Desde mi punto de vista, la dimisión del Presidente del Gobierno, y el adelanto de las elecciones generales, tendría un efecto positivo sobre la economía española porque enviaría un mensaje a los mercados de que pronto habría un nuevo Gobierno que tendría cuatro años por delante para hacer las reformas y la política económica que necesita España.
Se pondría fin, así, a la situación de provisionalidad que se vive ahora en España tras el anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero de no dimitir y de seguir un año más.
Desgraciadamente, el presidente del Gobierno y el PSOE han optado por seguir un año más, alargando innecesariamente el estancamiento de la economía española. Es probable que este mayo el PSOE pierda las elecciones municipales y autonómicas. Perdió las elecciones autonómicas de Galicia y Cataluña y también perdieron los candidatos oficialistas (de Zapatero) en las primarias socialistas para la comunidad de Madrid y el ayuntamiento de Barcelona. Allí por donde pasa Zapatero el PSOE pierde las elecciones, como ya profeticé hace 5 meses en el post El coste político de las crisis económicas
Elecciones en mayo
Los nuevos gobiernos territoriales que saldrán elegidos en mayo deberían hacer políticas austeras sin hipotecas electorales. Desgraciadamente, no tomarán medidas radicales porque a sus respectivos partidos políticos les puede pasar factura en las elecciones de 2012. Conclusión: No se tomarán medidas impopulares hasta después de las elecciones generales de 2012. Perderemos un año. Lo más inteligente hubiera sido hacer coincidir las elecciones municipales y autonómicas con las generales porque además de dar una señal de austeridad, hubiera posibilitados los necesarios ajustes que hay que hacer en todos los gobiernos municipales, autonómicos y el central. Eso permitiría una salida de la crisis mucho más rápida y coherente, aunque, eso sí, con coste político en el corto plazo (como les está pasando a Cameron, Sarkozy y Merkel).
La necesaria confianza en el gobierno
Otro problema que surge, como consecuencia de la permanencia de Zapatero un año más en una situación de debilidad, es que difícilmente el gobierno provisional propondrá a las Cortes Generales los Presupuestos del año 2012 que necesita España. Se verá obligado a pactar con partidos nacionalistas.
Si se adelantaran las elecciones y ganara el Partido Popular, como anticipan todas las encuestas, éste no tendría una hipoteca para tomar las decisiones que necesita el país.
Porque aunque las empresas son las protagonistas y responsables de la competitividad, sus decisiones se ven afectadas por el entorno macroeconómico, que, a su vez, depende de la política económica. En este contexto, la política macroeconómica debe ser creíble, estable, ortodoxa y bien definida para que el sector privado emprenda nuevas aventuras, tome decisiones de producción y genere creación de empleo. Por tanto, la confianza en el gobierno es un factor clave para que se produzca el crecimiento económico y el empleo.
En conclusión, esta interinidad de Zapatero no es buena para atraer capital extranjero, aumentar la formación de capital nacional, crear empresas competitivas e incentivar las exportaciones. Si Zapatero sigue un año más, y se retrasa la política económica que se debe aplicar en los próximos años se puede generar incertidumbre que avivará las expectativas de cambios de política, que no se sabe cuál será, por lo que se retrasarán las decisiones de inversión privada (nacional y extranjera). En cambio adelantar las elecciones previstas para marzo de 2012 traería un cambio que podría acelerar la recuperación económica.
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