Me piden unos alumnos que les explique con más amplitud lo que decía Thomas Catan en el artículo Spain’s Struggles Illustrate Pitfalls of Europe’s Common Currency (que por lo visto es de pago) y que citaba yo la semana pasada en el post ¿Hay razones para salirse del euro?
Pues bien Catan decía en el artículo que aunque Francia y Alemania comienzan a mostrar señales de recuperación económica, miembros más débiles de la zona euro siguen atascados en la recesión. Sin dolorosas reformas, países que comparten el euro como moneda parecen destinados a pasar años con un crecimiento muy bajo, por lo cual les resultará más difícil pagar sus deudas.
El euro se encuentra en su nivel más sólido contra el dólar este año y los tipos de interés sugieren que los temores de los inversores a una suspensión de pagos de la deuda por parte de algún miembro de la zona euro se han calmado a comparación de unos meses atrás. Sin embargo, los tiempos más difíciles de la región podrían estar por venir.
Los problemas de España
Para entender por qué, vale la pena echar un vistazo a España. Quizás ningún otro país ilustra mejor las ventajas enormes —y potenciales desventajas— de la moneda común europea. Adoptar el euro hace una década significó que de repente España pasó a disfrutar de tasas de interés mucho más bajas que antes, porque el Banco Central Europeo (BCE) establece una tasa de interés única para toda la zona monetaria.
De hecho, los tipos de interés de los préstamos del BCE al sistema bancario se mantuvieron por debajo de la tasa de inflación de España durante muchos años, así que los hogares y las empresas del país tenían un enorme incentivo para pedir prestado. Y lo hicieron con gusto. La deuda de los hogares españoles escaló por encima del 130% del ingreso disponible en 2007, mientras el consumo experimentó un auge.
Con un sector de la construcción que fue alimentado por ese exceso de deuda, España recibió un impulso que la llevó a convertirse brevemente en la octava economía del mundo. El ingreso por ciudadano superó al de Italia. Los salarios aumentaron a un ritmo casi dos veces mayor que el del resto de la zona euro, lo que hizo que los españoles se sintieran adinerados.
Sin embargo, la desventaja eran los costes en aumento para las empresas españolas, que les hacía perder competitividad contra otros países en la zona euro como Alemania. Ahora, el alto valor del euro también dificulta que España pueda elevar sus exportaciones en una proporción más amplia que el resto del mundo.
El resultado es una economía española que aún se contrae mientras muchos otros países se vuelven a expandir. Se prevé que el PIB de España caiga hasta un 4,2% este año, y su tasa de desempleo del 18,5% es el doble que la del resto de la Unión Europea.
La devaluación de la peseta
Habitualmente, los países pueden devaluar su moneda para restablecer su competitividad. Antes de la introducción del euro, España —al igual que Italia— lo hizo en repetidas ocasiones para escapar de las recesiones. Sin embargo, ya no tiene su propia moneda que devaluar, o su propia tasa de interés que recortar.
En consecuencia, el país debe recuperar la competitividad de la forma más difícil: al bajar los sueldos y los precios en relación a otros países de la zona euro. Eso significa años de estancamiento salarial en un país en el que las personas se acostumbraron a estándares de vida notablemente mejores. Algunos economistas predicen una “década perdida” en España, al estilo de la de Japón.
La gran mayoría de los españoles apoya el euro. Muchos economistas afirman que España hubiera estado en una situación peor sin la moneda común, y apuntan al colapso de Islandia como un ejemplo. Pero la experiencia de España ilustra las dificultades de implementar una política monetaria en 16 países con distintos gobiernos y economías muy variadas.
Un gran problema para el euro son los grandes desequilibrios dentro de la unión monetaria. Países como España, Italia y Grecia han acumulado amplios déficit comerciales; Alemania y Holanda, a su vez, tienen superávit generosos.
Es necesario mejorar la competitividad
Eso funcionó bien mientras el crédito barato y disponible les permitió a los países comprar más bienes y servicios del exterior que los que vendían. La crisis financiera, no obstante, provocó una caída en la demanda doméstica a lo largo de Europa —y en especial en España— lo que ejerció presión sobre exportadores como Alemania. A no ser que ambos lados equilibren sus economías, es decir que Alemania absorba más exportaciones e impulse la demanda doméstica y países como España e Italia den pasos para mejorar su competitividad, los países más débiles de la zona euro podrían más adelante afrontar onerosas deudas en los sectores privado y público.
Aunque ningún miembro de la zona euro está en peligro de caer en suspensión de pagos, un puñado de economistas cree que años de estancamiento podrían conducir a una crisis de deuda pública en el futuro.
España entró en la actual crisis económica con un nivel relativamente bajo de deuda pública, pero se proyecta que tal nivel aumente en los próximos años, de modo que el país necesita crecer para poder hacerle frente sin problemas.
¿Entrará España en una década pérdida con crecimientos medios anuales del 1,5% lo que supondría fuertes tasas de sempleo? ¿Suspenderá pagos la economía española? ¿Los problemas de España pondrán en peligro la existencia del euro?
Fuente: http://online.wsj.com/article/SB125288334119806859.html
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