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    [post_content] => Como ya señalé el 4 de enero en este blog de economía la globalización va a ser uno de los temas más controvertidos de este año 2009. Ello se debe a que en épocas de crisis arrecian las tentaciones proteccionistas. Por eso no es de extrañar que una nueva oleada de nacionalismo económico recorra el mundo. Se trata de un fenómeno viejo que está cobrando vida en muchos países, no importa si los gobiernos son de izquierdas o de derechas, si los países son ricos o pobres.



El nacionalismo económico

¿Qué se pretende con este nacionalismo económico? Beneficiar a las empresas del propio país en perjuicio de las del resto del Mundo. Se trata de intervenciones discrecionales a veces legales y otras menos legales que buscan proteger a la economía nacional frente a la competencia internacional. En EEUU, Obama va a ser más proteccionista que Bush. En América Latina el nacionalismo toma forma de populismo. El último brote fue de esta semana cuando el Gobierno de Bolivia tomó el viernes, de manera sorpresiva, el control total de la petrolera Chaco, de la que Pan American Energy era el accionista mayoritario. En Europa debemos avergonzarnos, una vez más, del proteccionismo agrario. La Política Agraria Común (PAC) es una versión, hecha por ricos, de la política nacionalista de sustitución de importaciones.

El caso de España

Esta semana en España el Ministro de Industria, Miguel Sebastián, acaba de defender la necesidad de consumir productos nacionales frente a los productos extranjeros. Un nuevo tipo de proteccionismo que ayer, en este blog de economía, Daniel Fernández criticó magistralmente. Una medida, la de "compre usted español", que es un error teórico y práctico.

Los empresarios (Círculo de Empresarios), han criticado la idea de Miguel Sebastián por considerarla “peligrosa”. En este blog de economía manifestamos nuestro respeto, cariño y admiración por Miguel Sebastián pero nos sorprende que un colega (que eventualmente es Ministro de Industria) doctorado en economía por una de las mejores universidades del Mundo se haya olvidado, esperemos que temporalmente, de los principios más básicos del comercio internacional. La teoría del comercio internacional dice que el libre comercio beneficia a todos los que realizan el comercio y esto vale tanto para los que importan como para los que exportan.

¿Qué dice la ciencia económica?

La opinión a favor de las exportaciones y en contra de las importaciones está muy generalizada y "vende bien" y consigue popularidad, pero tal como señalaron, hace ya 200 años, los padres de la economía, Adam Smith y David Ricardo, el comercio internacional es un factor que contribuye poderosamente a aumentar la renta y la riqueza de los países. Posteriormente otros teóricos de la economía también se han encargado de demostrar con modelos más o menos sofisticados los beneficios que genera el comercio internacional. De ahí que la mayoría de los economistas defiendan la libertad de comercio como un instrumento que mejora las condiciones de vida y de trabajo de la población mundial.

Además, existe evidencia empírica que muestra que los países más cerrados al exterior (menos globalizados) tienden a ofrecer niveles de vida (rentas per capita) más bajos, tener un mayor porcentaje de su población por debajo de la línea de pobreza y disfrutar de menores libertades democráticas. Ello se debe a que el nacionalismo económico genera una estructura industrial retrasada con altos costos para los consumidores, que suelen ser los grandes perjudicados por el patriotismo económico. Es preciso recordar que a la globalización le debemos gran parte de nuestra prosperidad; por tanto, la actitud más coherente, desde mi punto de vista, en los tiempos de crisis económica mundial que corren, es la de preocuparnos más por la expansión del comercio internacional, el buen funcionamiento de las empresas y de los mercados, la mejora de la productividad y la expansión económica de todos los países, y menos de donde está ubicada la empresa que fabrica o presta el servicio.

¿Rectificará Miguel Sebastián?




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El nacionalismo económico

¿Qué se pretende con este nacionalismo económico? Beneficiar a las empresas del propio país en perjuicio de las del resto del Mundo. Se trata de intervenciones discrecionales a veces legales y otras menos legales que buscan proteger a la economía nacional frente a la competencia internacional. En EEUU, Obama va a ser más proteccionista que Bush. En América Latina el nacionalismo toma forma de populismo. El último brote fue de esta semana cuando el Gobierno de Bolivia tomó el viernes, de manera sorpresiva, el control total de la petrolera Chaco, de la que Pan American Energy era el accionista mayoritario. En Europa debemos avergonzarnos, una vez más, del proteccionismo agrario. La Política Agraria Común (PAC) es una versión, hecha por ricos, de la política nacionalista de sustitución de importaciones.

El caso de España

Esta semana en España el Ministro de Industria, Miguel Sebastián, acaba de defender la necesidad de consumir productos nacionales frente a los productos extranjeros. Un nuevo tipo de proteccionismo que ayer, en este blog de economía, Daniel Fernández criticó magistralmente. Una medida, la de "compre usted español", que es un error teórico y práctico.

