En 1979 se exhibió en los cines la película, El Síndrome de China. Trataba del escape nuclear en la planta norteamericana de Three Mile Island en Pensilvania. El título hacía referencia a una expresión que indicaba que si una planta nuclear estadounidense tuviese un escape el núcleo podría atravesar la corteza terrestre y alcanzar China. La expresión se convirtió en una referencia popular pero evidentemente nunca se ha producido un accidente de estas características.
Actualmente el peligro puede venir en sentido inverso y no sólo por la devaluación artificial de la divisa china. El gigante asiático lleva una década de crecimiento espectacular que ha llevado a incrementar el valor de su mercado de valores en casi un 300% . Se ha construido y gastado como nunca en la historia milenaria del país y una gran parte del gasto se ha financiado a través del endeudamiento que llega al 29% del PIB. En el 2009 los bancos chinos dieron el doble de hipotecas que un año antes y los precios de las inmuebles no dejan de subir a pesar de estudios (Swiss Federal Institute of Technology) que indican que hay ¡65 millones de viviendas vacías!
Para que China continúe con su formidable capacidad productiva tiene que tener compradores (no es exportar, es vender y que te compren). Con EEUU y Europa con crecimientos económicos muy débiles puede haber un problema de demanda. Este verano, China tuvo el menor dato de producción industrial en más de 18 meses. El Banco Central Chino está endureciendo sus directrices para tratar de tener una política crediticia más rigurosa.
¿Es posible el estallido de la burbuja de producción China y que sus efectos lleguen hasta Estados Unidos y el resto del mundo?. Ahora el peligro no es un reactor nuclear sino el brusco frenazo que sigue a un crecimiento no sostenible.
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