WP_Post Object ( [ID] => 4290 [post_author] => 115 [post_date] => 2007-10-13 00:45:55 [post_date_gmt] => 2007-10-12 23:45:55 [post_content] => Nos preguntábamos, en este blog de economía (18 de junio) si era cierto que fue un español el primero que intuyó la existencia de la Curva de Laffer. Si recordáis la famosa Curva de Laffer se basa en la hipótesis de que, cuando la presión fiscal es muy alta, la rebaja de impuestos introduce incentivos en la economía, que se traducen en que la gente trabaja más o se pasa de la economía sumergida a la economía legal, con el consiguiente aumento de la inversión, el empleo y el consumo. Como consecuencia el Estado recaudará más, al mismo tiempo que aumenta la renta disponible de los ciudadanos. Después de mucho investigar, buscar y preguntar me encontré con Laureano Figuerola (1816-1903), un catalán que fue ministro de Hacienda en el siglo XIX y que tiene una historia interesantísima y controvertida. Acabo de leer un libro (escrito en castellano y catalán), coordinado por mi amigo y maestro Josep Jané Solà titulado “LAUREÁ FIGUEROLA I LA PESSETA” (Societat Catalana d´Economia, 2003.). En el libro se pone de manifiesto que Figuerola fue famoso, entre otras cosas, por dos hechos históricos: inventó la peseta e introdujo el arancel de 1869. Aquí nos vamos a referir exclusivamente al arancel, otro día escribiré sobre la peseta. El arancel, introducido por Figuerola, suponía una reducción arancelaria y, por tanto, una apertura hacia el exterior de la economía española. El arancel de Figuerola tenía una doble finalidad. 1ª) Por una parte, la reducción de la fiscalidad sobre las importaciones, debía servir para ayudar a modernizar la estructura productiva española; así se rebajaban los aranceles sobre los bienes de equipo y las materias primas (principales importaciones españolas) para que eso permitiera que los empresarios más eficientes modernizasen sus estructuras productivas y, por consiguiente, redujeran sus costes de producción. Además, en el medio plazo, el arancel liberalizador o moderadamente librecambista, debía ser un estímulo para la competencia, porque para Figuerola la competencia era un factor esencial para el crecimiento económico. La competencia obligaba a que los agentes estuvieran vigilantes y atentos y modernizasen continuadamente su estructura productiva. De modo que la reducción arancelaria permitía a través de la modernización de las empresas un estímulo a la competencia lo que significó un aumento en el crecimiento económico. 2ª) Por otra parte el menor arancel servía paradójicamente como elemento para obtener mayores recursos para la Hacienda Pública. Es decir, el mayor crecimiento económico acarreaba una mayor importación y como consecuencia mayores ingresos fiscales. Y es aquí donde aparece la curva de Laffer pero en una época muy anterior a Laffer. Una época en que los aranceles eran una importante fuente de ingresos fiscales. El arancel se puede definir como un impuesto indirecto que grava las importaciones. La recaudación arancelaria será igual al tipo impositivo arancelario multiplicado por las importaciones. Si los aranceles a la importación son muy altos el efecto producido será un encarecimiento de las importaciones y, por tanto, reducción de las importaciones que puede ser superior al efecto recaudatorio del aumento del arancel, con lo que podemos hablar de una situación en la que "la avaricia rompe el saco". La extralimitación en el afán recaudatorio por parte del Gobierno lleva de hecho a que se paralicen las importaciones y con ello los ingresos fiscales. En cambio, aunque parezca paradójico y tal como previó Laureano Figuerola, los ingresos arancelarios suelen ser mayores cuando los aranceles son bajos y las importaciones altas. Figuerola (al igual que otros librecambistas del siglo XIX) tenían una enorme confianza en que los aranceles bajos, al estimular el comercio en general (exportaciones e importaciones), obtenían más crecimiento económico y más ingresos fiscales para la Hacienda Pública que los aranceles elevados. Es mas, tal como hemos señalado más arriba, los aranceles prohibitivos no generaban recaudación, en cambio, los aranceles bajos, aumentaban la recaudación (curva de Laffer). De esta forma Figuerola pudo conseguir, por medio del arancel más bajo, los recursos que la Hacienda Pública necesitaba. Una idea bastante parecida a la de la curva de Laffer. ¿Inventó Figuerola la curva de Laffer? [post_title] => ¿A quién se le ocurrió la curva de Laffer? [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => closed [post_password] => [post_name] => quien_invento_l [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2007-10-13 00:45:55 [post_modified_gmt] => 2007-10-12 23:45:55 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/archives/2007/10/quien_invento_l.php [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 14 [filter] => raw )
Nos preguntábamos, en este blog de economía (18 de junio) si era cierto que fue un español el primero que intuyó la existencia de la Curva de Laffer. Si recordáis la famosa Curva de Laffer se basa en la hipótesis de que, cuando la presión fiscal es muy alta, la rebaja de impuestos introduce incentivos en la economía, que se traducen en que la gente trabaja más o se pasa de la economía sumergida a la economía legal, con el consiguiente aumento de la inversión, el empleo y el consumo. Como consecuencia el Estado recaudará más, al mismo tiempo que aumenta la renta disponible de los ciudadanos.
