Apenas dos semanas después de la Cumbre Energética de Isla Margarita, este fin de semana se celebró en la localidad venezolana de Barquisimeto la cumbre de la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), con Chávez nuevamente como anfitrión. Además de la verborrea y de los insultos a los que nos tiene acostumbrados, el comandante venezolano anunció su intención de garantizar la totalidad del suministro energético de sus socios. Nicaragua, Cuba, Bolivia y Haití, que no forma parte del ALBA, pero que también se beneficiará del acuerdo, así como otros pequeños territorios del Caribe, verán además financiada el 50% de su factura petrolera, constituyéndose con parte de ese importe un fondo que invertirá en proyectos sociales y económicos en su territorio.
La oferta no puede ser más tentadora y no es de extrañar que haya sido recibida con entusiasmo por parte de sus destinatarios. Con esta suerte de petropopulismo, Chávez pretende sumar voluntades y dar contenido a su particular modelo de integración regional, fundado a finales de 2004 por Venezuela y Cuba como respuesta al ALCA promovido por Washington, y al que posteriormente se han incorporado Bolivia y Nicaragua.
Tras la cumbre y coincidiendo con las celebraciones del primero de mayo, Chávez anunció que Venezuela se retira del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, una vez saldada hace pocas semanas la deuda que mantenía con ambos organismos. Como alternativa plantea la creación, junto a Argentina, del denominado Banco del Sur, una institución financiera que se encargaría de proveer crédito a los países que la integraran.
Como en tantos otros aspectos, en materia de integración regional es difícil entender el rumbo que ha tomado Venezuela. Hace aproximadamente un año, abandonó la Comunidad Andina de Naciones (CAN), para incorporarse a MERCOSUR. En la cumbre de Isla Margarita apadrinó la refundación de la Unión Suramericana de Naciones, al tiempo que pretende extender el ALBA a países como Ecuador o Haití. Por otra parte, desde hace tiempo viene amenazando con abandonar la Organización de Estados Americanos (OEA), por considerarla subordinada a los intereses de Washington.
También ayer mismo, Chávez avanzaba en su proyecto de construcción del socialismo del siglo XXI, escenificando la toma de control de la Faja del Orinoco. Se trata de un territorio rico en crudos extrapesados que podría albergar una de las mayores reservas petrolíferas mundiales, y en el que las multinacionales ya presentes, para poder seguir operando, han tenido que constituir sociedades mixtas en las que la estatal PDVSA es mayoritaria.
Con la agenda de la Casa Blanca totalmente volcada en Oriente Medio, Chávez pretende llenar el vacío dejado por Washington en la región, liderando un nuevo escenario político, económico y energético mediante instituciones multilaterales de nuevo cuño subordinadas a sus intereses. Para financiar su política, cuenta con los ingentes ingresos que obtiene por sus ventas de crudo. “Es fácil ser populista con la chequera llena”, sintetizaba el ex presidente chileno Lagos, al ser preguntado al respecto. Pero, ¿qué pensáis vosotros del petropopulismo? ¿Hace bien Chávez financiando las compras energéticas de sus aliados ideológicos? ¿Es necesario crear instituciones nuevas en América Latina?
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