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    [post_content] => Eurostat ha puesto al día recientemente sus estadísticas en materia de empleo y formación en sectores de alta tecnología. El análisis de los datos ofrece una visión con claroscuros en unas materias de una importancia estratégica de primer nivel para nuestro continente, en la medida en que el capital humano constituye uno de los pilares clave para impulsar la economía del conocimiento en Europa.

La Unión Europea, precisamente en esta materia, corre el riesgo de verse superada por un núcleo de países asiáticos de gran dinamismo si no apuesta de manera decidida por el impulso del capital intelectual, en sus variadas dimensiones: I+D+i, nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y capital humano de alta calidad. Precisamente sobre este último aspecto la información que acabamos de conocer apunta a que los esfuerzos deben redoblarse para no quedar atrás en la carrera de la calidad de los trabajadores europeos.


Si atendemos al número de graduados en disciplinas científicas y tecnológicas por cada 1000 jóvenes con edades comprendidas entre 20 y 29 años, la situación en el año 1999 en la UE27 era de 9,3 graduados en dichas materias por cada 1000 jóvenes. En 2005 esta proporción se había elevado hasta 12,9, lo que implica un progreso razonable en tan solo 6 años. Debe observarse, asimismo, un fenómeno relevante, como es la gran disparidad que se produce entre las principales economías europeas en esta materia concreta. Así, mientras que un país como España se ha mantenido ligerísimamente por encima de la media de la UE27 -a excepción del último año, en el que se ha producido una caida significativa en nuestro país-, otros, como Francia y Reino Unido superan con gran amplitud la media europea y se sitúan en 2005 en valores de 22,5 y 18,4, respectivamente. Por el contrario, Alemania e Italia, aunque han realizado avances desde 1999, alcanzan ambos un nivel de 9,7 graduados en disciplinas científicas por cada 1000 jóvenes en el año 2005, claramente por debajo de la media europea.

La favorable evolución mostrada por el indicador de capital humano reflejado no se ve correspondida por la evolución reciente en Europa del empleo en servicios intensivos en conocimiento. Así, cabría esperar, a la luz de los datos de formación, que se hubiese producido una intensificación del empleo de alta cualificación en sectores intensivos en conocimiento respecto al empleo total en la UE. Pero este fenómeno no se ha producido, sino más bien el contrario. De hecho, la tendencia generalizada en la UE es a la reducción del peso que tiene el empleo en servicios intensivos en conocimiento en el empleo total. Así, la media en la UE27 desciente desde un 6,1% a un 5,5% del empleo total entre los años 2000 y 2006. El empleo en los sectores menos intensivos en tecnología ha crecido más en la UE que en los sectores más punteros, lo que está detrás de esta reducción.

La evolución en la UE del empleo en los sectores mencionados refleja un patrón común observado en los países de mayor peso. El porcentaje del empleo en servicios intensivos en conocimiento se redujo, entre 2000 y 2006 en 0,56 puntos en la UE27. Los principales países de la Unión han experimentado, a su vez, reducciones que oscilan entre los 1,24 puntos en el Reino Unido y los 0,34 en Alemania. Italia, España y Francia sufrieron caídas intermedias, cifradas en 0,43, 0,65 y 0,68 puntos, respectivamente. Si se recuerdan los principios inspiradores de la Estrategia de Lisboa, que allá por el año 2000 planteaba un camino para que Europa se convirtiese en la zona más competitiva del mundo a través del estímulo de la economía del conocimiento, no se puede sino mostrar preocupación por el hecho de que los sectores más intensivos en conocimiento pierdan peso relativo, en términos de empleo, de manera generalizada en el conjunto de la economía europea.


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24
Sep

Europa y el empleo de alta cualificación

Escrito el 24 septiembre 2007 por Valentín Bote en Economía Mundial

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La Unión Europea, precisamente en esta materia, corre el riesgo de verse superada por un núcleo de países asiáticos de gran dinamismo si no apuesta de manera decidida por el impulso del capital intelectual, en sus variadas dimensiones: I+D+i, nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y capital humano de alta calidad. Precisamente sobre este último aspecto la información que acabamos de conocer apunta a que los esfuerzos deben redoblarse para no quedar atrás en la carrera de la calidad de los trabajadores europeos.


Si atendemos al número de graduados en disciplinas científicas y tecnológicas por cada 1000 jóvenes con edades comprendidas entre 20 y 29 años, la situación en el año 1999 en la UE27 era de 9,3 graduados en dichas materias por cada 1000 jóvenes. En 2005 esta proporción se había elevado hasta 12,9, lo que implica un progreso razonable en tan solo 6 años. Debe observarse, asimismo, un fenómeno relevante, como es la gran disparidad que se produce entre las principales economías europeas en esta materia concreta. Así, mientras que un país como España se ha mantenido ligerísimamente por encima de la media de la UE27 -a excepción del último año, en el que se ha producido una caida significativa en nuestro país-, otros, como Francia y Reino Unido superan con gran amplitud la media europea y se sitúan en 2005 en valores de 22,5 y 18,4, respectivamente. Por el contrario, Alemania e Italia, aunque han realizado avances desde 1999, alcanzan ambos un nivel de 9,7 graduados en disciplinas científicas por cada 1000 jóvenes en el año 2005, claramente por debajo de la media europea.

