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Mar

En una reciente entrada en este blog Principios de Economía de Gregory Mankiw (4 de marzo de 2007) Javier Tomás (un incondicional de este blog) decía en un post que le asaltaba la siguiente duda; ¿defienden únicamente los maltusianos y los natalistas concepciones económicas? Desgraciadamente para contestar a Javier necesito primero distinguir entre 2 aspectos diferenciados de la economía la economía positiva y la economía normativa:

La economía positiva se refiere a hechos y a la interrelación entre variables que reflejan hechos como la tasa del paro, el nivel de inflación, la cuantía del déficit público, etc. Estudia, por ejemplo cómo afecta el aumento de los precios en la tasa de desempleo, o el aumento de los impuestos en el consumo, o la disminución del gasto público en el crecimiento económico. Se trata de relaciones complejas que afectan a muchas variables económicas y que exige la utilización de modelos para encontrar respuestas. La economía positiva se mueve en el ámbito del “ser”.


La economía normativa se ocupa de aspectos económicos relacionados con la ética y los juicios de valor. ¿Qué nivel de paro debe tolerarse? ¿Cual debe ser el tipo impositivo máximo que debe aplicarse a los ciudadanos de ingresos elevados para que redistribuyan su renta con los menos privilegiados? ¿Cuál debe ser el porcentaje de gastos de Defensa sobre el PIB? Son cuestiones políticas que admiten diferentes respuestas dependiendo de la ideología de cada uno. No hay, por tanto, respuestas correctas o falsas, sino juicios o valores morales de lo que cada uno piensa que deben ser las cosas. Es el ámbito del “deber ser”.

Muchos economistas piensan que las ciencias sociales, y en concreto la economía, mantienen una neutralidad valorativa. Es decir, la economía exige atenerse únicamente a los hechos. Hechos que en ningún momento se deben falsificar porque sean molestos o contrarios a las convicciones propias. Este modo de proceder es muy ético ya que defiende que las cosas no dejan de ser como son porque las disfracemos. En esto consiste fundamentalmente la ética de la investigación científica. Sin embargo, como resulta muy difícil eliminar la carga ideológica de las proposiciones económicas (maltusianos frente a natalistas, por ejemplo), el carácter científico de la economía y en general de las ciencias sociales exige aceptar que tenemos “juicios de valor”. ¿Cómo influyen los juicios de valor en la economía? intervienen en la elección del asunto a investigar, en la selección de las hipótesis y de los criterios (que sirven para analizar la validez de los descubrimientos) y en el propio desarrollo de la investigación. Los juicios de valor influyen en la elección de los datos, de las fuentes y de los criterios utilizados para especificar el nivel de significación estadística.

Hay un apartado en el capítulo 2 de Principios de Economía de Gregory Mankiw titulado “Por qué discrepan los economistas” (página 23) donde se señala que los desacuerdos entre economistas afectan no solo a hechos que se resuelven mediante evidencias objetivas, sino también a la rivalidad entre valores morales, es decir, ideologías. Guste o no es preciso admitir que en economía “lo que son las cosas” (ciencia positiva) están poderosamente influidas por “lo que uno cree que deben ser las cosas” (ciencia normativa).

¿Es posible separar en economía lo positivo (lo que las cosas son) de lo normativo (lo que las cosas deben ser)?, ¿Se puede evitar la influencia de los juicios de valor en la investigación económica? ¿Se puede separar la doble vertiente positivo-normativa de la economía? ¿Puede un economista optar entre una postura que se mueva más en el terreno de lo positivo (de enunciado y elaboración de leyes científicas, sin recomendaciones políticas), o bien, por acercarse más al terreno normativo de sugerencias políticas a partir de selección la de objetivos y de los instrumentos para lograrlos?.

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