Tras una jornada tranquila en los mercados financieros, es buen momento para sacar conclusiones de lo acontecido en las últimas semanas. El índice griego ha cerrado con una subida del +7%, el Eurostoxx 50, +1,4%, y el Ibex 35 recupera un +2,7% y alcanza los 10.441 puntos, tras la impactante caída en los últimos 5 minutos en la sesión de ayer, después de que a las 17:25 Standard & Poor´s nos rebajara el “rating”.
1) El vendaval que se ha cernido sobre los países periféricos de la UEM va a suponer un antes y un después en el proceso de construcción europea. No estamos ante una crisis coyuntural ligada a la fragilidad que todavía presenta la economía internacional o a los daños estructurales que ha sufrido algún segmento de los mercados financieros. Las debilidades de la UEM han quedado al descubierto y va a costar mucho poner remedio en el medio plazo. Sólo hay que volver a repasar las condiciones que debe cumplir un área monetaria óptima para darnos cuenta de lo que no funciona.
2) Las elecciones regionales alemanas han hecho perder mucha riqueza a inversores de todo el mundo. Una vez más los políticos europeos están yendo por detrás del mercado, con un claro coste en términos de credibilidad. La falta de acuerdo en momentos cruciales de los miembros de la UEM ha hecho que hasta los más escépticos acepten la necesidad de que el FMI intervenga con un papel determinante en el paquete de rescate, tanto en el ámbito técnico, como en el financiero.
Cuando todavía se está discutiendo el momento, las condiciones y la cuantía de las ayudas a Grecia, los inversores llevan anticipando varias sesiones la quita en una hipotética reestructuración. Sólo cuando se ha empezado a especular con un paquete de rescate que puede cubrir las necesidades de financiación de Grecia hasta 2012 (120.000 millones de euros) y, por tanto, dar tranquilidad al país para poner en marcha los programas de ajuste, la situación se ha estabilizado algo. Parece que la intención es ganar al menos dos años, para que el riesgo de contagio en caso de una hipotética reestructuración sea muy inferior al actual.
3) Estamos en la prórroga para demostrar a los mercados financieros que tenemos programas creíbles de estabilización de las cuentas públicas en el medio plazo. Ahora lo importantes es demostrar que se tiene capacidad de pago. Sin una cuantificación minuciosa de dónde se van a recortar los gastos en los próximos años, el castigo en forma de prima de riesgo va a ser muy duro. La clave para todos los países estribará en los Presupuestos de 2011.
4) A río revuelto siempre hay ganancia de pescadores. El debilitamiento del euro no le está viniendo nada mal a los exportadores europeos. Sirve para relajar unas condiciones monetarias mucho más duras que las de otros países.
5) Si los políticos han pecado de cierta inacción, tampoco se han lucido las instituciones económicas europeas. Sólo con que el Banco Central Europeo hubiera dado alguna señal de compra en los mercados de deuda, el proceso especulativo de alguna jornada se hubiera terminado. De la misma manera, no se entiende que la selección de los colaterales se siga realizando en base a las calificaciones de las agencias de “rating”. El BCE tiene técnicos suficientes para elegir el papel, sin tener que usar a las agencias.
6) Parece mentira que tres años después del inicio de la crisis las agencias de “rating” mantengan su oligopolio. Se puede discutir la calificación que en estos momentos merece España, de hecho, probablemente sólo Alemania debería mantener el AAA. Pero otra cosa son los argumentos para defender la rebaja (y el momento elegido). Podemos pensar que después de esta crisis, el crecimiento potencial de España va a estar cerca del 1,5% y elevarlo debe ser un objetivo prioritario del gobierno, pero basar todo el cambio de calificación en una previsión media de crecimiento del PIB hasta 2016 del 0,7%, parece poco serio. Aunque esto no debe ser una excusa para dejar de aplicarnos lo comentado en el punto 3). Ahora sí que no queda tiempo. El momento de los avisos ha terminado.
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