La favorable evolución mostrada por el indicador de capital humano reflejado no se ve correspondida por la evolución reciente en Europa del empleo en servicios intensivos en conocimiento. Así, cabría esperar, a la luz de los datos de formación, que se hubiese producido una intensificación del empleo de alta cualificación en sectores intensivos en conocimiento respecto al empleo total en la UE. Pero este fenómeno no se ha producido, sino más bien el contrario. De hecho, la tendencia generalizada en la UE es a la reducción del peso que tiene el empleo en servicios intensivos en conocimiento en el empleo total. Así, la media en la UE27 desciente desde un 6,1% a un 5,5% del empleo total entre los años 2000 y 2006. El empleo en los sectores menos intensivos en tecnología ha crecido más en la UE que en los sectores más punteros, lo que está detrás de esta reducción.

La evolución en la UE del empleo en los sectores mencionados refleja un patrón común observado en los países de mayor peso. El porcentaje del empleo en servicios intensivos en conocimiento se redujo, entre 2000 y 2006 en 0,56 puntos en la UE27. Los principales países de la Unión han experimentado, a su vez, reducciones que oscilan entre los 1,24 puntos en el Reino Unido y los 0,34 en Alemania. Italia, España y Francia sufrieron caídas intermedias, cifradas en 0,43, 0,65 y 0,68 puntos, respectivamente. Si se recuerdan los principios inspiradores de la Estrategia de Lisboa, que allá por el año 2000 planteaba un camino para que Europa se convirtiese en la zona más competitiva del mundo a través del estímulo de la economía del conocimiento, no se puede sino mostrar preocupación por el hecho de que los sectores más intensivos en conocimiento pierdan peso relativo, en términos de empleo, de manera generalizada en el conjunto de la economía europea.


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La Unión Europea, precisamente en esta materia, corre el riesgo de verse superada por un núcleo de países asiáticos de gran dinamismo si no apuesta de manera decidida por el impulso del capital intelectual, en sus variadas dimensiones: I+D+i, nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y capital humano de alta calidad. Precisamente sobre este último aspecto la información que acabamos de conocer apunta a que los esfuerzos deben redoblarse para no quedar atrás en la carrera de la calidad de los trabajadores europeos.


Si atendemos al número de graduados en disciplinas científicas y tecnológicas por cada 1000 jóvenes con edades comprendidas entre 20 y 29 años, la situación en el año 1999 en la UE27 era de 9,3 graduados en dichas materias por cada 1000 jóvenes. En 2005 esta proporción se había elevado hasta 12,9, lo que implica un progreso razonable en tan solo 6 años. Debe observarse, asimismo, un fenómeno relevante, como es la gran disparidad que se produce entre las principales economías europeas en esta materia concreta. Así, mientras que un país como España se ha mantenido ligerísimamente por encima de la media de la UE27 -a excepción del último año, en el que se ha producido una caida significativa en nuestro país-, otros, como Francia y Reino Unido superan con gran amplitud la media europea y se sitúan en 2005 en valores de 22,5 y 18,4, respectivamente. Por el contrario, Alemania e Italia, aunque han realizado avances desde 1999, alcanzan ambos un nivel de 9,7 graduados en disciplinas científicas por cada 1000 jóvenes en el año 2005, claramente por debajo de la media europea.

La favorable evolución mostrada por el indicador de capital humano reflejado no se ve correspondida por la evolución reciente en Europa del empleo en servicios intensivos en conocimiento. Así, cabría esperar, a la luz de los datos de formación, que se hubiese producido una intensificación del empleo de alta cualificación en sectores intensivos en conocimiento respecto al empleo total en la UE. Pero este fenómeno no se ha producido, sino más bien el contrario. De hecho, la tendencia generalizada en la UE es a la reducción del peso que tiene el empleo en servicios intensivos en conocimiento en el empleo total. Así, la media en la UE27 desciente desde un 6,1% a un 5,5% del empleo total entre los años 2000 y 2006. El empleo en los sectores menos intensivos en tecnología ha crecido más en la UE que en los sectores más punteros, lo que está detrás de esta reducción.

La evolución en la UE del empleo en los sectores mencionados refleja un patrón común observado en los países de mayor peso. El porcentaje del empleo en servicios intensivos en conocimiento se redujo, entre 2000 y 2006 en 0,56 puntos en la UE27. Los principales países de la Unión han experimentado, a su vez, reducciones que oscilan entre los 1,24 puntos en el Reino Unido y los 0,34 en Alemania. Italia, España y Francia sufrieron caídas intermedias, cifradas en 0,43, 0,65 y 0,68 puntos, respectivamente. Si se recuerdan los principios inspiradores de la Estrategia de Lisboa, que allá por el año 2000 planteaba un camino para que Europa se convirtiese en la zona más competitiva del mundo a través del estímulo de la economía del conocimiento, no se puede sino mostrar preocupación por el hecho de que los sectores más intensivos en conocimiento pierdan peso relativo, en términos de empleo, de manera generalizada en el conjunto de la economía europea.

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