Con frecuencia relatamos en este blog de economía que pasa en la economía de Finlandia , Suecia y Dinamarca. También del modelo nórdico. Sin embargo, nunca hemos hablado de Noruega. Se trata de un caso muy sorprendente de cómo un estado del bienestar increíblemente generoso se puede financiar con los enormes ingresos de las exportaciones de gas y petróleo. Hagamos un poco de historia: La economía noruega fue a mejor, a partir de 1981, cuando el partido laborista perdió las elecciones. Le sustituyó una coalición de partidos de centro-derecha que aplicó políticas económicas orientadas al mercado. Se liberalizaron los mercados financieros, abolieron los monopolios estatales y se introdujeron hospitales privados. Cuando un partido laborista más moderado y más promercado (que el que perdió las elecciones en 1981), llegó al poder, a comienzo de la década de los años 90, decidió no cambiar estas políticas y el país siguió progresando rápidamente. La coalición de centro-derecha volvió al poder en 2001 y dio otra vuelta de tuerca liberalizadora, introduciendo competencia entre escuelas privadas y públicas. Noruega alcanzó en 2005 la renta per cápita más alta del mundo (60.000 dólares). La segunda del mundo, después de EEUU, si se mide a paridad de poder de compra.
Sin embargo, en 2005, perdió el centro-derecha y ganó las elecciones una coalición socialista que prometió “menos mercado y más estado”. Asombroso. En este blog de economía nos preguntamos ¿Es esto sensato? Es decir, se puede decir en el siglo XXI “menos mercado y más estado”. Lo sensato y productivo no es tener un Estado fuerte, como proponen los socialistas noruegos, sino un aparato productivo competitivo que alimente a un Estado eficiente. Y también una sociedad civil fuerte que controle, vigile y audite al Gobierno. Lo sensato es un Estado que reciba impuestos de un inmenso parque empresarial y no un Estado tercamente empeñado en desarrollar actividades que puede realizar el sector privado. ¿Cómo una nación puede utilizar provechosamente una lluvia de recursos procedentes de la exportación de las materias primas? La respuesta es: invirtiendo en todo aquello que propicie la creación de empresas sanas capaces de sobrevivir y prosperar sin subvenciones. La única riqueza duradera en cualquier sociedad es la que deriva del trabajo. Invertir en educación es siempre acertado. Cuanta más educación más riqueza podrán crear las personas con su trabajo. No se que te parece.
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