La combinación de recesión económica en EEUU, precios elevados en todas partes y crisis crediticia en los países desarrollados ha propiciado en los últimos meses notables pérdidas en la gran mayoría de los índices bursátiles internacionales. Las notables provisiones bancarias generadas para hacer frente a la crisis, unidas a la contundente respuesta de las autoridades monetarias y fiscales de EEUU, vienen sugiriendo a muchos observadores que quizás pueda darse al fin por superada la crisis bursátil y que no son probables nuevos mínimos. Puede ser. Sin embargo, la historia del índice S&P 500, referencia para las bolsas de todo el mundo, no apoya esa perspectiva, al menos desde tres importantes puntos de vista.
El primer punto de vista es muy simple. Desde los años treinta del pasado siglo ha habido en el S&P 500 catorce mercados bajistas —quince con el actual—, definidos como aquellos que, con datos de cierre diario, han registrado caídas desde máximos de más de un 15% y que han durado (de máximo a mínimo) al menos dos meses y medio. Pues bien, en los catorce casos anteriores las pérdidas desde máximos fueron superiores a la del 18,6% alcanzada por el índice en marzo desde sus máximos de octubre. El promedio de las pérdidas acumuladas en los mercados bajistas del pasado es, además, del 33,5%, cerca del doble del recorrido registrado hasta ahora. Su duración media ha sido de diecinueve meses.
El panorama actual se complica sin duda por la muy probable coincidencia del mercado bajista con una recesión en EEUU. Ésta tiene aún que confirmarse, pero hay fuertes indicios que apoyan la posibilidad de que ya esté en marcha. Pues bien, ¿cuál ha sido la relación histórica entre los mercados bajistas? En particular, ¿cuándo ha empezado el S&P 500 a anticipar la salida de la recesión? En los ocho mercados bajistas anteriores que coincidieron con una recesión el promedio de solapamiento fue del 72%. Es decir, que durante el 72% del tiempo que duró la recesión el mercado estuvo haciendo nuevos mínimos. Esto significa, si asumimos que la actual recesión empezó en enero y será corta (ocho meses), que el mercado bajista podría aún prolongarse hasta mayo o junio.
También la historia de los beneficios empresariales sugiere riesgos a la baja. A mediados del año pasado los beneficios llegaron a situarse cerca de un 40% por encima de su tendencia histórica de largo plazo. La corrección en marcha desde entonces y lo sucedido en otras situaciones similares del pasado sugieren que este año los beneficios pueden al menos recuperar esa tendencia histórica, si no situarse por debajo de ella. La recuperación de la tendencia equivale a una caída de beneficios en el conjunto de 2008 cercana al 20%. El consenso de analistas aún anticipa una recuperación de dos dígitos. En consecuencia, la historia sugiere que en los próximos meses se sucederán las revisiones a la baja de las perspectivas de beneficios.
Finalmente, la historia también tiene algo que decir en contra de que las valoraciones se encuentren en niveles demasiado bajos para seguir descendiendo. Y es que el PER del S&P 500 se sitúa en estos momentos (con beneficios históricos) en 17,5, mientras que el promedio entre 1956 y 1997 (eliminando el período de la burbuja tecnológica) es de 15,3.
La conclusión es sencilla: la historia sugiere que el riesgo de nuevos mínimos en la bolsa estadounidense (y, por tanto, en la europea, muy correlacionada) es alto.
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