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Jaque al euro

Escrito el 24 noviembre 2010 por José Ramón Diez Guijarro en Economía española, Unión Europea

La partida que se está jugando en los últimos días, básicamente una continuación de la que se inició a finales de 2009, va dejando por el camino peones, alfiles y demás fichas del tablero, pero el objetivo por elevación es dar jaque al euro y, por tanto, al proyecto de construcción europea. Eso es lo que nos estamos jugando en estos momentos. Y no toda la culpa la tienen los inversores que deciden reducir por precaución su exposición a la zona euro o los especuladores que intentan explotar en su propio beneficio el histerismo en el que caen los mercados en algunas ocasiones (una mezcla de “herd behaviour” y “momento Minsky”).

File:Euro coins version II.png

También debemos reconocer que desde el nacimiento del euro, poco se ha hecho para reducir las evidentes debilidades de este proyecto, especialmente, la ausencia de una política fiscal unificada que complemente (y compense) la política monetaria única. Esta inercia se ha agudizado en los últimos diez meses, la UEM se ha limitado a poner cortafuegos sin éxito, haciendo frente a los problemas más inmediatos sin centrarse en los fundamentales. Todo ello con evidente falta de coordinación y con algunos países cometiendo error tras error a la hora de lanzar mensajes al mercado.

El problema es que esta espiral negativa sólo podría pararse con medidas de gran calado por parte de la UEM y no se percibe ni voluntad ni capacidad de llevarlas a cabo. Por ejemplo, una reforma institucional seria de la UEM que conlleve una mayor integración en política presupuestaria y un mecanismo que facilite la corrección de los desequilibrios macro intracomunitarios. Además, la concreción del plan de rescate permanente ayudaría a aliviar las tensiones. Lo anterior implicaría cesiones de soberanía y eso es muy complicado.

Así que mientras se consigue afrontar los problemas de fondo, las recetas a corto plazo para volver a ganar tiempo están claras: cerrar cuanto antes el rescate a Irlanda, intentar que el BCE vuelva a flexibilizar la inyección de liquidez y amplíe el programa de compras de bonos y, en nuestro caso, acelerar todas las reformas que están todavía pendientes. Porque el tiempo esta vez sí que apremia.

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