza de las familias en máximos desde el inicio de la recuperación), la gradual mejora del mercado laboral (aunque aún modesta), el apoyo de una política monetaria excepcionalmente laxa y el estímulo externo (reforzado por la debilidad del dólar) permitirán una reactivación hasta ritmos próximos al 3,0% a partir ya del 2T11. En media, estimamos que el crecimiento de EEUU se situará cerca del 2,5% (similar al potencial), tanto en 2011 como en 2012, ligeramente por encima de la media de las economías desarrolladas. No obstante, los riesgos siguen concentrándose a la baja.
Además de los que pesan sobre el escenario internacional (precio del crudo y crisis soberana europea, principalmente), en EEUU se perciben otros dos internos: la debilidad del mercado inmobiliario y la frágil posición fiscal. Quizás el problema de las autoridades económicas americanas es no reconocer que su economía, como la de muchos otros países OCDE, ha salido de la crisis con menor crecimiento potencial. Y ante eso, la política monetaria y fiscal tradicional tiene poco que hacer, al menos a medio plazo.
Política monetaria
Estos datos propician que la política monetaria americana siga siendo expansiva. Lo que agudiza las divergencias en política monetaria que se están abriendo a ambos lados del Atlántico, al menos a corto plazo. Es cierto que ni los objetivos, ni la filosofía, ni siquiera la estrategia de la política monetaria son similares. Pero sorprende, teniendo en cuenta la elevada coordinación alcanzada tras la quiebra de Lehman Brothers, que ahora mismo los dos bancos centrales estén realizando un análisis tan diferente de la situación económica y financiera.
La Reserva Federal
En el caso de la Reserva Federal, el mensaje de ayer fue muy claro: la variable más relevante en la actuación del banco central será, como en el pasado, el mercado laboral. Por ello, antes de iniciar un endurecimiento monetario deberá confirmarse la sostenibilidad de las señales de mejora que ya se observan en el ámbito laboral, lo que aún puede llevar en torno a 12 meses. Es decir, el objetivo final es la inflación, pero tras una recesión lo que importa es la creación de empleo. O, interpretándolo de manera diferente, el escenario de recaída del ciclo económico todavía tiene asignada una probabilidad no despreciable y, la FED, no está dispuesta a incurrir en ese riesgo.
El Banco Central Europeo
Frente a ello, como el BCE tiene un único objetivo que es la inflación y la subida del precio de las materias primas lo está amenazando, se ha visto obligado a lanzar un aviso para navegantes, en forma de subida de los tipos de interés. Es cierto, que desde niveles muy bajos. Esta forma tan diferente de actuar puede conllevar problemas en forma de desajuste en la cotización del euro frente al dólar, respecto a los niveles de equilibrio. Aunque en fondo las tensiones serán mínimas, si como parece los americanos están cómodos con el debilitamiento de su moneda pues contribuye positivamente a la recuperación, mientras para el BCE un euro fuerte reduce presiones inflacionistas. Eso sí, en la política de comunicación sí que aumentó el grado de coordinación, pues Bernanke dio ayer su primera rueda de prensa tras la reunión del FOMC, imitando a la política seguida por el BCE tras su creación.
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