Hace pocos días, se ha anunciado el cierre de la adquisición de la cementera australiana Rinker, por su homóloga mexicana Cemex. Con esta compra, que ha supuesto un desembolso superior a los 14.000 millones de dólares, Cemex se convierte en la mayor compañía de materiales de construcción del mundo, con unas ventas superiores a los 23.000 millones de dólares anuales.
La adquisición, que podría ser una más de las que casi a diario se producen al calor de la globalización y de la alta liquidez existente en los mercados de capitales, presenta una característica diferenciadora. Una compañía latinoamericana, compra una empresa australiana con fuerte presencia en Estados Unidos y se convierte en líder mundial de su sector. Hasta ahora, lo habitual era que fuesen multinacionales americanas, europeas o japonesas las que adquiriesen empresas latinoamericanas.
En cambio, hoy en día, empieza a ser frecuente encontrar compañías privadas mexicanas, brasileñas, chilenas, argentinas o colombianas expandiéndose por los países vecinos y compitiendo con las empresas locales o con las transnacionales allí instaladas. Estas empresas -conocidas como translatinas-, no sólo están presentes en el tradicional ámbito de los recursos naturales y energéticos, sino que operan en la industria o en servicios como las telecomunicaciones, la distribución o la restauración. Aunque América Móvil pueda ser el mejor ejemplo, afortunadamente no es el único, puesto que cada vez son más las empresas conscientes de la necesidad de ganar tamaño para poder competir en unos mercados cada día más globales.
Pero además de campeones regionales, algunas translatinas pretenden ser campeones mundiales, compitiendo de “tú a tú” con los gigantes de su sector. Cemex o las brasileñas CVRD y Embraer, ilustran perfectamente esta tendencia: no se conforman con ser líderes regionales, sino que buscan crecer en el exigente mercado norteamericano, dados los fuertes lazos económicos existentes con el vecino del norte, en Europa e incluso en Asia, donde algunas translatinas están descubriendo su particular el dorado.
Cada vez son más las empresas de América Latina que se internacionalizan y que empiezan a perder el miedo a estar presentes en los países más desarrollados del mundo. ¿Qué es lo que está provocando este cambio de mentalidad? ¿Por qué no se había producido hasta ahora? ¿Veremos en los próximos años a más translatinas convertirse en gigantes mundiales?
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