Después de mucho investigar, buscar y preguntar me encontré con Laureano Figuerola (1816-1903), un catalán que fue ministro de Hacienda en el siglo XIX y que tiene una historia interesantísima y controvertida. Acabo de leer un libro (escrito en castellano y catalán), coordinado por mi amigo y maestro Josep Jané Solà titulado “LAUREÁ FIGUEROLA I LA PESSETA” (Societat Catalana d´Economia, 2003.). En el libro se pone de manifiesto que Figuerola fue famoso, entre otras cosas, por dos hechos históricos: inventó la peseta e introdujo el arancel de 1869. Aquí nos vamos a referir exclusivamente al arancel, otro día escribiré sobre la peseta. El arancel, introducido por Figuerola, suponía una reducción arancelaria y, por tanto, una apertura hacia el exterior de la economía española.
El arancel de Figuerola tenía una doble finalidad. 1ª) Por una parte, la reducción de la fiscalidad sobre las importaciones, debía servir para ayudar a modernizar la estructura productiva española; así se rebajaban los aranceles sobre los bienes de equipo y las materias primas (principales importaciones españolas) para que eso permitiera que los empresarios más eficientes modernizasen sus estructuras productivas y, por consiguiente, redujeran sus costes de producción. Además, en el medio plazo, el arancel liberalizador o moderadamente librecambista, debía ser un estímulo para la competencia, porque para Figuerola la competencia era un factor esencial para el crecimiento económico. La competencia obligaba a que los agentes estuvieran vigilantes y atentos y modernizasen continuadamente su estructura productiva. De modo que la reducción arancelaria permitía a través de la modernización de las empresas un estímulo a la competencia lo que significó un aumento en el crecimiento económico.
2ª) Por otra parte el menor arancel servía paradójicamente como elemento para obtener mayores recursos para la Hacienda Pública. Es decir, el mayor crecimiento económico acarreaba una mayor importación y como consecuencia mayores ingresos fiscales. Y es aquí donde aparece la curva de Laffer pero en una época muy anterior a Laffer. Una época en que los aranceles eran una importante fuente de ingresos fiscales. El arancel se puede definir como un impuesto indirecto que grava las importaciones. La recaudación arancelaria será igual al tipo impositivo arancelario multiplicado por las importaciones. Si los aranceles a la importación son muy altos el efecto producido será un encarecimiento de las importaciones y, por tanto, reducción de las importaciones que puede ser superior al efecto recaudatorio del aumento del arancel, con lo que podemos hablar de una situación en la que «la avaricia rompe el saco». La extralimitación en el afán recaudatorio por parte del Gobierno lleva de hecho a que se paralicen las importaciones y con ello los ingresos fiscales. En cambio, aunque parezca paradójico y tal como previó Laureano Figuerola, los ingresos arancelarios suelen ser mayores cuando los aranceles son bajos y las importaciones altas.
Figuerola (al igual que otros librecambistas del siglo XIX) tenían una enorme confianza en que los aranceles bajos, al estimular el comercio en general (exportaciones e importaciones), obtenían más crecimiento económico y más ingresos fiscales para la Hacienda Pública que los aranceles elevados. Es mas, tal como hemos señalado más arriba, los aranceles prohibitivos no generaban recaudación, en cambio, los aranceles bajos, aumentaban la recaudación (curva de Laffer). De esta forma Figuerola pudo conseguir, por medio del arancel más bajo, los recursos que la Hacienda Pública necesitaba. Una idea bastante parecida a la de la curva de Laffer. ¿Inventó Figuerola la curva de Laffer?
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