WP_Post Object ( [ID] => 4136 [post_author] => 13668 [post_date] => 2007-04-30 11:10:34 [post_date_gmt] => 2007-04-30 10:10:34 [post_content] => La semana pasada, Eurostat hizo públicos los resultados correspondientes a la evolución de las cuentas públicas europeas durante 2006. En el conjunto de la Unión, el déficit público se situó en el 1,7%, cifra que se reduce una décima si lo circunscribimos a la llamada UE-15. El dato es bueno, porque supone el cuarto año consecutivo de mejoría y porque refleja el incipiente proceso de recuperación en el que parece inmersa la economía europea. De los países que había antes de la ampliación de mayo de 2004, sólo Portugal e Italia siguen incumpliendo el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), el corsé presupuestario que obliga a los países de la eurozona a mantener su déficit público por debajo del 3% de su PIB. En el año 2000, tras un lustro de fuerte crecimiento y tras el esfuerzo que tuvieron que hacer para sanear sus cuentas los candidatos al euro, la situación fiscal de la mayor parte de los países europeos era, en general, buena. Pero el estancamiento en el que entró la economía europea en 2001, tiñó de rojo las cuentas públicas, al disminuir los ingresos tributarios y aumentar los gastos públicos. Varios países (Francia, Alemania, Italia, Portugal, Grecia, Holanda…) tuvieron problemas para cumplir con el PEC. Ante el propio incumplimiento de la norma que impuso al resto de los candidatos al euro, Alemania, con el concurso de Francia, consiguió en un alarde de incoherencia, reformar el Pacto en 2004, recortando de forma notable sus efectos sancionadores. Por fin, en 2006 la situación fiscal ha mejorado notablemente gracias a que la economía de los 15 creció en un 2,8%, con el consiguiente aumento de la recaudación tributaria. Incluso Alemania y Francia, que llevaban cuatro años consecutivos incumpliendo el PEC, han conseguido situarse dentro de sus límites. También Estados Unidos y Japón han mejorado sus cuentas públicas, muy deterioradas por el conflicto de Irak en el caso norteamericano y por la política de gasto altamente expansiva que viene aplicando el gobierno nipón para superar el estancamiento en el que se haya sumida su economía desde hace más de una década. Por su parte, España, como ya decíamos hace unas semanas en este mismo blog de economía, obtuvo un superávit record del 1,8%, gracias a nuestras altas tasas de crecimiento y a la apuesta de nuestras autoridades por la estabilidad presupuestaria. Las previsiones que manejan los dirigentes económicos europeos fijan el retorno a la estabilidad presupuestaria de la Unión en 2010. Mucho me temo que, de conseguirse, será en su mayor parte debido a la mejora de la coyuntura económica, y en menor medida a las reformas en el estado del bienestar que tanto necesitan las envejecidas economías europeas, y a las que me refería en una reciente entrada sobre las elecciones francesas. [post_title] => La Unión Europea mejora su déficit público [post_excerpt] => [post_status] => publish [comment_status] => open [ping_status] => closed [post_password] => [post_name] => la_union_europe [to_ping] => [pinged] => [post_modified] => 2023-12-13 13:55:06 [post_modified_gmt] => 2023-12-13 12:55:06 [post_content_filtered] => [post_parent] => 0 [guid] => https://economy.blogs.ie.edu/archives/2007/04/la_union_europe.php [menu_order] => 0 [post_type] => post [post_mime_type] => [comment_count] => 0 [filter] => raw )
La semana pasada, Eurostat hizo públicos los resultados correspondientes a la evolución de las cuentas públicas europeas durante 2006. En el conjunto de la Unión, el déficit público se situó en el 1,7%, cifra que se reduce una décima si lo circunscribimos a la llamada UE-15. El dato es bueno, porque supone el cuarto año consecutivo de mejoría y porque refleja el incipiente proceso de recuperación en el que parece inmersa la economía europea. De los países que había antes de la ampliación de mayo de 2004, sólo Portugal e Italia siguen incumpliendo el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), el corsé presupuestario que obliga a los países de la eurozona a mantener su déficit público por debajo del 3% de su PIB.
En el año 2000, tras un lustro de fuerte crecimiento y tras el esfuerzo que tuvieron que hacer para sanear sus cuentas los candidatos al euro, la situación fiscal de la mayor parte de los países europeos era, en general, buena. Pero el estancamiento en el que entró la economía europea en 2001, tiñó de rojo las cuentas públicas, al disminuir los ingresos tributarios y aumentar los gastos públicos. Varios países (Francia, Alemania, Italia, Portugal, Grecia, Holanda…) tuvieron problemas para cumplir con el PEC. Ante el propio incumplimiento de la norma que impuso al resto de los candidatos al euro, Alemania, con el concurso de Francia, consiguió en un alarde de incoherencia, reformar el Pacto en 2004, recortando de forma notable sus efectos sancionadores.
Por fin, en 2006 la situación fiscal ha mejorado notablemente gracias a que la economía de los 15 creció en un 2,8%, con el consiguiente aumento de la recaudación tributaria. Incluso Alemania y Francia, que llevaban cuatro años consecutivos incumpliendo el PEC, han conseguido situarse dentro de sus límites. También Estados Unidos y Japón han mejorado sus cuentas públicas, muy deterioradas por el conflicto de Irak en el caso norteamericano y por la política de gasto altamente expansiva que viene aplicando el gobierno nipón para superar el estancamiento en el que se haya sumida su economía desde hace más de una década. Por su parte, España, como ya decíamos hace unas semanas en este mismo blog de economía, obtuvo un superávit record del 1,8%, gracias a nuestras altas tasas de crecimiento y a la apuesta de nuestras autoridades por la estabilidad presupuestaria.
Las previsiones que manejan los dirigentes económicos europeos fijan el retorno a la estabilidad presupuestaria de la Unión en 2010. Mucho me temo que, de conseguirse, será en su mayor parte debido a la mejora de la coyuntura económica, y en menor medida a las reformas en el estado del bienestar que tanto necesitan las envejecidas economías europeas, y a las que me refería en una reciente entrada sobre las elecciones francesas.
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