En relación con el post de ayer «La economía de Brasil despega» Angélica Velasco, mba por el IE y una asidua comentarista de este blog de economía, me envía el siguiente post, que como verás no tiene desperdicio:
“El crecimiento sostenido de la economía brasileña es un caso de éxito de aplicación de políticas de apertura de mercado con un estricto control de los precios. Sin embargo, Brasil se halla gravemente lastrado por la rigidez de su legislación y las desigualdades existentes entre sus ciudadanos. Las futuras reformas del país deberían de encaminarse hacia la reducción de ambos factores. Para lograrlo, la educación debería de convertirse en prioritaria, así como el acceso a la sanidad. No obstante, Brasil cuenta ya con un gasto público excesivo y una elevadísima presión fiscal. Sin embargo, los grandes privilegios de los funcionarios, el sistema de pensiones, las subvenciones a las familias o a las regiones más desfavorecidas hacen difícil imaginar una disminución de la presión fiscal que permita acrecentar la inversión privada y extranjera.
Si el problema es reducir el gasto público, se podría proponer una reducción progresiva de los privilegios de los funcionarios y del aparato administrativo sobredimensionado, amén de una renegociación de la deuda pública que pasaría de ser a corto plazo y con intereses altos a una deuda más a largo plazo con intereses más bajos. Estas medidas podrían producir el ahorro necesario para sufragar los gastos del país permitiendo una reducción fiscal que atrajera a los inversores y al mismo tiempo mantener las ayudas a las familias que, poco a poco, van cerrando la brecha social existente.
Hace falta además un mejor sistema educativo. Puede que salvar la selva Amazónica y sus materias primas a base de libros de texto suene contradictorio, pero la igualdad real de oportunidades es básica para la prosperidad y el desarrollo de cualquier economía. Brasil está en el buen camino, pero le queda mucho por recorrer».
Estoy de acuerdo con Angélica ¿Y tú como lo ves?
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