El pasado viernes 4 de febrero el Tesoro estadounidense envió al Congreso su informe semestral sobre tipos de cambio, en el que de nuevo evitó calificar a China como un país “manipulador” de su divisa. El renminbi (RMB) se ha apreciado tan sólo un 3,7% frente al US$ desde la liberalización parcial del cambio anunciada el pasado junio. Sin embargo, el informe del Tesoro concluye en tono conciliador que la creciente inflación China ha supuesto de hecho una apreciación real del RMB superior al 10% anual. Y es que aunque el crecimiento de los precios se moderó ligeramente en diciembre, cayendo hasta el 4,6% desde el 5,1% de noviembre (record de 28 meses), el alivio podría durar poco. En términos mensuales, la inflación sigue creciendo al 0,4%, mientras que los precios de productos manufacturados y las materias primas lo hacen al 1,5%; los alimentos en particular han visto crecer sus precios en casi un 10% el último año. Las presiones salariales por su parte parecen arreciar, como demuestra la segunda subida en menos de un año del salario mínimo (desde el 18 al 26%) en la mayor economía provincial, Guangdong.
Frente a estas tensiones en los precios, las autoridades chinas han anunciado una política monetaria “prudente” para este año. El anuncio podría adelantar una posible prolongación de las subidas del ratio de reservas obligatorias y los tipos de interés que caracterizaron al pasado año. Sin embargo, hace ya algún tiempo advertíamos en este foro sobre la paradójica incompatibilidad entre la política cambiaria china y su lucha contra la inflación. En una línea similar, un reciente artículo de Krugman en el New York Times advierte sobre las limitaciones de la intervención sobre el RMB: “China has been using a weak currency to keep its wages and prices low in dollar terms; market forces have responded by pushing those wages and prices up, eroding that artificial competitive advantage. Some estimates I’ve heard suggest that at current rates of inflation, Chinese undervaluation could be gone in two or three years.”
¿Cómo y cuándo se resolverá esta aparente paradoja? No es una cuestión baladí, ya que de ella depende el crecimiento de China, y por extensión la recuperación de la economía mundial.
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