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    [post_content] => Una nueva oleada de nacionalismo económico recorre el mundo. Se trata de un fenómeno viejo que está cobrando vida en muchos países, no importa si los gobiernos son de izquierdas o de derechas, si los países son ricos o pobres. En América Latina aparece en forma de populismo, en Europa y en Estados Unidos (EEUU) en forma de proteccionismo agrario y en una especie de patriotismo económico que se manifiesta en impedir la compra de empresas nacionales por empresas de otro país. ¿Qué es el nacionalismo económico? Se puede definir como cualquier intervención por parte del gobierno de un país en las transacciones privadas en beneficio de las empresas del propio país. Se trata de intervenciones discrecionales a veces legales y otras menos legales que buscan proteger a la economía nacional y que discriminan a los residentes (y gobiernos) de otros países.


No hace mucho el Banco de Italia puso serias trabas al BBVA para que pudiera comprar el BNL. El proceso terminó, después de una larga carrera de obstáculos, con la renuncia por parte de la entidad española de su OPA (Oferta Pública de Adquisición) por la entidad italiana. También es ejemplo de patriotismo económico la reacción del Gobierno francés cuando la americana Pepsico quiso hacerse con Danone. El nacionalismo económico se da también en EEUU, que suele acusar a sus socios comerciales de prácticas proteccionistas. Pero, no duda en invocar el interés nacional para protegerse. Así en junio del año 2005, el gobierno americano, impidió que la empresa estatal china National Offshore Oil Corp comprara la californiana Unocal. No veía con buenos ojos que una empresa china controlase una petrolera estadounidense. Lo mismo le ocurrió a Dubai Ports World que tenía contratos para manejar seis de los puertos más importantes de Estados Unidos y tuvo que renunciar a ellos porque el presidente Bush decidió que la empresa árabe no podía gestionar los puertos por razones de seguridad.

El último en apuntarse a esta moda ha sido el Gobierno alemán que estudia la aplicación de medidas para impedir la entrada de ciertas inversiones extranjeras en empresas e industrias clave del país. El partido de la Merkel se está planteando abordar una reforma legal que permita al Estado vetar a ciertos inversores indeseables por razón de interés nacional. La ley alemana permite desde hace tiempo actuaciones similares para productores de armamento. ¿Libre mercado o intervencionismo?



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3
Sep
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No hace mucho el Banco de Italia puso serias trabas al BBVA para que pudiera comprar el BNL. El proceso terminó, después de una larga carrera de obstáculos, con la renuncia por parte de la entidad española de su OPA (Oferta Pública de Adquisición) por la entidad italiana. También es ejemplo de patriotismo económico la reacción del Gobierno francés cuando la americana Pepsico quiso hacerse con Danone. El nacionalismo económico se da también en EEUU, que suele acusar a sus socios comerciales de prácticas proteccionistas. Pero, no duda en invocar el interés nacional para protegerse. Así en junio del año 2005, el gobierno americano, impidió que la empresa estatal china National Offshore Oil Corp comprara la californiana Unocal. No veía con buenos ojos que una empresa china controlase una petrolera estadounidense. Lo mismo le ocurrió a Dubai Ports World que tenía contratos para manejar seis de los puertos más importantes de Estados Unidos y tuvo que renunciar a ellos porque el presidente Bush decidió que la empresa árabe no podía gestionar los puertos por razones de seguridad.

El último en apuntarse a esta moda ha sido el Gobierno alemán que estudia la aplicación de medidas para impedir la entrada de ciertas inversiones extranjeras en empresas e industrias clave del país. El partido de la Merkel se está planteando abordar una reforma legal que permita al Estado vetar a ciertos inversores indeseables por razón de interés nacional. La ley alemana permite desde hace tiempo actuaciones similares para productores de armamento. ¿Libre mercado o intervencionismo?



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No hace mucho el Banco de Italia puso serias trabas al BBVA para que pudiera comprar el BNL. El proceso terminó, después de una larga carrera de obstáculos, con la renuncia por parte de la entidad española de su OPA (Oferta Pública de Adquisición) por la entidad italiana. También es ejemplo de patriotismo económico la reacción del Gobierno francés cuando la americana Pepsico quiso hacerse con Danone. El nacionalismo económico se da también en EEUU, que suele acusar a sus socios comerciales de prácticas proteccionistas. Pero, no duda en invocar el interés nacional para protegerse. Así en junio del año 2005, el gobierno americano, impidió que la empresa estatal china National Offshore Oil Corp comprara la californiana Unocal. No veía con buenos ojos que una empresa china controlase una petrolera estadounidense. Lo mismo le ocurrió a Dubai Ports World que tenía contratos para manejar seis de los puertos más importantes de Estados Unidos y tuvo que renunciar a ellos porque el presidente Bush decidió que la empresa árabe no podía gestionar los puertos por razones de seguridad.

El último en apuntarse a esta moda ha sido el Gobierno alemán que estudia la aplicación de medidas para impedir la entrada de ciertas inversiones extranjeras en empresas e industrias clave del país. El partido de la Merkel se está planteando abordar una reforma legal que permita al Estado vetar a ciertos inversores indeseables por razón de interés nacional. La ley alemana permite desde hace tiempo actuaciones similares para productores de armamento. ¿Libre mercado o intervencionismo?

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