WP_Post Object ( [ID] => 4031 [post_author] => 115 [post_date] => 2008-02-09 09:05:34 [post_date_gmt] => 2008-02-09 08:05:34 [post_content] => El 1 de enero de 2008 se eliminaron por completo las barreras arancelarias para las importaciones de maíz, frijol, leche y azúcar entre México, Estados Unidos y Canadá lo que ha despertado las protestas de algunos sectores agrícolas mexicanos. Esta apertura es el último paso de lo pactado en el Tratado de Libre Comercio (TLC) vigente desde 1994, culminando así un periodo de transición de catorce años. Muchos dicen que la supresión de los aranceles sobre productos agrícolas básicos empobrece a los pequeños productores y a miles de campesinos, quienes se han manifestado estos días para hacer constar su oposición a la apertura de fronteras según lo acordado en el TLC. El problema se agrava en un momento en que la las expectativas económicas de México se enfrían. Un artículo publicado por The Economist el 24 de enero titulado Tariffs and Tortillas, afirmaba que se ha hecho poco para preparar a los pequeños campesinos para este nuevo paso. Y que el capital destinado por Procampo (programa gubernamental para el sector) para financiar a dichos campesinos, fue irregularmente gestionado, yendo a parar a manos de los grandes terratenientes en el norte del país. Las ayudas apenas llegaron a las cuatro quintas partes de los campesinos que tienen menos de cinco hectáreas, la mayoría de los cuales subsisten con lo que su parcela les renta que es muy poco y que solo les permite sobrevivir. Los partidarios del libre comercio piensan que la mayor oportunidad que tiene México, en el mundo global, es el TLC que hace más atractivo para los empresarios nacionales y extranjeros invertir en México. Si no se cumple con el TLC esa ventaja comparativa desaparecería. Los que quieren suprimir el TLC o amenazan con hacerlo es solo para recibir mayores subsidios. Subsidios que muchas veces se quedan en las organizaciones campesinas y nunca llegan ni a sus afiliados, ni son utilizados en proyectos productivos. Es preciso considerara que después de 14 años de vigencia del TLC entre México, Estados Unidos y Canadá el PIB agrario mexicano creció en promedio anual el doble que en los 10 años previos al TLC y el valor de las exportaciones de las hortalizas, plantas y tubérculos del campo mexicano hacia EEUU y Canadá es superior a la suma de las importaciones de leche, trigo, maíz y azúcar que hace México de esos países. El lunes tengo clase, con un grupo del mba del Instituto de Empresa, donde vamos a discutir sobre los argumentos a favor y en contra del proteccionismo comercial. Es un grupo donde hay bastantes alumnos latinoamericanos, especialmente mexicanos. En mi experiencia docente he vislumbrado que el alumno latinoamericano tiende a ser más proteccionista que el europeo y éste más que el estadounidense y eso que en EEUU soplan aires proteccionistas. Los partidarios del libre comercio argumentarán que el proteccionismo no es la solución y que si se quiere movilizar la economía mexicana hay que seguir haciendo reformas sustanciales también en el comercio exterior, entre las que se incluyen más acuerdos comerciales con más países. Y más rebajas arancelarias ya que aunque los aranceles, con respecto a otros países, se han reducido, aún siguen siendo superiores a los niveles de los países desarrollados. Las reducciones adicionales en los aranceles traerían consigo ganancias de consideración, ya que crearían nuevas oportunidades para que las empresas tuvieran acceso a inputs y tecnologías extranjeras absolutamente necesarias para crecer y competir. ¿Favorecerían estas reformas liberales la necesaria inversión nacional y extranjera en México? ¿Hay margen para relajar las restricciones a la inversión extranjera directa? ¿Proteccionismo o libre comercio? ¿Cuáles son los principales retos de México? ¿Cómo se puede combatir mejor la pobreza? [post_title] => Los agricultores mexicanos se enfrentan al Tratado de Libre Comercio [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => closed [post_password] => [post_name] => los_agricultore_1 [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2008-02-09 09:05:34 [post_modified_gmt] => 2008-02-09 08:05:34 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/archives/2008/02/los_agricultore_1.php [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 17 [filter] => raw )
El 1 de enero de 2008 se eliminaron por completo las barreras arancelarias para las importaciones de maíz, frijol, leche y azúcar entre México, Estados Unidos y Canadá lo que ha despertado las protestas de algunos sectores agrícolas mexicanos. Esta apertura es el último paso de lo pactado en el Tratado de Libre Comercio (TLC) vigente desde 1994, culminando así un periodo de transición de catorce años.