Los empresarios (Círculo de Empresarios), han criticado la idea de Miguel Sebastián por considerarla “peligrosa”. En este blog de economía manifestamos nuestro respeto, cariño y admiración por Miguel Sebastián pero nos sorprende que un colega (que eventualmente es Ministro de Industria) doctorado en economía por una de las mejores universidades del Mundo se haya olvidado, esperemos que temporalmente, de los principios más básicos del comercio internacional. La teoría del comercio internacional dice que el libre comercio beneficia a todos los que realizan el comercio y esto vale tanto para los que importan como para los que exportan.

¿Qué dice la ciencia económica?

La opinión a favor de las exportaciones y en contra de las importaciones está muy generalizada y "vende bien" y consigue popularidad, pero tal como señalaron, hace ya 200 años, los padres de la economía, Adam Smith y David Ricardo, el comercio internacional es un factor que contribuye poderosamente a aumentar la renta y la riqueza de los países. Posteriormente otros teóricos de la economía también se han encargado de demostrar con modelos más o menos sofisticados los beneficios que genera el comercio internacional. De ahí que la mayoría de los economistas defiendan la libertad de comercio como un instrumento que mejora las condiciones de vida y de trabajo de la población mundial.

Además, existe evidencia empírica que muestra que los países más cerrados al exterior (menos globalizados) tienden a ofrecer niveles de vida (rentas per capita) más bajos, tener un mayor porcentaje de su población por debajo de la línea de pobreza y disfrutar de menores libertades democráticas. Ello se debe a que el nacionalismo económico genera una estructura industrial retrasada con altos costos para los consumidores, que suelen ser los grandes perjudicados por el patriotismo económico. Es preciso recordar que a la globalización le debemos gran parte de nuestra prosperidad; por tanto, la actitud más coherente, desde mi punto de vista, en los tiempos de crisis económica mundial que corren, es la de preocuparnos más por la expansión del comercio internacional, el buen funcionamiento de las empresas y de los mercados, la mejora de la productividad y la expansión económica de todos los países, y menos de donde está ubicada la empresa que fabrica o presta el servicio.

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El nacionalismo económico

¿Qué se pretende con este nacionalismo económico? Beneficiar a las empresas del propio país en perjuicio de las del resto del Mundo. Se trata de intervenciones discrecionales a veces legales y otras menos legales que buscan proteger a la economía nacional frente a la competencia internacional. En EEUU, Obama va a ser más proteccionista que Bush. En América Latina el nacionalismo toma forma de populismo. El último brote fue de esta semana cuando el Gobierno de Bolivia tomó el viernes, de manera sorpresiva, el control total de la petrolera Chaco, de la que Pan American Energy era el accionista mayoritario. En Europa debemos avergonzarnos, una vez más, del proteccionismo agrario. La Política Agraria Común (PAC) es una versión, hecha por ricos, de la política nacionalista de sustitución de importaciones.

El caso de España

Esta semana en España el Ministro de Industria, Miguel Sebastián, acaba de defender la necesidad de consumir productos nacionales frente a los productos extranjeros. Un nuevo tipo de proteccionismo que ayer, en este blog de economía, Daniel Fernández criticó magistralmente. Una medida, la de «compre usted español», que es un error teórico y práctico.

Los empresarios (Círculo de Empresarios), han criticado la idea de Miguel Sebastián por considerarla “peligrosa”. En este blog de economía manifestamos nuestro respeto, cariño y admiración por Miguel Sebastián pero nos sorprende que un colega (que eventualmente es Ministro de Industria) doctorado en economía por una de las mejores universidades del Mundo se haya olvidado, esperemos que temporalmente, de los principios más básicos del comercio internacional. La teoría del comercio internacional dice que el libre comercio beneficia a todos los que realizan el comercio y esto vale tanto para los que importan como para los que exportan.

¿Qué dice la ciencia económica?

La opinión a favor de las exportaciones y en contra de las importaciones está muy generalizada y «vende bien» y consigue popularidad, pero tal como señalaron, hace ya 200 años, los padres de la economía, Adam Smith y David Ricardo, el comercio internacional es un factor que contribuye poderosamente a aumentar la renta y la riqueza de los países. Posteriormente otros teóricos de la economía también se han encargado de demostrar con modelos más o menos sofisticados los beneficios que genera el comercio internacional. De ahí que la mayoría de los economistas defiendan la libertad de comercio como un instrumento que mejora las condiciones de vida y de trabajo de la población mundial.

Además, existe evidencia empírica que muestra que los países más cerrados al exterior (menos globalizados) tienden a ofrecer niveles de vida (rentas per capita) más bajos, tener un mayor porcentaje de su población por debajo de la línea de pobreza y disfrutar de menores libertades democráticas. Ello se debe a que el nacionalismo económico genera una estructura industrial retrasada con altos costos para los consumidores, que suelen ser los grandes perjudicados por el patriotismo económico. Es preciso recordar que a la globalización le debemos gran parte de nuestra prosperidad; por tanto, la actitud más coherente, desde mi punto de vista, en los tiempos de crisis económica mundial que corren, es la de preocuparnos más por la expansión del comercio internacional, el buen funcionamiento de las empresas y de los mercados, la mejora de la productividad y la expansión económica de todos los países, y menos de donde está ubicada la empresa que fabrica o presta el servicio.

¿Rectificará Miguel Sebastián?

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