Durante el siglo XXI, año tras año va aumentando la población residente en España. Contra las opiniones que pronosticaban que la población española no llegaría a 40 millones y tendería a disminuir, la realidad es que estamos en 45,3 millones y en 2018 superaremos los 49 millones. El motivo de esta tendencia creciente y rápida ha sido la entrada masiva de extranjeros que, por diversos motivos, han elegido España como su lugar de residencia.
El INE ha publicado hoy la “Proyección de la Población de España a Corto Plazo, 2008-2018” . Según sus estimaciones la población residente en España superará los 49 millones de personas en el año 2018, pero su crecimiento demográfico se recortará drásticamente a partir de 2010 debido: 1) a la caída de la inmigración y 2) a una reducción paulatina del número de nacimientos por la entrada en las edades más fecundas de generaciones de mujeres menos numerosas. Por estos dos motivos el INE prevé una desaceleración de la tasa de crecimiento de la población, que pasará del 1,8% anual registrado en 2007 hasta el 0,7% en 2010, año en el que se estabilizará la tasa hasta 2018.
El problema de las pensiones
Con estos datos, publicados hoy, la viabilidad del sistema público de pensiones de España se complica. En primer lugar, porque crece la tasa de dependencia: la tasa de dependencia (entendida como la relación entre la población menor de 16 años o mayor de 64 y la población de 16 a 64años) continuará su tendencia ascendente y pasará del 47% en 2008 al entorno del 53%, en 2018. A partir de 2018 el crecimiento será todavía mayor. Es decir, la proporción de población trabajadora en la población total está disminuyendo. Y en segundo lugar, porque la proyección del INE, en cuanto a la evolución de la población por edades, muestra que el mayor incremento se producirá en el grupo de mayores de 64 años, que crecerá un 19,2% en la próxima década, lo que supone añadir 1,44 millones de potenciales jubilados que cobrarán una pensión contributiva o no contributiva.
Este aumento del envejecimiento poblacional acompañado de un crecimiento en la tasa de dependencia, exige encontrar soluciones al problema de las pensiones ya que en el futuro un menor número de trabajadores van a tener que pagar más para sostener a un mayor número de jubilados, con el fin de evitar que, en el futuro, las pensiones sean más bajas. Además, de aumentar las cotizaciones sociales para mantener las pensiones, será necesario también que se endurezca la presión fiscal ya que, proporcionalmente, menos trabajadores tendrán que pagar cada vez más impuestos para atender más servicios sociales.
SOLUCIONES
1) Por tanto, una vía posible de solución es subir los impuestos. De no subirse los impuestos habrá que rebajar las pensiones y/o las prestaciones sociales. Sin embargo, esta medida por razones políticas es muy complicada de llevar a la práctica.
2) Otra es aumentar ahora el superávit presupuestario para reducir la deuda pública y pagar así menos intereses. El menor pago de intereses se puede utilizar en el futuro en incrementar el mayor gasto generado por el mayor envejecimiento.
3) Otra posibilidad es reformar el mercado laboral para incrementar la tasa de empleo, también en los trabajadores de más edad y disponer así de más ingresos y menos gastos para la seguridad social.
4) Finalmente, aumentar la natalidad sería la solución más efectiva. El fuerte envejecimiento en las próximas décadas solo se verá atenuado si la tasa de natalidad sube. Los últimos datos del INE indican que la fecundidad en España está aumentando gracias a la aportación de las madres extranjeras.
Esta es la primera vez que el INE realiza proyecciones de población epañola a 10 años vista, y sus resultados -que elabora a partir de un escenario de hipótesis en los ámbitos de mortalidad, fecundidad y migraciones- constituyen un indicador indispensable para la aplicación correcta de los cálculos de las pensiones.
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