Muchos dicen que la supresión de los aranceles sobre productos agrícolas básicos empobrece a los pequeños productores y a miles de campesinos, quienes se han manifestado estos días para hacer constar su oposición a la apertura de fronteras según lo acordado en el TLC. El problema se agrava en un momento en que la las expectativas económicas de México se enfrían. Un artículo publicado por The Economist el 24 de enero titulado Tariffs and Tortillas, afirmaba que se ha hecho poco para preparar a los pequeños campesinos para este nuevo paso. Y que el capital destinado por Procampo (programa gubernamental para el sector) para financiar a dichos campesinos, fue irregularmente gestionado, yendo a parar a manos de los grandes terratenientes en el norte del país. Las ayudas apenas llegaron a las cuatro quintas partes de los campesinos que tienen menos de cinco hectáreas, la mayoría de los cuales subsisten con lo que su parcela les renta que es muy poco y que solo les permite sobrevivir.
Los partidarios del libre comercio piensan que la mayor oportunidad que tiene México, en el mundo global, es el TLC que hace más atractivo para los empresarios nacionales y extranjeros invertir en México. Si no se cumple con el TLC esa ventaja comparativa desaparecería. Los que quieren suprimir el TLC o amenazan con hacerlo es solo para recibir mayores subsidios. Subsidios que muchas veces se quedan en las organizaciones campesinas y nunca llegan ni a sus afiliados, ni son utilizados en proyectos productivos.
Es preciso considerara que después de 14 años de vigencia del TLC entre México, Estados Unidos y Canadá el PIB agrario mexicano creció en promedio anual el doble que en los 10 años previos al TLC y el valor de las exportaciones de las hortalizas, plantas y tubérculos del campo mexicano hacia EEUU y Canadá es superior a la suma de las importaciones de leche, trigo, maíz y azúcar que hace México de esos países.
El lunes tengo clase, con un grupo del mba del Instituto de Empresa, donde vamos a discutir sobre los argumentos a favor y en contra del proteccionismo comercial. Es un grupo donde hay bastantes alumnos latinoamericanos, especialmente mexicanos. En mi experiencia docente he vislumbrado que el alumno latinoamericano tiende a ser más proteccionista que el europeo y éste más que el estadounidense y eso que en EEUU soplan aires proteccionistas. Los partidarios del libre comercio argumentarán que el proteccionismo no es la solución y que si se quiere movilizar la economía mexicana hay que seguir haciendo reformas sustanciales también en el comercio exterior, entre las que se incluyen más acuerdos comerciales con más países. Y más rebajas arancelarias ya que aunque los aranceles, con respecto a otros países, se han reducido, aún siguen siendo superiores a los niveles de los países desarrollados. Las reducciones adicionales en los aranceles traerían consigo ganancias de consideración, ya que crearían nuevas oportunidades para que las empresas tuvieran acceso a inputs y tecnologías extranjeras absolutamente necesarias para crecer y competir.
¿Favorecerían estas reformas liberales la necesaria inversión nacional y extranjera en México? ¿Hay margen para relajar las restricciones a la inversión extranjera directa? ¿Proteccionismo o libre comercio? ¿Cuáles son los principales retos de México? ¿Cómo se puede combatir mejor la pobreza?
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